Con un silencio distinto

Con un silencio distinto

El profesor Posada visitó La Cocha, en 1921

ADOLFO POSADA. El célebre profesor español, en una caricatura de Alonso, publicada en “Caras y Caretas” en 1921. LA GACETA / ARCHIVO. ADOLFO POSADA. El célebre profesor español, en una caricatura de Alonso, publicada en “Caras y Caretas” en 1921. LA GACETA / ARCHIVO.
Desde Tucumán y de paso para Catamarca, en junio de 1921 arribó en tren a La Cocha, cuando anochecía, el profesor Adolfo Posada (1860-1944), relevante figura de la ciencia política española. Escribiría sus impresiones. Al bajar del vagón, le pareció “que entonces penetraba, muy de veras, en el corazón de América, de aquella América que nos imagináramos a través de libros de exploradores, de viajeros o de aventureros”.

Recibido por amigos, lo alojaron en una “habitación modestísima” del Hotel Malcun. Se despertó temprano. “La mañana era suave, deliciosa, y el despertar delicioso, de aldea, con sus ruidos aislados, sin resonancia, sin enlace: cantos de gallo, ladridos de perros, voces de hombres…y la banda de loros que cruza el espacio, de árbol en árbol, animándolo fugazmente con la mancha efímera de su plumaje verde”.

En la plaza, lo entretuvo observar a un pequeño burro que hábilmente trataba -y lo logró- de introducirse en el paseo, esquivando los palos que lo cercaban. “Aparatitos a mí, parecía decir el inteligente burro, luego de que acomodara su cuerpo para vencer las dificultades de los palitroques rotativos”.

Horas más tarde, Posada trepaba al Ford que lo llevaría a Catamarca por caminos difíciles, como “un Rocinante del automovilismo”. Hasta el pueblo limítrofe de Rumi Punco, atravesó arboledas, poblados de primitivo aspecto, se cruzó con carros y con jinetes. Le llamaba sobre todo la atención el silencio reinante. No era, aclara, el silencio de la pampa, “cristalino, místico, solemne”, sino otro: “vibratorio, musical a ratos, a ratos acolchado y lleno de desorden y de vida”.

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