"La reparación del ADN es clave para preservar la vida"

"La reparación del ADN es clave para preservar la vida"

Lindahl, Modrich y Sancar lograron construir un mapa de los diferentes modos en que las células remedian sus “metidas de pata”.

-LINDAHL -  Fotos Reuters -LINDAHL - Fotos Reuters
08 Octubre 2015

LINDAHL

El investigador que jugó “de local”

Este hombre de 77 años, grandes anteojos y ralo pelo cano, que recibió el premio a pesar de que a la Academia Sueca de las Ciencias no suele galardonar a sus compatriotas, halló la primera respuesta a la pregunta de cómo el frágil ADN pasa de generación en generación durante cientos de miles de años: en 1974 describió la Reparación por Escisión de Base, mecanismo que permite que la célula elimine partes de ADN (nucleótidos) que presenten fallas y las reemplace por otras. 

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SANCAR

El primer científico turco que recibe el Nobel

Nació en 1946 y fue el séptimo hijo de padres muy pobres y analfabetos. Estudió Medicina en Estambul y luego se trasladó a EE.UU. Su trabajo inicial sobre cómo las bacterias sobreviven a dosis letales de radiación UV fue ignorado durante años. “En Turquía siempre me preguntaban cuándo ganaría el Nobel, así que estoy muy feliz por mi país”, manifestó ayer. Luego contó que lo despertó el llamado telefónico con la noticia. “Hice lo que pude para sonar coherente, pero casi seguía dormido”, confesó.

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MODRICH

La buena nueva llegó durante las vacaciones

“Empezaron a mandarme e-mails con felicitaciones a partir de las 6.30 -contó el científico de 69 años-. Pero los mensajes llegaron efectivamente horas después” a la cabaña solitaria en la que descansaba en New Hampshire. “Todo indica que me recluí en el momento justo y en el lugar indicado”, bromeó. Luego reconoció luego que solamente se le ocurrían palabras como “shock, sorpresa, entusiasmo” para expresar lo que sentía. “No soy un gran orador”, reveló.


“No hay vida sin ADN, y sus mecanismos de reparación son claves para que la vida en el planeta se haya mantenido a lo largo de tantos millones de años”, describe la genetista tucumana Daniela Montanari, y explica así la trascendencia del Nobel que recibieron ayer al sueco Tomas Lindahl, el estadounidense Paul Modrich y el turco Aziz Sancar, quienes -como explicó la Academia de Ciencias sueca, al dar a conocer la decisión del jurado- “cartografiaron”, a nivel molecular, la forma en que las células reparan el ADN dañado y protegen la información genética que portamos en nuestros miles de millones de células y que sufre daños constantes.

Lindahl, Modrich y Sancar lograron construir el inventario de los diferentes métodos con que cada célula detecta y corrige errores en su código genético, lo que, entre muchas otras funciones, nos salva cada día de sufrir mutaciones que podrían desencadenar enfermedades

¿Por qué se altera el ADN?

“El ADN es dinámico; con cada división celular, él rompe y vuelve a juntar cadenas de cromosomas -explica Roque Carrero, también tucumano y también genetista-. El costo de ese dinamismo es que las enzimas responsables de la división celular ‘metan la pata’. Lo interesante es que muchas veces las mismas enzimas que causan los daños son las que los reparan”.

También -aclaró- muchos factores externos producen fallas en el ADN: “desde los rayos cósmicos y la radiación ultravioleta hasta las drogas y el tabaco”, enumeró y explicó que los daños en el ADN que no se reparan causan mutaciones.

Importancia del hallazgo

“Gracias a los mecanismos de reparación, pese a ser frágil, el ADN ha ido pasando de generación en generación durante cientos de miles de años -destacó Montanari-. Sin esos mecanismos, la incidencia del cáncer, por ejemplo, o de las malformaciones sería mucho mayor”.

Las células poseen mecanismos moleculares que constantemente monitorean y reparan el ADN para asegurarse que el material genético “no se desintegre en un completo caos químico”, explicó Claes Gustafsson, miembro del jurado de la Academia. Son enzimas que cortan la parte donde se encuentra la falla, la descartan y completan el lugar con información genética correcta. Si no se produjera esa corrección, la falla en el ADN se expandiría hacia más células. “Esos daños podrían tener consecuencias muy graves -añadió Gustafsson- En cambio, de ese modo el ADN suele duplicarse sin problemas”.

Aplicaciones

El logro de estos tres investigadores está siendo utilizado, por ejemplo, para buscar terapias contra el cáncer: de hallarse las sustancias adecuadas, se podría pensar en evitar la reproducción de las células enfermas., destacó la presidenta del jurado Nobel, Sara Snogerup Linse.


Sobre el ADN

- Un dinamismo vital.- En la década del 70 los científicos pensaban que el ADN era sumamente estable, pero los trabajos premiados demostraron que si fuese por la perduración de la molécula, la vida en el planeta hubiese sido imposible.

- Diferente pero el mismo.- El ADN de una persona se replica incontablemente a lo largo de su vida. Sin embargo, la última versión es llamativamente igual a la primera.

- Alta tasa de errores.- En el proceso de multiplicación, crucial para la salud y la supervivencia, los fallos se producen constantemente. Poder repararlos juega un papel tanto en manejo del reloj biológico como en la aparición o no de enfermedades hereditarias o de un cáncer.

Bronceado y cáncer de piel.-  Los rayos UV con los que bombardeamos nuestro cuerpo al exponerlo al sol son muy agresivos y exigen la puesta en acción de mecanismos de reparación celular. Del su capacidad de respuesta depende la aparición de cáncer de piel.

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