Vuelta de tuerca a una historia clásica

La historia de Peter Pan y su país de Nunca Jamás atravesó todos los soportes y con alcance mundial: el teatro (fue su primera aparición, en diciembre de 1904), la literatura, la comedia musical, la televisión, los dibujos animados, el comic y el cine en varias oportunidades, desde una película muda de 1924 en adelante, fueron vehículos de las aventuras del niño que no quiere crecer, tan famoso que hasta un síndrome lleva su nombre.

La nueva película que lo lleva de protagonista, un producto Disney en toda su extensión, hace un giro en las historias previas y conocidas, y lleva al clásico personaje creado por el escocés Sir James Matthew Barrie a experiencias diferentes basadas en darle un giro al inicio de todo.

Si bien la magia atraviesa la cosmogonía Pan, desde el postulado original del autor de que el niño podía volar porque antes de nacer todos los bebés son aves, en esta nueva entrega se anuncia un despliegue mucho más intenso que en otras propuestas.

El protagonista es un huérfano de 12 años cuya mayor aspiración es encontrar a su madre mientras que en las bombardeadas calles de Londres se sufre la Segunda Guerra Mundial. En vez de alcanzar su objetivo, en una noche delirante este niño travieso es secuestrado por el malvado Barbanegra y llevado a un mundo de piratas, hadas y guerreros donde debe enfrentar increíbles aventuras de vida o muerte junto a sus aliados Tiger Lily y el Capitán Garfio (antes de que se convierta en su principal y salvaje enemigo en otros guiones) para salvar de una tiranía aquella tierra fantástica donde todo es posible.

Disney le entregó la dirección de esta suerte de precuela que tituló en inglés simplemente “Pan (Viaje a Nunca Jamás)” al inglés Joe Wright (sus padres tenían un teatro de marionetas), quien comenzó con la exitosa película de época “Orgullo y prejuicio” (cuatro nominaciones al Oscar en 2005 y un Bafta británico). El papel estelar del niño inquieto fue para el australiano Levi Miller, de apenas 13 años (uno más que su personaje), aunque la mayoría de las miradas apuntan sobre Hugh Jackman, al que se le reservó la interpretación del villano. “El mejor mensaje de la película es creer en ti mismo y nunca dejar de ver el mundo como lo ve un niño pequeño, lleno de posibilidades, esperanza y aventuras”, declaró el actor.