Por LA GACETA
06 Octubre 2015
Pareciera ser una marca registrada de los tucumanos. Se halla esparcida en los lugares más insospechados, alimenta vaciaderos clandestinos y puede poner en peligro la salud de quienes viven en su cercanía. La basura forma parte del paisaje y tiene por principales mentores a los ciudadanos que la arrojan en cualquier parte y contribuyen a alimentar los basurales, pero también las autoridades que autorizan el emplazamiento de estos depósitos en zonas pobladas.
Ello ocurre, en el Barrio El Bernel, de Yerba Buena, cuyos moradores deben encerrarse en sus viviendas por los olores nauseabundos y por la quema de la basura, especialmente al atardecer. Según un vecino que el basural fue creado e institucionalizado por la Municipalidad. “Se alimenta a diario con sus camiones, que llevan desechos verdes. Pero ahí se arrojan también residuos domiciliarios, patológicos y animales muertos. Después, esa porquería se enciende. Y emana un humo irrespirable”, dijo. Un médico afirmó que una vez que se desata el humo, no hay forma de pararlo. “No se puede respirar. Los niños siempre están enfermos, con conjuntivitis y con tos. Esto es tóxico”, contó. Los Bomberos Voluntarios de Yerba Buena se sumaron al reclamo. “La última vez, enfrentamos un incendio de magnitud. Fue casi imposible contenerlo. Se han roto algunos de nuestros equipos de trabajo. No es justo que se arruinen los trajes, que son para salvar vidas o que un bombero se intoxique por un basural”, indicó el jefe de la dotación.
Un funcionario municipal corroboró que en verano ingresan diariamente al vaciadero más de 30 camiones. “Es el único predio que funciona como depósito de verde, desde hace 20 años. Pero es cierto que arrojan todo tipo de basura”, señaló y agregó que no han podido identificar a los que prenden fuego al basural porque “tenemos un control ambulatorio, pero no es suficiente; ahí entran camiones hasta de otras ciudades”.
La Defensoría del Pueblo, apoyándose en la ley 7.883 que prohíbe en toda la provincia el depósito de residuos en lugares que no se encuentran habilitados, le pidió en febrero pasado al intendente de Yerba Buena que erradicara el basural y le indicó que estaba transgrediendo la normativa vigente. Sin embargo, no obtuvo respuesta alguna.
Desde 2013, con alguna frecuencia los moradores de ese barrio vienen expresando su queja en nuestra sección Cartas de Lectores. Es reprochable desde todo punto de vista la actitud indolente de las autoridades que tendrían que brindar una solución inmediata a estos vecinos, cuya salud está en riesgo. Si no saben qué hacer, deberían asesorarse, pedir ayuda a quienes han resuelto este problema. ¿Cómo es posible que realicen un control ambulatorio y no permanente en este vaciadero municipal y que no se sepa quiénes son los responsables de la quema? ¿Qué sucedería si el intendente y sus funcionarios vivieran a la par de este basural oficial y sus familias tuvieran que ponerse barbijos, encerrar a los chicos en un dormitorio y padecer la invasión del humo en los hogares? Sería interesante si en el momento que arrecian el fuego y el humo acamparan en las inmediaciones para saber lo que sienten los pobladores. Tal vez de ese modo, se sensibilizarían y comprenderían que ellos han sido elegidos para representar a la comunidad, solucionar sus problemas y mejorar su calidad de vida.
Ello ocurre, en el Barrio El Bernel, de Yerba Buena, cuyos moradores deben encerrarse en sus viviendas por los olores nauseabundos y por la quema de la basura, especialmente al atardecer. Según un vecino que el basural fue creado e institucionalizado por la Municipalidad. “Se alimenta a diario con sus camiones, que llevan desechos verdes. Pero ahí se arrojan también residuos domiciliarios, patológicos y animales muertos. Después, esa porquería se enciende. Y emana un humo irrespirable”, dijo. Un médico afirmó que una vez que se desata el humo, no hay forma de pararlo. “No se puede respirar. Los niños siempre están enfermos, con conjuntivitis y con tos. Esto es tóxico”, contó. Los Bomberos Voluntarios de Yerba Buena se sumaron al reclamo. “La última vez, enfrentamos un incendio de magnitud. Fue casi imposible contenerlo. Se han roto algunos de nuestros equipos de trabajo. No es justo que se arruinen los trajes, que son para salvar vidas o que un bombero se intoxique por un basural”, indicó el jefe de la dotación.
Un funcionario municipal corroboró que en verano ingresan diariamente al vaciadero más de 30 camiones. “Es el único predio que funciona como depósito de verde, desde hace 20 años. Pero es cierto que arrojan todo tipo de basura”, señaló y agregó que no han podido identificar a los que prenden fuego al basural porque “tenemos un control ambulatorio, pero no es suficiente; ahí entran camiones hasta de otras ciudades”.
La Defensoría del Pueblo, apoyándose en la ley 7.883 que prohíbe en toda la provincia el depósito de residuos en lugares que no se encuentran habilitados, le pidió en febrero pasado al intendente de Yerba Buena que erradicara el basural y le indicó que estaba transgrediendo la normativa vigente. Sin embargo, no obtuvo respuesta alguna.
Desde 2013, con alguna frecuencia los moradores de ese barrio vienen expresando su queja en nuestra sección Cartas de Lectores. Es reprochable desde todo punto de vista la actitud indolente de las autoridades que tendrían que brindar una solución inmediata a estos vecinos, cuya salud está en riesgo. Si no saben qué hacer, deberían asesorarse, pedir ayuda a quienes han resuelto este problema. ¿Cómo es posible que realicen un control ambulatorio y no permanente en este vaciadero municipal y que no se sepa quiénes son los responsables de la quema? ¿Qué sucedería si el intendente y sus funcionarios vivieran a la par de este basural oficial y sus familias tuvieran que ponerse barbijos, encerrar a los chicos en un dormitorio y padecer la invasión del humo en los hogares? Sería interesante si en el momento que arrecian el fuego y el humo acamparan en las inmediaciones para saber lo que sienten los pobladores. Tal vez de ese modo, se sensibilizarían y comprenderían que ellos han sido elegidos para representar a la comunidad, solucionar sus problemas y mejorar su calidad de vida.
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