El estigma de ser pobre pega fuerte

El estigma de ser pobre pega fuerte

Según un estudio nacional, en Tucumán la mayoría de los casos de discriminación tienen como causa el nivel socioeconómico de la víctima. Hay avances, pero falta.

  ROBERTO FUENTES. LA GACETA / FOTOS ANALIA JARAMLILLO. ROBERTO FUENTES. LA GACETA / FOTOS ANALIA JARAMLILLO.
Lo primero que aprendió fue a pedir permiso. Alejandro Sandoval creció convencido de que estaba en la vereda de enfrente, de que no encajaba en ningún lado con su enorme cuerpo.

Blanca Ledesma siente que anda por la vida con un cartel que dice “Soy pobre”. Tener tu casa en una villa y ser madre de adictos pareciera que es algo imperdonable, dice. Tiene los ojos rojos, empapados.

Juan Carlos Lammoglia se cansó de que le griten: “caminá como hombre”. Durante su infancia y gran parte de su adolescencia nunca supo lo que es tener un amigo. Le hacían la cruz por su orientación sexual.

Por ser morocho. Por no vestirte como los otros consideran que “está bien”. Por ser pobre. Por ser boliviano. Por ser mujer. Por ser obeso. Por ser discapacitado. Por ser gay. La lista de prejuicios es larguísima para un país que desde hace cinco años ha dispuesto conmemorar cada 12 de octubre el Día de la Diversidad.

Hay discriminación en la escuela. En la calle. En los boliches. Aumentan las denuncias. Pero también es cierto que hay más concientización sobre el tema, sostiene Gustavo Díaz Fernández, titular de la delegación provincial del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi).

“Para celebrar la diversidad es necesario reconocer al otro”, sostiene el funcionario. Aclara que es necesario apuntalar todos los trabajos en ese sentido: sensibilizar a la población y empoderar a los grupos que sienten discriminados.

Para saber quiénes son los más afectados, el Inadi realizó un Mapa de la Discriminación en todo el país. Ahí quedó en claro que, en la percepción de los argentinos, los pobres, los obesos, los migrantes, las personas que viven con el virus del HIV y los gays y lesbianas son -en ese orden- los más segregados.

Entre los tucumanos, también los pobres encabezan el ranking de los discriminados. Los siguen los que “se visten mal”. Además, por cuestiones de género y diversidad sexual se percibe mucha segregación. Los lugares donde más se “ningunea” por estos lares son los eventos sociales y deportivos, los hospitales, el barrio y el boliche.

El Mapa de la Discriminación, que será presentado en nuestra provincia a fin de mes, indaga en las percepciones y también en los hechos concretos de segregación. En el ranking nacional, el 21% de los casos de discriminación tuvo como causa el nivel socioeconómico de la víctima; en Tucumán, ese porcentaje trepa al 45%, de acuerdo con el estudio que hizo el equipo del Inadi local junto a la UNT. Se trabajó con 400 muestras, sobre un total nacional de 14.800 casos.

Según Díaz Fernández, en Tucumán el Inadi avanzó mucho en el ámbito de las minorías sexuales, los extranjeros y los adictos. Admitió, sin embargo, que hay que profundizar las tareas relacionadas con la discriminación en las escuelas. A nivel país, es preocupante lo que pasa en las aulas, que suele estar directamente vinculado con el bullying.

Tres de cada diez personas fueron discriminadas alguna vez, según el mapa. Y más de la mitad de la población presenció un acto de segregación. Más grave aún: cuando lo vio, la mayoría “se quedó en el molde”. Detrás de los fríos números hay historias de carne y hueso. Como la de Blanca. Como la de Juan Carlos. Como la de Alejandro. Aprendieron a hacerse fuertes en la adversidad. Aunque eso no les ahorró días y noches de lágrimas. 


Por qué celebramos la diversidad

Anteriormente el 12 de octubre se conocía como “Día de la Raza”. En 2010, por iniciativa del Inadi, se modificó el nombre y hoy se lo denomina “Día de la Diversidad Cultural”. La idea con esta fecha es promover la reflexión histórica y el diálogo intercultural acerca de los derechos de los pueblos originarios. También en este día se reflexiona sobre los distintos tipos de discriminación que se sufren en nuestro país y se alienta a promover la “diversidad” en general.
 
 

“Soy boliviano y lo digo con orgullo”
  Roberto Fuentes Becerra no cambia por nada su idiosincrasia

Nunca le dijeron “Bolita” ni tampoco “volvete a tu país”. Roberto Fuentes Becerra, oriundo de Bolivia, no sufrió discriminación, aunque supone que es porque vino hace mucho tiempo a nuestra provincia. Hace más de 20 años llegó para estudiar Artes en la UNT. Se casó, tuvo tres hijos y se quedó a vivir acá.
Fuentes Becerra reconoce que algunos de sus compatriotas -por ejemplo, los que trabajan en los cultivos- sí sufren o sufrieron segregación. “Incluso usan para dirigirse a ellos términos muy hirientes”, detalló. No obstante, opinó que una buena parte de los tucumanos admite que los bolivianos son trabajadores, responsables y honestos. “Siempre me sentí a gusto en Tucumán. Pero mi cultura y mi idiosincrasia no las cambio por nada. Así debe ser. Soy boliviano y lo digo con orgullo. Me gustaría que todos mis compatriotas pudieran sentirse igual”, dice Roberto, que es pintor, cocinero y músico. 

