La Selección, una buena opción familiar

La Selección, una buena opción familiar

LOS PRESLER. A su primera vez alentando a Argentina en vivo le faltó Messi. foto gentileza marcelo androetto LOS PRESLER. A su primera vez alentando a Argentina en vivo le faltó Messi. foto gentileza marcelo androetto
En familia. Así se vive un partido de la Selección en Buenos Aires. Con el correr de los años, el público del fútbol, aquel que va a las canchas, es cada vez más hincha de su equipo y más “indiferente” con la Selección. Y el arranque del camino hacia Rusia 2018 no fue la excepción.

En la fresca noche del Monumental se vieron miles de espectadores y cientos de butacas vacías. La elección de la palabra “espectador” no es antojadiza: la gente esperó sentadita en silencio, como si se tratara del Teatro Colón, hasta que entraron los Martino’s boys. Apenas unos gritos entusiastas -preponderantemente femeninos, tipo recital-, se hicieron oír cuando la voz del estadio mencionó a Tevez, a Lavezzi, a Funes Mori. Tras el himno, los clásicos cánticos, tímidos y sin demasiada continuidad.

En las gradas, muchos niños con sus padres: en definitiva este estreno ante Ecuador fue una peculiar salida de jueves por la noche. Como los Presler, que llegaron desde Monte Grande para tener su debut alentando a la “albiceleste. “Es una pena no ver a Messi”, admite Tiziano, el hermano mayor de Ciro. Igual, confiaba a full: “Ganamos 2-0”. Su mamá sólo una vez estuvo en la cancha, para ver camuflada, en ídéntico escenario, al equipo de sus amores, Boca. Su esposo, es fana de River y le pareció bien que Martino dejara a Tevez en el banco. “Agüero está mejor”, sostuvo, aunque el físico del hombre del City pronto lo desmintió.

Cuando el micro de la Selección llegó al Monumental a todo trapo y a pura sirena, la familia Presler ni se mosqueó y siguió su camino hacia la platea alta. Hacia allí se dirigían también los Soto, una familia procedente de Merlo. Los cuatro habían dicho presente la última noche de la Selección en Núñez, frente a Trinidad y Tobago días antes de su viaje a Brasil. Fabián, el jefe de familia, no tiene dudas: la “mala suerte” privó a los argentinos de gritar campeón en el Maracaná. Y espera que se rompa el maleficio en Moscú. “Tenemos potencial”, dice su esposa Patricia, mientras sus hijos Tiago y Urial aseguran que “no hay drama que no esté Messi, está bueno probar sin él”. Un par de horas después, se sabría.

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