01 Noviembre 2015
TENSIÓN. La Policía valló la comisaría para evitar que los manifestantes avancen sobre el edificio; dentro de la dependencia había un grupo de Infantería. la gaceta / foto de antonio ferroni
“Los queremos ver en la calle trabajando igual que nosotros”. Ese fue uno de los pedidos que le hizo anoche a la Policía un grupo de vecinos de distintos barrios de Alderetes, que se manifestaron frente a la comisaría de ese municipio para exigir seguridad.
Fue un diálogo tenso. El asesinato del comerciante José Díaz, de 63 años, asesinado el jueves de un disparo en la cara, había caldeado el ánimo de los manifestantes. Los familiares de la víctima también estuvieron presentes en la marcha de protesta, pero dijeron a LA GACETA que preferían hacer declaraciones. Uno de ellos se limitó a decir: “no quiero hablar porque estoy muy caliente. ¿Qué voy a decir? Si lo mataron como a un perro”.
La comisaría estaba vallada. Dentro de la dependencia había una unidad de Infantería que, provista de cascos y escudos, estaba presta para actuar en caso de que la manifestación se desmadrara. Pero su intervención -a pesar de algunos insultos y cánticos contra el accionar de los uniformados- no fue necesaria.
Luego de escuchar los reclamos de los vecinos (sostuvieron que en Alderetes no hay patrullajes, que las cámaras de seguridad no funcionan y que no hay prevención del delito), el comisario principal Héctor Vera pudo transmitirles el mensaje que le habían encomendado desde el Ministerio de Seguridad. “Les pedimos que armen una comisión para que sean recibidos el martes a las 8.30, en la Casa de Gobierno, por autoridades del Ministerio”, detalló el oficial.
La espera de dos dos días hasta obtener una respuesta, al principio, no fue del agrado de los manifestantes; pero luego de dialogar entre ellos accedieron a a la propuesta del Gobierno. Con posterioridad, un grupo de ellos ingresó al despacho del comisario Gustavo Sbrocco, jefe de la dependencia quien, al ser consultado por este diario, prefirió no hacer declaraciones. En ese encuentro se acordaron los detalles de la audiencia en la sede del Poder Ejecutivo, que en principio será conducida por el funcionario José Farhat, representante del Consejo de Seguridad Barrial.
En ese diálogo más calmado, los manifestantes pusieron sobre la mesa otro reclamo. Según dijeron, cuando ellos llaman a la comisaría les contestan que deben comunicarse con la Patrulla Motorizada. Y viceversa. En palabras de los vecinos, “los policías se tiran la pelotita”. Al término de esa reunión, un oficial redactó un acta que fue firmada por los manifestantes. Quedó asentado que se les informó sobre el encuentro en Casa de Gobierno.
Testimonios
Díaz fue asesinado en Alberdi al 400 del barrio El Corte. José Vega, concejal electo por el oficialismo en Alderetes, vive en ese barrio y participó de la reunión con los comisarios y los vecinos.
“La seguridad es un compromiso de todos. Acá no tiene que haber partidos políticos, debemos trabajar en unidad para que esto tenga una solución. En Alderetes, el centro de monitoreo nunca funcionó. Hay 11 cámaras, pero ninguna funciona. Estas cosas van sumando hasta que todo explota; como ahora. Es la asunción del gobernador (Juan) Manzur y del vicegobernador (Osvaldo) Jaldo tuve la posibilidad de saludarlos brevemente y pedirles soluciones por (el crimen de) Díaz”, precisó.
Según los alderetenses, la inseguridad no cedió luego del asesinato del comerciante, ultimado por un asaltante que huyó junto con sus dos cómplices. “Mi hija, María Torres, estaba hoy a las 18 (por ayer) esperando el colectivo y le apuntaron con una pistola para robarle la cartera”, dijo Margarita Zelarayán.
Franco Gómez, señaló: “hace un rato tuve que traer a mi vecina a la comisaría porque la asaltaron y la golpearon en San Martín al 700”. Mariana Acosta atestiguó que el pasado 15 de octubre dos asaltantes en moto la atacaron a ella y a su hijo de tres años. “Me tironearon y me hicieron caer y golpear a mi hijo: tuve que internarlo en el Hospital de Niños”, remarcó.