 “No le importamos a nadie”
En la costanera, blanca ledesma pide oportunidades para los chicos

Los pisos de la casa son de tierra. Hay unas cuantas sillas de plástico. Es cerca del mediodía y Blanca Ledesma, de 52 años, se dispone a preparar algo para darle de comer a su familia. Su esposo es vendedor ambulante, al igual que algunos de siete hijos, los que lograron recuperarse de su adicción. En el barrio La Costanera, donde vive, no es tan difícil sentirse discriminado, sostiene la mujer de ojos llorosos. “Nos discriminan por ser pobres y porque tenemos hijos adictos. No nos dan posibilidades de tratarlos. Tampoco traen mejoras para el barrio. No hay chances de trabajo para los jóvenes de aquí; cuando buscan algo afuera, si saben que son de La Costanera, no les dan empleo porque son de la villa y dan por hecho que se drogan y roban”, reclama la mujer. “Hay que entender que se drogan porque están enfermos y necesitan ayuda”, insiste.
 
“Aprendí a ser mi propio compañero”
Alejandro Sandoval: “discriminar es sinónimo de mediocridad”

Alejandro Sandoval tiene fresco el recuerdo de aquel día en que un remisero lo dejó parado en la calle. Lo vio, arrancó el auto y se fue sin decirle una palabra. Sintió que ya era demasiado. Lo denunció ante el Inadi y el dueño de la remisería tuvo que pedirle disculpas públicamente. “Me pasaron muchas cosas graves”, dice el actor, que el mes que viene cumple 44 años. Sandoval, quien recorrió el país con su personaje “El genio de la Fortuna”, llegó a pesar más de 200 kilos a causa de su enfermedad. Logró que le practiquen una cirugía bariátrica y hoy se siente mucho mejor. “Actualmente hemos avanzado enormemente sobre aceptar nuevas ‘reglas’ de juego para vivir en esta sociedad sin discriminar. Pero falta bastante”, señala. “El problema más grave es la auto discriminación, pues nos aísla. La familia, la escuela y el gobierno integran un trío muy poderoso que debería encontrarse más a menudo para aportar valores en esta causa”, evalúa. Dice que no conoce la vida si no es desde la lucha, y eso lo agota. “La discriminación es sinónimo de mediocridad. Hay que mirar el alma más que el tamaño, el color o la sexualidad del otro. Y entender que todo acto discriminatorio se neutraliza quitándole poder desde la indiferencia, que no niega que existe el problema pero que no lo avala. Obvio que si vemos que el maltrato se pasa de rosca hay que denunciar”, propone. 

 “No conozco la vida si no es desde la lucha”
Juan Carlos Lammoglia: ahora se respeta más la diversidad sexual

La infancia de Juan Carlos Lammoglia fue durísima. El joven de 30 años mira hacia atrás y no puede creer que todo haya cambiado tanto en su vida. “Cuando era chico me discriminaban en la escuela. Hasta los docentes cuando iba a pedirles ayuda porque mis compañeros me molestaban. El director me decía: ‘caminá como hombre’. Por suerte, mi familia siempre me contuvo, ellos me ayudaron a no desbordar”, relata Juan Carlos. “Yo me defendía; no me ponía en el lugar de víctima. Aprendí a ser mi propio compañero. Igualmente, un día sentí que no podía más y decidí cambiarme de colegio. Eso fue en la secundaria. Ahí se modificó para siempre mi vida”, recuerda. Entre los 14 y 15 años aceptó cuál era su sexualidad y aprendió a sentirse orgulloso de eso. “Con el tiempo todos me aceptaban y pasé a ser un referente de la noche tucumana. Es muy loco lo que me pasó”, dice el joven, que trabaja en un comercio y es relacionista público de un boliche. Hace poco se mudó y vive solo (en realidad, no tan solo, porque adoptó una perra). “Creo que hemos avanzado muchísimo con el tema de la diversidad sexual, en parte gracias a las leyes. Por supuesto que faltan cosas. Hay todavía sobre este tema mucha ignorancia, gente que sigue pensando que esto es una elección. También hubo avances con la comunidad trans, que de a poco va saliendo de la oscuridad”, concluyó.
 
Los que más sufren

85%
de las personas cree que se discrimina mucho a los pobres.

78%
piensa que se segrega demasiado a los que padecen obesidad.

51%
de las personas con discapacidad sufre discriminación. 
 
Migrantes de países limítrofes

71% 
de los argentinos piensa que hay discriminación hacia los migrantes.

38%
en el NOA cree que nuestro país debe ser solo para los argentinos.

40%
de los migrantes admite que sufrió discrimación alguna vez en su vida
 
Dónde se discrimina más

78%
piensa que se discrimina mucho o bastante en los boliches.

69%
opina que en las comisarías hacen muchas diferencias.

68%
ve la escuela como un ámbito donde se segrega demasiado.



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