Owen Wilson cambia la comedia por la acción

La particularísima nariz de Owen Wilson suele aparecer en los primeros planos de comedias o romances livianos. El actor es recordado por sus papeles en “Zoolander”, “Los rompebodas” o “La familia de mi novia”, pero también demuestra solidez en otra clase de guiones, siempre de la mano de directores exigentes, como lo demostró en “Una noche en París”, de Woody Allen, o “Los excéntricos Tenenbaums”, de Wes Anderson.

Esta vez fue convocado para una película de acción, 14 años después de su incursión en el género con “Tras la líneas enemigas”. Claro que esta vez no es un militar al que deben rescatar en medio de la guerra en la ex Yugoslavia, sino un empresario padre de familia que se radica con todos los suyos en algún inestable país asiático fuera de los Estados Unidos para empezar una nueva vida.

Así comienza “Sin escape”, donde Owen deja de lado sus ilusiones de hacer buenos negocios y debe ingeniárselas para proteger a sus afectos cuando un violento golpe de Estado (nunca queda del todo claro el motivo ni por qué se prefiere a los extranjeros al momento de asesinar) altera todo lo previsto. Contará con la ayuda del agente de la CIA que interpreta Pierce Brosnan, presto para sacar las armas como cuando era James Bond.

La película es dirigida por John Erick Dowdle (responsable de “Cuarentena”), a cargo también del guión junto a su hermano, Drew Dowdle. La crítica los culpa de las inconsistencias de la historia y de cierto giro racista en el relato cargado de disparos, violencia, sangre en pantalla y víctimas extranjeras para el gusto norteamericano. Es que los enemigos son los otros; y mientras más lejos estén, mejor será, sobre todo si las bienavenidas familias estadounidenses no se van de su suelo.