La enfermedad de Asunt
¿Qué pasó en la Acción Social de la UNT (Asunt) entre el año 2009, cuando se informó de un superávit de 9 millones de pesos, y hoy, en que la obra social arde con un déficit declarado en esa misma cantidad de dinero? Mala administración y manejos oscuros, dicen los gremialistas de Adiunt, y lo sospechan integrantes del Consejo Superior. “Suba en costos de prestaciones, alto costo salarial del personal y migración de afiliados”, dice el presidente, Pedro Rollán, apoyado por la rectora Alicia Bardón, quien hasta ahora sostiene sus palabras de junio: “La actual es una época difícil, pero para nada irreversible”.

Pero la obra social está al rojo vivo: ya se han hecho dos protestas fuertes en las últimas dos semanas y el paro anunciado para el martes por Adiunt está enmarcado en la crisis: según los gremialistas Ariel Osatinsky y Diego Toscano, las palabras de Rollán sobre el acuerdo con los prestadores médicos (que habían cortado los servicios hace dos semanas) aún deben probarse, y los odontólogos no ofrecen prestaciones a los asociados. “A una mujer que va a un sanatorio a tener un hijo le hacen firmar un pagaré por $ 30.000 y uno en blanco”, describe Toscano para explicar la falta de confianza en que ha caído el sistema de salud universitario. Por ello, los consejeros superiores oscilan entre pedir la renuncia de Rollán y exigir la intervención directa de la obra social. “Que se haga una auditoría integral de los últimos cinco años y que se nombre un experto en gerenciamiento de obras sociales”, dice el consejero Ricardo Cisneros. Al presidente aún no le llegó ningún mensaje. “Son versiones”, dice.

El infierno de “Wall Street”

Las versiones arrecian por toda la casa de estudios. Se buscan explicaciones de la renuncia de hace dos meses del gerente Daniel Abad, quien sigue con un cargo como empleado, y se habla de la asunción como asesor a cargo de la gerencia de Mauro Feldman, veterano contador en estas lides, que ocupa la presidencia de Canal 10.

Los gremialistas critican que en el primer piso de la entidad de San Martín al 800 está “sobredimensionada” con contadores la oficina de administración llamada “Wall Street”, centro de análisis de los problemas de financiamiento. “Pero a pesar de nuestras protestas no nos dan información. Nos mandan a la página donde dicen que está el balance. Pero no hay explicaciones”, dice Toscano.

Los gremialistas agregan: “carecen de un censo de población. No se sabe cuántos diabéticos, hipertensos y pacientes oncológicos tienen. ¿Cómo se encargan drogas de farmacia? Los problemas coyunturales (prestadores médicos y odontológicos) los están ahogando, pero los problemas estructurales los van a hundir”.

La estructura está temblando desde junio, cuando Rollán, para explicar la génesis de los problemas, dijo que el aumento de las prestaciones a personas discapacitadas había agravado las cosas. “La buena cobertura que se les brinda -y que se les seguirá brindando- a los afiliados discapacitados explica el 75% del déficit. El Congreso viene votando algunas leyes que atienden una serie de dolencias. Y si bien esto es bueno, generó un aumento en el gasto de las obras sociales. De pronto, pasó del 70% al 100% la cobertura de medicamentos de un afiliado catalogado como enfermo crónico, porque pasó a estar bajo el paraguas de alguna de estas leyes”, dijo. Y agregó que en 2011 atendían a 300 discapacitados y ahora son 450. Las declaraciones políticamente incorrectas fueron un bumerán para Rollán..

Fugas y e intereses no docentes

Otra razón para la crisis es la decisión del Consejo Superior de la época del ex rector Juan Cerisola, que en 2006 autorizó la salida de afiliados hacia otra obra social, Osfatun, de no docentes. De los aproximadamente 10.000 afiliados se les fueron unos 500 o 600. Los gremialistas de Adiunt estiman que son 1.500 los que abandonaron Asunt. En 2013, cuando se intentó volver atrás con esta decisión del Consejo, el gremio de no docentes (Apunt), que lidera Ángel “Zurdo” Morales, se opuso con un paro. “Fue un intento de algunos personajes políticos que creían que la paritaria era sentarse, ponerse de acuerdo, firmar con la mano y borrar con el codo. A la elección de la obra social la tenemos acordada por paritaria nacional. Como dice la ley, la gente puede optar, irse y volver”, sentenció Morales.

Pero no es cierto eso. “El Consejo Superior aprobó la libre afiliación, pero hacia afuera; es decir, el afiliado podía salir, pero no reingresar, ni podíamos afiliar a otros. Eso genera una situación injusta”, dijo Rollán.

Los no docentes son un referente importante en la obra social. Por un lado, sus sueldos, mejores que el promedio de los docentes, permiten aportes sustanciales a una obra social de por sí cara (4,4% aportan los casados, 3,3 los solteros y a eso se añade $ 300 para prestaciones sanatoriales). La fuga de afiliados (en un momento se habló de tres deserciones por día a favor de Osfatun) le significó una enorme sangría de recursos.

