El hombre detrás de las mascotas también es un personaje

El hombre detrás de las mascotas también es un personaje

DOS GENERACIONES. Dominic y Jean Claude Tremblay posan en un rincón de la fábrica familiar. The New York Times / FOTO DE Christinne Muschi DOS GENERACIONES. Dominic y Jean Claude Tremblay posan en un rincón de la fábrica familiar. The New York Times / FOTO DE Christinne Muschi
04 Octubre 2015

Scott Cacciola / The New York Times

Después de que su esposa lo echara de la casa, Jean Claude Tremblay se mudó a su fabriquita y puso un catre. Durmió ahí dos años mientras se dedicaba a lo que se estaba convirtiendo en el trabajo de su vida: construir mascotas.

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“Me encantan las felpas”, comentó Tremblay unos 35 años después de aquel hecho dentro de la misma fábrica, mientras tocaba un estante lleno de pelambres de imitación -anaranjados, morados, verdes-, destinadas a convertirse en prendas exteriores para criaturas chifladas con problemas de peso y rasgos traviesos. “Cuando toco el peluche, enloquezco”, admitió.

Tremblay, de 68 años, con un bronceado profundo por el campo de golf y la complexión enjuta de un acróbata que envejece, ha persistido al paso de las décadas como un maestro artesano en la más especializada de las profesiones. No obstante, su trabajo está en todas partes, en muchos casos, en las mascotas gigantes (dinosaurios, caballos, patos y un largo etécetera) que entretien al público en las canchas estadounidenses de béisbol, fútbol americano y hockey sobre hielo, entre otras.

“Nunca pensé que haría esto”, admitió Tremblay, quien opera su compañía, Creations JCT, con su hijo Dominic de 42 años, en un tranquilo suburbio de Montreal. “Pero creo que tomé la decisión correcta porque soy un artista”, aseguró.

Entre las creaciones de la fábrica se encuentra Blue, la mascota panzona de los Indianapolis Colts de la NFL, y a Raymond, el bromista del equipo de béisbol Tampa Bay Rays. Creations JCT produce entre 150 y 200 mascotas al año, la mayoría de las cuales son para franquicias deportivas, pero también para parques de diversiones y corporaciones.

Los deportes televisados son excepcionalmente atractivos para Jean Claude Tremblay: “Yo los veo por mis personajes”, dijo. “Pero en cierto momento, tienes que pasar la antorcha”, dijo en referencia al retiro. De todos modos, sigue profundamente involucrado como la conciencia creativa de la fábrica. Si Dominic, quien se encarga de las operaciones cotidianas de la compañía, está compartiendo ideas con un cliente que no se decide por un personaje, llama a su padre para que lo ayude. Nadie, dijo, puede cerrar un trato como su papá, quien escucha al cliente y espera a que le llegue la inspiración. Luego, con un chasquido de dedos y los ojos refulgentes lanza: “¡Usted necesita un mosquito!”. “Y el cliente siempre dice: ‘¡Guau! ¡Sí!”, contó Dominic.

A Jean Claude Tremblay se le han ocurrido y ha dibujado más de 5.000 personajes, docenas de los cuales adornan las paredes del comedor de la fábrica. El resto está archivado en cuadernos de bocetos: criaturas marinas y extraterrestres, aves, osos y perros con la lengua afuera.

Locos

Actualmente están de moda los robots. A los niños les encantan. “Pero nunca hemos dejado de hacer animales”, contó Dominic. “Nunca dejaremos de hacer todo tipo de personajes locos. Creo que a la gente siempre le gustarán los personajes locos”, razonó.

Su padre, claro, es uno de ellos.

Al crecer en Montreal, Jean Claude desarrolló una pasión por la pintura a pesar de que su padre, que era ingeniero, se resistía a la idea de que su hijo hiciera una carrera artística. Sin embargo, se inscribió en la escuela de Bellas Artes de Montreal y, tras graduarse, impartió clases de arte en una prisión antes de aceptar un empleo en la tienda de arte de su hermano. Luego, un día de 1981, lo llamó el equipo de béisbol Montreal Expos. Fue la llamada que le cambió la vida.

Ser “Youppi”

La mascota del equipo, un personaje descuidado, llamado Youppi, había visto mejores días y necesitaba reparaciones con urgencia. No mucho después de que concluyera el trabajo, los Expos hicieron un descubrimiento fortuito: Tremblay complementaba sus ingresos trabajando como mascota en diversas funciones corporativas. Resultó que el equipo tenía una vacante. ¿A Tremblay le interesaría ser Youppi? Se necesitó poco para convencerlo: sus hijos saltaron de felicidad con la idea.

Ser Youppi fue muy divertido, pero la mascota hedía. Pronto, los Expos le encargaron que construyera uno nuevo, de preferencia, con materiales lavables.

Cuando terminó la nueva versión de Youppi empezaron a materializarse otras ofertas. Eso sí: su trabajo le costó su matrimonio.

Las décadas han pasado. Jean Claude Tremblay viene delegando cada vez más el trabajo creativo a su personal. Antes, él hacía un bosquejo en un papel y luego cortaba los materiales para darles forma a las mascotas. Ahora tiene diseñadores gráficos que usan programas informáticos para crear modelos y patrones.

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