La bioquímica Liliana Robles, que trabaja en la policlínica de Alderetes, también estuvo en la manifestación y dijo, hace dos semanas, le robaron la cartera cuando esperaba el colectivo.
Los testimonios de los manifestantes versaban sobre casos similares en los que fueron víctimas de robos violentos que, al parecer, no pueden detenerse.
Fue un diálogo tenso. El asesinato del comerciante José Díaz, de 63 años, asesinado el jueves de un disparo en la cara, había caldeado el ánimo de los manifestantes. Los familiares de la víctima también estuvieron presentes en la marcha de protesta, pero dijeron a LA GACETA que preferían hacer declaraciones. Uno de ellos se limitó a decir: “no quiero hablar porque estoy muy caliente. ¿Qué voy a decir? Si lo mataron como a un perro”.
La comisaría estaba vallada. Dentro de la dependencia había una unidad de Infantería que, provista de cascos y escudos, estaba presta para actuar en caso de que la manifestación se desmadrara. Pero su intervención -a pesar de algunos insultos y cánticos contra el accionar de los uniformados- no fue necesaria.
Luego de escuchar los reclamos de los vecinos (sostuvieron que en Alderetes no hay patrullajes, que las cámaras de seguridad no funcionan y que no hay prevención del delito), el comisario principal Héctor Vera pudo transmitirles el mensaje que le habían encomendado desde el Ministerio de Seguridad. “Les pedimos que armen una comisión para que sean recibidos el martes a las 8.30, en la Casa de Gobierno, por autoridades del Ministerio”, detalló el oficial.
La espera de dos dos días hasta obtener una respuesta, al principio, no fue del agrado de los manifestantes; pero luego de dialogar entre ellos accedieron a a la propuesta del Gobierno. Con posterioridad, un grupo de ellos ingresó al despacho del comisario Gustavo Sbrocco, jefe de la dependencia quien, al ser consultado por este diario, prefirió no hacer declaraciones. En ese encuentro se acordaron los detalles de la audiencia en la sede del Poder Ejecutivo, que en principio será conducida por el funcionario José Farhat, representante del Consejo de Seguridad Barrial.
En ese diálogo más calmado, los manifestantes pusieron sobre la mesa otro reclamo. Según dijeron, cuando ellos llaman a la comisaría les contestan que deben comunicarse con la Patrulla Motorizada. Y viceversa. En palabras de los vecinos, “los policías se tiran la pelotita”. Al término de esa reunión, un oficial redactó un acta que fue firmada por los manifestantes. Quedó asentado que se les informó sobre el encuentro en Casa de Gobierno.
Testimonios
Díaz fue asesinado en Alberdi al 400 del barrio El Corte. José Vega, concejal electo por el oficialismo en Alderetes, vive en ese barrio y participó de la reunión con los comisarios y los vecinos.
“La seguridad es un compromiso de todos. Acá no tiene que haber partidos políticos, debemos trabajar en unidad para que esto tenga una solución. En Alderetes, el centro de monitoreo nunca funcionó. Hay 11 cámaras, pero ninguna funciona. Estas cosas van sumando hasta que todo explota; como ahora. Es la asunción del gobernador (Juan) Manzur y del vicegobernador (Osvaldo) Jaldo tuve la posibilidad de saludarlos brevemente y pedirles soluciones por (el crimen de) Díaz”, precisó.
Según los alderetenses, la inseguridad no cedió luego del asesinato del comerciante, ultimado por un asaltante que huyó junto con sus dos cómplices. “Mi hija, María Torres, estaba hoy a las 18 (por ayer) esperando el colectivo y le apuntaron con una pistola para robarle la cartera”, dijo Margarita Zelarayán.
Franco Gómez, señaló: “hace un rato tuve que traer a mi vecina a la comisaría porque la asaltaron y la golpearon en San Martín al 700”. Mariana Acosta atestiguó que el pasado 15 de octubre dos asaltantes en moto la atacaron a ella y a su hijo de tres años. “Me tironearon y me hicieron caer y golpear a mi hijo: tuve que internarlo en el Hospital de Niños”, remarcó.
La bioquímica Liliana Robles, que trabaja en la policlínica de Alderetes, también estuvo en la manifestación y dijo, hace dos semanas, le robaron la cartera cuando esperaba el colectivo.
Los testimonios de los manifestantes versaban sobre casos similares en los que fueron víctimas de robos violentos que, al parecer, no pueden detenerse.
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