“Lo que logramos fue tremendo”

“Lo que logramos fue tremendo”

Pedro “Perico” Merlo fue una de las figuras de aquél histórico equipo que conquistó la corona nacional en Buenos Aires

ARRIBA TODOS. El plantel celebró subido al camión de los bomberos. la gaceta / foto de héctor peralta ARRIBA TODOS. El plantel celebró subido al camión de los bomberos. la gaceta / foto de héctor peralta
Una de las claves del primer Tucumán campeón argentino de la historia estuvo en la conducción. Desde afuera de la cancha, con Alejandro Petra, Luis Castillo y Manuel Galindo. Y desde adentro, con pilares como Ricardo Sauze, Lucas Ferro, Marcelo Ricci y Pedro “Perico” Merlo, señalado como una de las grandes figuras de aquél equipo lleno de ilustres.

“Lo que teníamos en abundancia eran líderes. Los había de todos los clubes: el ‘Pescao’ Ricci, Sauze, (Sergio) Bunader, el ‘Mocho’ (Gabriel) Palou, yo... hasta el ‘Gallo’ (Héctor) Cabrera, que si bien ya no jugó ese año, había estado desde el comienzo del proceso, en el 82”, recuerda el medio scrum de la “naranja” que terminó con 19 títulos consecutivos de las “águilas”, y en la mismísima Buenos Aires.

“Lo que logramos fue tremendo, algo que quedó en la memoria de todos nosotros y de los que vivieron esa época. No puedo creer que ya hayan pasado 30 años, y lo mucho que ha cambiado el rugby en todo este tiempo. Es otra dimensión del juego, de la preparación, mucho más profesional. Nosotros hacíamos todo a fuerza de corazón y de una pasión tremenda. Además de entrenarnos, trabajábamos para conseguirnos los medios y poder viajar. Por ejemplo, cuando hicimos las giras por Europa y Oceanía, hicimos rifas y trabajamos para juntar la plata. Había ganas de crecer, de mejorar. Y esos frutos se vieron después en una etapa de casi 10 años de dominio total a nivel nacional. Podíamos perder, pero Tucumán era un equipo casi imbatible. El único que nos podía hacer frente era Buenos Aires, por el poderío y la preparación que tenía”, recuerda Merlo, quien jugó durante 11 años en el seleccionado y llegó a coincidir con la época dorada de la “naranja”, entre 1985 y 1993, en la que se conquistaron siete títulos y un subcampeonato.

Un día inolvidable

“Perico” tiene el video de aquél partido guardado en su computadora, pero recuerda todo tan nítidamente que no necesita verlo para narrar lo que fue aquél día. Además, en su memoria guarda cosas que la cámara no captó.

“Sabíamos que Buenos Aires era el favorito, pero sentíamos que el aire era distinto. En el vestuario, al momento de la arenga, el ‘Loco’ Petra nos dice: hoy somos campeones argentinos. Nos quedamos helados. Fueron palabras muy fuertes”, revela.

Más que una arenga fue una premonición. “Los tres cuartos de ellos eran casi todos Pumas: Hugo Porta, Marcelo Loffreda, Rafael Madero... era un equipazo. Y le ganamos a lo Tucumán, presionando, chocando, raspando. Ese era nuestro rugby. En el scrum los llevábamos 20 o 30 metros para atrás. Donde más los superamos fue en la actitud”, opina “Perico”, quien guarda enmarcadas dos camisetas de ese día: la suya y la del legendario Porta.

“Cuando termina el partido voy a cambiarle la camiseta y me dice: ‘tomá la mía, pero la de Tucumán no la quiero’. Pasa que él era así, no le gustaba perder. Además, tenía un mal recuerdo de Tucumán porque acá una vez lo expulsaron cuando vino a jugar con Banco Nación contra Los Tarcos. Una vez en Los Pumas me dijo que eso había sido una mancha en su carrera. Pero era por eso, más que nada”, cuenta.

LG Deportiva le acerca algunas fotografías de archivo, y los recuerdos comienzan a brotar. “Mirá, el ‘Mocho’ (Palou)...pensar que se fue tan joven. Ah, y ésta es del maul donde la tiene Bunader, que es el comienzo de la jugada que termina en el try del ‘Pescao’ Ricci”, describe.

Una de las fotos de los festejos activa una anécdota: “recuerdo que cuando salimos del tercer tiempo, nos fuimos a buscar un restaurant en La Boca para cenar. Pero ese día había perdido Boca con San Lorenzo y estaba todo cerrado, no había un alma. Por suerte encontramos una cantina que nos quiso atender”.

A la vuelta, los esperaba una fiesta ya desde el aeropuerto: “nos habían ido a esperar con el camión de los bomberos. No podía creer la cantidad de gente que nos esperaba ya en la Gobernador del Campo. Y la plaza Independencia explotaba de gente, era una locura total. Estuvimos dos días sin dormir, pero valió la pena”.

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