Efímera “moneda federal”

Efímera “moneda federal”

Aquella acuñación de “macuquinas” tucumanas

Efímera “moneda federal”
En julio de 1820, Pedro Venavides, de la Casa de Moneda de Potosí y exiliado en nuestra ciudad, acuñó aquí las primeras –y únicas- monedas metálicas producidas en Tucumán. Para legitimar la acuñación, el gobierno de la “República de Tucumán” creó un “Banco de Rescate y Amonedación”. Era un recurso para reanimar las exhaustas finanzas.

La acuñación se inició con chafalonías y marcos de plata que entregaron el comandante Javier López y el abogado José Serapión de Arteaga. Confeccionada con ese metal, apareció la llamada “moneda federal”, que era “de tipo macuquino y del valor de dos reales, pesetas o ‘doses’, y de cuatro reales o medio peso”.

El 11 de setiembre, Aráoz dispuso designar un interventor encargado de los libros y los fondos del Banco. La función se debía cumplir “con toda la escrupulosidad y buena fe que recomienda tan importante y delicado establecimiento, de cuyos frutos se espera el alivio en las necesidades que cargan sobre el fondo público y sus necesarias e indispensables atenciones en beneficio común”.

La función recayó en Manuel Domingo Basail, con un sueldo de 500 pesos anuales. A lo que parece, no fue una medida feliz. Las monedas (ya no estaba el experto Venavides) no se ajustaban a la ley ni al peso, y hubo gente a la que no se le cobró por transformar su metal de plata en moneda. Además, empezaron a aparecer los falsificadores, cosa que desprestigió inmediatamente a las “macuquinas”.

En síntesis, la emisión de la “moneda federal” no significó mejoramiento alguno para la economía de Tucumán, sino todo lo contrario. Circuló durante varios años, perturbando notablemente las finanzas de la provincia.

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