Poemas de lo mínimo

Poemas de lo mínimo

El joven autor tucumano muestra una llamativa madurez en su libro

04 Octubre 2015

Poesía

CÓMO LLEGAR A DONDE ESTÁS

MANUEL MARTÍNEZ NOVILLO (H)  

(Culiquitaca - Tucumán)

Manuel Martínez Novillo (h) es un filósofo de lo mínimo, lo escueto, lo cotidiano. En las pequeñas cosas, en las circunstancias cotidianas, en las esquinas casuales, puede ver el eco del fracaso, de la pérdida, del olvido. Su poesía expone, sin remilgos, la lenta demolición de la vida. Pero no le canta a la pérdida a través del desgarro nocivo o de la elegía trágica. Su tono es el mayor hallazgo, creo. Su tono es un acierto poético. Es curioso que el joven poeta Novillo pueda atrapar el dolor del desamor en las escenas mínimas o escuetas. Y lo hace claramente, con una forma buscada y encontrada, con un ritmo apropiado para esos poemas que no son barrocos ni simplones. Entre la voz clara y el problema de la existencia, entre lo urbano y lo sentido, los poemas abren una zona de la vida en el mundo contemporáneo. Percibo en la voz de ese yo –escueto y profundo– una percepción de los viejos problemas vistos desde “una” generación. Lo mejor es que Novillo lo dice sin énfasis, sin orgullo teórico; lo dice con una música estoica que suena y que resuena en el presente. Novillo es una especie de Marco Aurelio citadino y sentimental. Pero no se vale sólo de lo popular sino de lo que escucha, de lo que sabe escuchar. Tiene un buen oído para lo que sucede cerca –y que podría estar lejos: “Y él también podría /olvidarse inmediatamente de mí. / Tal como yo, que lo borraré/como borraré los postes,/de luz, las señales, ¿quién sabe?”

La pérdida, el abandono, la intemperie, no son hechos extraordinarios sino anodinos y cotidianos. Por eso es tiempo de sufrir con calma, con mesura, como si fuera lo más natural. Y la forma de pensar y decir el abandono tiene ese ritmo tenue, esa voz aclimatada y estoica: “Toda la verdad está en el aire: / te han abandonado. Tus fuerzas / volverán cuando llegue el momento.”

No deja de ser extraño y auspicioso que Martínez Novillo haya encontrado el tono justo para estos raros poemas maduros de un joven: ¿será la hora de Martínez Novillo? Es la hora justa del “artista cachorro” que ha empezado su empinada carrera hacia la madurez literaria.

© LA GACETA

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Fabián Soberón

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