Un profesor con talento

Un profesor con talento

El ingeniero Hernández, víctima del cólera.

DIBUJO JOCOSO. Rafael Hernández firmó este dibujo de un soldado que toca la guitarra. Lleva una cuarteta al pie. LA GACETA / ARCHIVO. DIBUJO JOCOSO. Rafael Hernández firmó este dibujo de un soldado que toca la guitarra. Lleva una cuarteta al pie. LA GACETA / ARCHIVO.
El ingeniero Rafael Hernández figura, con toda justicia, en la historia de nuestras ciencias naturales, por haber acompañado al profesor Inocencio Liberani en aquella pionera expedición de 1877, que descubrió las ruinas indígenas de Loma Rica. Fue Hernández quien ejecutó los dibujos del álbum de ese viaje, “Excursión arqueológica en los valles de Santa María, Catamarca. 1877”, que la UNT rescató y editó en 1950.

Poco se sabe de su biografía. Era español, “ingeniero en Artes y Manufacturas diplomado en la Escuela Central de París” y soltero. Tenía una cátedra en nuestro Colegio Nacional desde 1875. Desempeñó comisiones oficiales, entre otras la polémica rectificación de los ejidos, con su compatriota Juan de Cominges. Murió de cólera en la epidemia, el 27 de enero de 1887.

Tres meses más tarde, el 13 de marzo, colegas del Nacional y amigos colocaron una placa en su tumba, en el Cementerio del Norte. En su discurso, el doctor Martín Berho destacó “el talento, la ilustración y la educación completa” de Hernández. Era, dijo, “matemático, humanista, filósofo, muy versado en ciencias naturales, músico y pintor, con brillante talento y con un carácter a todos simpático por lo abierto y leal”. En suma, “un hombre de talla superior” que dejó entre los vivos “un vacío irreparable”. También habló, para evocar a Hernández, su amigo Pablo Grandjean.

¿Existirán aún ese sepulcro y esa placa? El texto de esta expresaba: “Ingeniero Francisco Rafael Hernández Q.E.P.D. + 27 Enero 1887. Sus discípulos y amigos le dedican este recuerdo como un homenaje al talento y servicios prestados durante doce años por el ilustrado catedrático”.

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