Por otra parte, también en época de Cerisola se autorizó que los empleados de Asunt fueran encasillados como personal no docente de la UNT. Son 240 (37 son contratados) y la rectora Bardón explica que “este sector fue beneficiado con un aumento salarial muy significativo en los últimos años, con porcentajes superiores al 500% o al 600%”. Otra sangría para la obra social.

Pero hay más. Los gremialistas denuncian que se cree que ahí hubo una explosión de nombramientos en las categorías 2 y 3 -la más baja es la 7, con un sueldo aproximado de $ 10.000- y que “también hay gente full time en la UNT y full time en Asunt”, según dicen Osatinsky y Toscano. Nadie les respondió ni les dio los informes que piden. Rollán, en cambio, añadió otra causa de déficit: “no estamos dentro del contralor de la Superintendencia de Salud; de ahí que no tenemos un código de redistribución de aportes, como las obras sociales sindicales y prepagas”. Esto le impide a Asunt gestionar recuperos de ciertas coberturas ante la Nación, que sí se las da a las obras sociales sindicales para problemas de liquidez con prestaciones caras como prótesis, oncológicas y para discapacitados.

Pero este riesgo siempre ha estado presente. El abandono del esquema tradicional de prestaciones de Asunt venía siendo advertido sin que en el Consejo Superior y el Rectorado acusaran recibo. Rollán asumió en 2012 con apoyo del cerisolismo y prometió un nuevo plan prestacional, “acorde a las necesidades del afiliado, con la calidad que este merece; ordenaremos las áreas de negocios, como farmacia, óptica y los centros periféricos”, dijo (11/12/12). “No está en nuestro pensamiento pedir ninguna ayuda al Rectorado, sino hacer un análisis dentro del estatuto para tratar, junto con el directorio, que ese presupuesto -que siempre resulta escaso- empiece a agrandarse. Nos tendríamos que autofinanciar”. De los $ 4 millones de déficit de entonces, según Rollán, bajaron a $ 2,9 y ahora les estalló en $ 9 millones. Algo pasó. Una solución, dice, es la adhesión a la obra social de Capataces y Portuarios (Buenos Aires). “Podremos inscribir nuevos afiliados para paliar la merma y usar el código”. Pero no está claro si esto generará un cambio en la calidad de las prestaciones.

Patrimonio en riesgo

Asunt no terceriza muchos servicios como hacen las obras sociales sindicales. Tiene tres farmacias propias y cuatro centros de atención de salud, con médicos propios, sistema que según el ex titular de la obra social, Rodolfo Sucar, ha sido de excelencia para beneficiar a un universo de unas 28.000 personas en la UNT. Sucar destaca, además, que la obra social hoy tiene un blindaje que es su dependencia de la estructura de la UNT y que las propiedades están a nombre de la Universidad, lo cual preserva el patrimonio. Pero el consejero Cisneros reclama que el nivel del déficit “supera el porcentual del patrimonio neto al que hace referencia el art, 21 Inc a del estatuto de Asunt... que es del orden del 100%”.

Sin esperanzas en la Justicia

Nadie sabe cómo se está tratando de arreglar el caldero en esa olla de los contadores en el primer piso de Asunt. El Consejo Superior, que acaba de pasar sofocones hasta que logró la postergación por 120 días de resoluciones con el manejo de los fondos mineros que bajan en utilidades de YMAD a la universidad, no define si se tratará el problema o no. Es de recordar que en el caso de los fondos mineros no ha sido útil esperar que la Justicia federal resuelva los problemas arrastrados. Las dos causas contra el ex rector Cerisola por presuntas irregularidades en obras con dineros mineros acaban de ser acumuladas en una por decisión de la Cámara Federal de Apelaciones y es posible que pronto sea citado a indagatoria, como pidió el fiscal Carlos Brito hace un año y medio. Tampoco ha resultado esperar que se resuelvan de este modo problema de Asunt. Una denuncia por un faltante de $ 1,7 millón en 2006 avanzó lentamente hacia el procesamiento del ex gerente general interino Carlos Fiorito y otros empleados, dictado por el juez federal Raúl Bejas el 5/4/13 (siete años después).

Asunt es otro de los problemas de la UNT que el consejero Daniel Yepez englobó hace un mes como enterrados bajo una montaña de perros muertos”. Y la salida no está clara. “El vaciamiento avanza a pasos agigantados con la pasividad o complicidad de la rectora”, dice Osatinsky. Adiunt plantea “que se vayan todos”; reclama que haya una comisión normalizadora y que se hagan elecciones de consejeros más democráticas. El actual sistema es mixto: implica que tres consejeros son puestos por el Rectorado, tres por el Consejo Superior y los otros cuatro por votación de los afiliados. Bardón no piensa que las cosas sean tan graves. “Muchas (veces) Asunt vivió momentos difíciles y se recuperó”, dice, y niega que vaya a darse una intervención, mientras Rollán se atrinchera para resistir los intentos de remoción. El martes será otro día.

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