Atlético jugó con fuego pero sigue en la punta

Atlético jugó con fuego pero sigue en la punta

El "Decano" se enredó solo contra su némesis y casi le da la chance de empatar. Calificá a los jugadores.

SÓLO “CHISPAZOS”. Rodríguez ayer no gravitó como tiene acostumbrado a su público. Tampoco la pelota le llegó cómoda. la gaceta / foto de héctor peralta SÓLO “CHISPAZOS”. Rodríguez ayer no gravitó como tiene acostumbrado a su público. Tampoco la pelota le llegó cómoda. la gaceta / foto de héctor peralta
Imagínese que Atlético y Gimnasia de Jujuy son dos boxeadores. El “decano” viene a ser el gran retador al título, el que mayor posibilidades tiene de quedarse con la corona, aunque aún le falten cinco peleas más, después de la de anoche. El “lobo”, en cambio, es el oponente molesto que no tiene ranking ni piné para llegar a la gloria, pero sí cuenta con armas como para complicarle al vida al aspirante.

Atlético va con la guardia en alto pero siempre dejando espacio entre sus ojos y sus guantes para sacar algún golpe al voleo bien estudiado. Gimnasia no lo deja. Se cubre bien en el frente, en sus laterales y hasta a veces se anima a lanzar rectos con la velocidad y el poder de un rayo. Pero, dicen, la diferencia entre un boxeador estrella y un buen boxeador radica en décimas de segundo.

Estando el rival bien cubierto y atento al golpe de efecto, Atlético hizo lo que mejor sabe: martillar con un uno-dos traducido en pases cortos, en paredes y en toques con poder de fuego. Atlético, sin lastimar era intenso. Y Gimnasia, mientras empapelaba de piernas y hombres su área, se paraba de contra. Las tuvo, claro, sin embargo su gran cruz fue saber cómo tumbar al gigante de 25 de Mayo y Chile. Tuvo un cabezazo lindo y se le fue por poco. Y dispuso de una contra buenísima, culpa de un mal centro de Quiroga, y se topó con Lucchetti, el protector inalcanzable del “decano”. “Laucha” le negó el nocaut a Chetti sobre el mediodía del primer acto.

Tocado en su orgullo, Atlético siguió buscando entre sus sociedades. Pero fue una individualidad la que lo salvó. Guillermo Acosta, ayer dueño un zapatazo enorme. Todo nació de una pelota que recuperó Menéndez sobre una banda. Le cedió a BB el balón y éste hizo el resto. Amagó para afuera y se fue para la raya de salida. Sin ángulo durmió a Ojeda. Qué golazo hizo. Clavó la bocha sobre su ángulo derecho con un remate que salió casi en paralelo al arco. Tremendo.

Atlético, el de la quijada de acero (por Lucchetti) estaba para noquear, Era más, sin embargo, cometió el pecado de aflojar las manos, de darle protagonismo a su enemigo y casi lo paga en el round 2. Salvo un intento de “vaselina” de “BB”, que mereció ser el 2-0, Atlético no hizo nada, se mancó al esperar la contra y recibió uno que otro golpe. Tuvo suerte, porque el “lobo” no pegó fuerte.

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