“Estoy en desacuerdo con esos músicos que, por ser antisistema, no dan notas”

“Estoy en desacuerdo con esos músicos que, por ser antisistema, no dan notas”

Es uno de los fundadores (junto a sus hermanos Julio y Federico, Kike Mugetti y Mario Serra) de Virus, una de las bandas más rupturistas, tanto en lo musical como en las letrísticas, desde los 80 hasta acá. En esta entrevista habló del papel del artista y su relación con la política y los medios de comunicación, la historia detrás de su libro, su hermano asesinado por la dictadura militar y el poder formativo de la lectura

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01 Noviembre 2015

Por Hernán Carbonel - Para LA GACETA - Salto (Buenos Aires)

- En el libro se te adivina como un hombre sencillo, no ganado por la fama y el reconocimiento público. ¿Tiene que ver con venir de un “pueblo grande” como La Plata, donde la sociabilización es más sencilla?

- Eso creo que tiene que ver más con mi familia, con mi educación, con mi forma de ser y con cómo me tomo mi laburo. Es un laburo que tiene mucha exposición, y por ahí mucha gente se coloca en una postura como si uno estuviera un escalón más arriba. Y la verdad es que estamos todos en el mismo escalón. Yo voy a comer a bares de taxistas, me gusta que me digan “buen provecho”, es parte de mi personalidad. Creo que tiene que ver con cómo fuimos educados.

- Se hace mucho hincapié en la familia en el libro.

- Nosotros somos una familia enorme. Seis hermanos. Uno fue asesinado por la dictadura. No digo desaparecido porque lo golpearon delante de mi cara y se lo llevaron. El término desaparecido no cabe. Y Fede (Federico Moura, ex cantante de Virus), con una enfermedad de casi dos años, que también fue muy brava. Eso está en el libro compensado con muchísima alegría, porque nosotros siempre miramos para adelante.

- Hay una postura política, también, frente al dolor.

- En el libro se ve claramente eso. Nosotros habíamos vivido esa situación de mi hermano (Jorge Moura) asesinado años antes, y yo fui a la primera marcha de las rondas de Plaza de Mayo, y después le dije a mi mamá: “creo que puedo hacer algo mejor desde otro lado”. No me interesaba eso, no me interesaba el rencor. A mi hermano, hiciera lo que hiciera, no lo iba a recuperar más. Y pensé que podía hacer algo desde otro lado.

- ¿Cómo se relaciona esto con las letras tan positivas, alegres, divertidas de Virus?

- Las letras lo dicen: hay que salir del agujero interior, ir a bailar, sacar las cosas hacia afuera. En su momento fue tomado como una cosa superficial, nos tildaban de pasatistas. Era muy doloroso saber que el tipo que te criticaba no sabía que yo había sufrido mucho más que él en carne propia todo eso. Lo que pasa es que a mí no me suma ir a tirarle piedras a un represor. Prefiero estar componiendo una canción que agredir a alguien que no merece ni siquiera ser agredido.

- ¿Leíste Rockología, de Eduardo Berti?

- No suelo leer libros de rock, salvo que sean escritos por sus propios protagonistas.

- Es un libro sobre el rock argentino de los 80, habla de las diferentes etapas de esa década. Y cita a Virus como una gran renovación musical y letrística. Que salían de la oscuridad, que se separaban de la canción de protesta.

- Recuerdo, respecto a eso que decís de la cosa lúgubre, que yo estaba estudiando en el Colegio Nacional de La Plata, y cuando iba al recreo estaban todos con la guitarra cantando canciones de Sui Generis, y yo quería pegarme un tiro (risas). Un día le dije a Charly (García) que Sui Generis me parecía un grupo maravilloso, pero a mí me deprimía profundamente. Las letras eran geniales, la música era genial, pero el efecto que producía en mí era para abajo. Y yo quería ir para arriba. Y lo de las letras tiene que ver más con que el rock, hasta ese momento, había sido una cosa más marginal. De hecho, cuando yo le dije a mi viejo que iba a ser músico, me contestó: “puta, nunca un gerente de Coca Cola” (risas).

- Es que, al margen de lo rupturista en la música, las letras de Virus siempre fueron una verdadera bocanada de aire fresco en el panorama de entonces del rock argentino.

- Tuvimos no la suerte, porque eso es mérito de mis padres, de estudiar en uno de los mejores colegios de la Argentina, que es el Nacional de La Plata. Ahí leí a Artaud, Baudelaire, Sartre, Shakespeare, La Divina Comedia. Se leía en serio. Bueno, eso hacía que mi vocabulario, el de Federico, el de Julio (Moura, también integrante de Virus) pudiera abarcar muchísimas más cosas.

- En la canción Bandas chantas arañan la nada, por ejemplo, hay notoriamente un juego con el lenguaje.

- La letra la hizo Roberto Jacoby, un tipo que venia del Di Tella, un intelectual, donde la única vocal utilizada era la A. Y pasó casi desapercibida. Nosotros fuimos muy repudiados por la prensa, en su momento, y a veces por la gente y por el público. Años después, Gieco saca Los Orozco, que es construida con la letra “O”, pero no encontrás un mensaje puntual. No lo digo desde un lugar de resentimiento.

- También hay una cuestión con el contexto histórico.

- Sí, pero la prensa es un eje distorsionador tremendo. Y también estoy en desacuerdo con esos músicos que creen que, por ser antisistema, no dan notas ni van a ningún medio. Eso no es ser antisistema: eso es regalar el medio más poderoso. Eso es favorecer al sistema.

- ¿Qué te decidió a hacer el libro?

- La idea del libro es gracias, un poco, a las lecturas de la secundaria, que me abrieron al lenguaje y me permitieron escribir. Y una cosa esencial: para escribir una biografía, tenés que haber tenido una vida movida. Yo siempre doy el mismo ejemplo: si estuviste 80 años sentado al lado de una vaca, probablemente tu vida no sea muy jugosa. Aunque también depende de la vaca (risas).

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Música y política

Durante la entrevista, a Moura se lo nota con un humor combativo. Es que esa mañana amaneció con la noticia de que había sido incluido -en contra de su voluntad- en un movimiento llamado “Músicos por Cristina”.

Ese mismo día, en las redes sociales, publicó un comunicado donde aclaraba que “no pertenece a ‘Músicos por Cristina’ ni quiere pertenecer”, conflicto que duró varios días y pasó por diferentes medios de comunicación.

Moura se ocupa de aclarar largamente la cuestión

- No es contra este gobierno. Lo hubiera hecho quien lo hubiera hecho. Con el PRO haría lo mismo. Hace un par de semanas me llamaron para tocar en un acto político y me ofrecieron una cantidad de plata incalculable. Una fortuna, un delirio. Y no es la primera vez. ¿Tocar por los desaparecidos cobrando el quíntuple? A mí me mataron un hermano, ¿y voy a negociar con eso? Es una locura. La decencia, la ética, la honradez, no son virtudes. Es un delito ser deshonesto, pero honesto es lo que se debe ser. Uno no se debe jactar de ser honesto. En un país donde la gente se pasea por la televisión mostrando la Ferrari o los Rolex, esa cosa morbosa y perversa mientras hay tanta otra gente que tiene hambre, yo puedo decir con mucho orgullo que tengo una casa hipotecada, un auto del 93, y, en la cuenta del banco, 16.000 pesos. Estoy orgulloso de eso. Entonces, que no me lo manchen. Ese es mi tesoro de vida. No tienen ningún derecho.

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