“El jazz es una música a escala humana, no como el rock o la música clásica”

“El jazz es una música a escala humana, no como el rock o la música clásica”

El talentoso músico porteño habla sobre el género que domina como pocos. Cree que el jazz “es una música que termina de ecualizar en la oreja de la gente con algo de alcohol”. Y dice que lo primero que le pregunta a un estudiante es si tiene Kind of blue

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04 Octubre 2015

Por Fabián Soberón - Para LA GACETA - Tucumán

- En una entrevista que te hizo Eduardo Aliverti dijiste que ya no existe el dueño de una disquería que te recomiende los discos según su gusto. Si tuvieras una disquería, ¿qué discos recomendarías?

- Si hay algo que no tendría es una disquería (risas). No querría tener que lidiar con compradores de discos de jazz. Porque es la gente más cuadrada y obtusa que hay… Y eso me pone muy nervioso, me saca de las casillas. Yo he dejado de ir a Minton’s, que es la disquería de uno de mis mejores amigos, para no fumarme a todos esos talibanes hablando alegremente de músicos que tienen 30 o 40 años de trayectoria y criticándolos alegremente sin tener idea de lo que están haciendo. ¿Qué discos recomendaría? Es la típica de la de “los discos que te llevas a una isla desierta”. Qué se yo… eso va cambiando todo el tiempo. Cinco discos es muy poco. Pero qué se yo… Kind of blue es uno, alguno de Jarrett, alguno de Evans, yo creo que alguno de una cantante negra que puede ser Anita O’Day o puede ser Ella Fitzgerald o alguna blanca que puede ser Joni Mitchell y alguna cosa de Martha Argerich tocando Ravel, por ejemplo. Cuando un alumno empieza a estudiar conmigo, viene a la primer clase, yo le pregunto si tiene un cuaderno pentagramado y le pregunto si tiene Kind of blue, y si no lo tiene, le digo que se lo tiene que comprar.

- O sea que vos podrías, parafraseando ese texto que había en la academia de Platón, que decía “El que no sabe matemáticas no puede entrar”, dirías que “El que no escuchó Kind of blue no puede entrar”.

- Tiene que escucharlo, es un disco clave para la historia del jazz moderno y es un disco sobre el cual después trabajamos. Es un disco que resume lo que es el jazz. No encuentro otro ejemplo de disco imprescindible, salvo ese.

- Sé que preferís para tocar lugares chicos en donde el público está cerca y se escucha el tintinear de los vasos con un poco whisky. ¿Ese deseo o esa necesidad de los lugares chicos está inspirada en algún imaginario como el del cine o es un requerimiento técnico por el tipo de música que hacés?

- No, el cine no tiene nada que ver. Básicamente es mucho más sencillo, el jazz es una música a escala humana, no como el rock o la música clásica. Vos en lo posible necesitas sentirlo, respirar al tipo que está tocando, y el tipo que está tocando necesita sentir la respiración del que lo está escuchando. Los teatros están hechos para la música clásica y los estadios están hechos para música de rock. Uno suele tocar en teatros por un tema comercial, porque se gana más plata, y muchas veces porque entra más gente y porque además eso evidentemente le da un marco más importante a los conciertos. Los conciertos internacionales son en teatros. Pero claramente el músico de jazz prefiere tocar en un club, si el club tiene buenas condiciones técnicas. Lo que sucede es que en teatro es más habitual que te encuentres, como en mi caso, con un buen piano, que en un club. Pero yo he tocado en clubes en Europa donde no querés irte nunca de ahí, porque el piano está bien, tenés a la gente cerca, la gente toma algo… El jazz es una música que termina de ecualizar en la oreja de la gente con algo de alcohol, no en el sentido de que tienen que estar borrachos. Pero el alcohol es algo que no estás sentado en una butaca duro mirando para adelante, o sea, estás escuchando, pero si estás con alguien estás charlando un poquito y estás tomando. No estás tomándote muy en serio ni a vos mismo, ni al tipo que está tocando, y eso me parece que está buenísimo. Yo prefiero que no me tomen muy en serio, y yo no tomo muy en serio a nadie, en ese sentido, lo cual no quiere decir una falta de respeto, ni desconsideración. Los americanos, y a eso lo tienen muy en claro, cuando hablan de esto hablan de entertainment, entretenimiento. Village Vanguard es entertainment para ellos, es el club de jazz histórico, lugar donde se gestaron muchas cosas importantísimas. Pero no te lo tomás tan en serio. Tenés al tipo a dos metros. Y eso implica que puedas llegar a pensar que el tipo es como vos, o que vos podés estar en el lugar del tipo. Tanto si estás tocando como si estás escuchando. Yo detesto cuando hago solo de piano, y no es en boliche… bueno cuando es un teatro que tiene un escenario es muy difícil pero, por ejemplo, yo toqué en París, en mayo, toqué en un lugar donde hay un solo piano. Pusimos el piano en el medio y lo rodeamos de sillas, había 170 o 180 personas rodeando el piano a una distancia corta. En Buenos Aires hice lo mismo varias veces, la última fue en el Palais de Glace, en la calle Posadas. Hubo un ciclo, había llevado un muy buen piano (lo organizaba Cultura de la Nación hace varios años). Pusimos el piano en el medio y a la gente rodeándolo. Éramos 400 personas, y si yo estiraba la mano podía tocar al que estaba más cerca. Entonces me parece que el jazz es esa música, nació de esa manera, es música popular. Los teatros tienen que ver con otra cosa y tienen que ver muchas veces con cierta necesidad del músico clásico de legitimarse.

© LA GACETA

PERFIL

Adrián Iaies nació en Buenos Aires, en 1960. Es pianista, compositor, arreglador y productor. Fue nominado tres veces a los premios Grammy latinos por tres de sus discos. Ganó el premio Clarín y el Konex de Platino otorgados al “mejor músico de jazz”. Su disco Las tardecitas de Minton’s fue un suceso de ventas. La revista Down Beat le dedicó una página entera, algo que sólo había hecho con otros dos músicos argentinos (Piazzola y Barbieri). Compuso música para películas, como Tres de corazones, de Sergio Renán. Ha brindado conciertos en la America´s Society y el Lincoln Center de Nueva York, el Oslo World Musical Festival, la Opera Metropolitana de Tel Aviv y el Festival de Vancouver, entre otros lugares. Es el director del Festival de jazz de Buenos Aires.

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