Los líderes mundiales han recurrido a la figura del Papa como a un salvavidas, según Jon Lee Anderson

Los líderes mundiales han recurrido a la figura del Papa como a un salvavidas, según Jon Lee Anderson

El reportero estrella de la revista The New Yorker fue entrevistado por LA GACETA. Pinta un perfil de Francisco como figura conciliadora. También opina de Cristina y del cambio en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.

LA GACETA / FOTOS DE MIGUEL VELARDEZ LA GACETA / FOTOS DE MIGUEL VELARDEZ

MEDELLÍN, Colombia.- En el escenario canta Pablo Milanés. La lluvia le da un toque especial al concierto montado al aire libre en el parque de los pies descalzos de Medellín. "Carpas, carpas" grita un vendedor ambulante que avanza entre la gente con una mano en alto para mostrar un plástico blanco con capucha ideal para salvaguardarse de la lluvia. 

Entre el público, sentado en su silla, Jon Lee Anderson golpetea las manos en sus piernas al son cubano como si fuese el percusionista de la banda.

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Tenía el vuelo a Nueva York a las 23. Pero "el gringo chévere", como le llaman los colombianos, no quería perderse el recital de Milanés, anunciado para las 20. Durante la tarde había planeado cargar la maleta para ganar tiempo y llegar al recital aunque solo pudiera ver una hora, o unas cuantas canciones y seguir camino al aeropuerto. El recital comenzó puntual y eso fue un punto a favor. De manera que, el entusiasmo por haber llegado a tiempo se le notaba en el rostro.

La lluvia obligó a muchos colombianos y visitantes a cubrirse con las "carpas", que fueron un gran negocio para el vendedor que seguía con su grito de oferta: "Carpas, carpas". Enfundado en ese plástico blanco con capucha, el reportero de la revista The New Yorker parecía más un caricaturesco duende grandote.

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Antes de llegar a Medellín, Anderson estuvo en Cuba, donde se había instalado para reportear la visita del Papa Francisco. El descongelamiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos es un tema que lo mantiene ocupado desde que comenzó este proceso de negociaciones entre Raúl Castro y Barak Obama.

 No es fácil cazar al maestro de reporteros para una entrevista. Casi siempre está de viaje a zonas de conflicto o países en los que se cuecen hechos históricos. Por su rol de miembro del consejo directivo de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano asistió a Medellín para el Festival del Premio Gabriel García Márquez.

Cada vez que termina su coloquio, Anderson queda rodeado por lectores ávidos de obtener una foto y una dedicatoria en alguno de sus libros de crónicas. En el auditorio de plaza mayor, el autor de la biografía del Che Guevara charló con Sergio Ramírez (Nicaragua), Mónica González (Chile), y Elio Gaspari (Brasil) sobre dictaduras y dictadores. Al bajar del escenario se repetía la escena de sus lectores rodeándolo como le sucede a cualquier celebridad.

Cuba, Estados Unidos y el Papa Francisco atraía como tema principal de una entrevista a Anderson. Habíamos pactado la entrevista en el hall del hotel, un rato antes del recital.

- La figura del Papa aparece como la de un hombre que va por el mundo repartiendo paz. En Cuba, usted fue un testigo directo de lo que provoca Francisco en la gente. ¿Qué rol tiene el Papa en el proceso cubano-norteamericano?

- Le han dado o ha asumido un papel de anfitrión, como una figura conciliadora y un facilitador de reconciliación. Su mera presencia y beneplácito en público, dado su carisma y el arrojo que ha podido establecer da como figura y dimensión a estos procesos. Tengo entendido que su papel específico tanto en la situación norteamericano-cubana como el caso colombiano no ha sido un rol detallado si no que ha sido como un mensajero. Ha dado su respaldo y tiene un peso moral establecido que es realmente interesante, porque cuando lo eligieron Papa, el perfil del Vaticano estaba realmente por los suelos. En aquel momento, un cúmulo de malas noticias sobre abusos sexuales, pedofilia, como ostentaciones de parte del Vaticano y una pérdida de afectos en lugares tradicionales.

- Para colmo, Ratzinger no tenía llegada en la gente.

- Claro, Ratzinger era un tipo muy poco popular, que no tenía nada de arrojo, nada de carisma. Este hombre, (Francisco), aparentemente es, quizás por ser argentino, tiene esa cosa... es canchero. Yo de verdad no lo asimilé del todo al principio debido a su silencio durante el Proceso. Yo dije cómo un hombre que ahora lo nombran la autoridad máxima, moral y religiosa de la Iglesia católica puede ostentar tal perfil cuando estuvo silencioso durante el proceso. Volví a mirar el comportamiento de la Iglesia durante el proceso y había una relación bastante cercana entre el arzobispado de Argentina con los militares, en algunos casos de complicidad con el tema desapariciones y en el caso de él no era tan claro. Algunos curas decían que había tratado de ayudar detrás del telón; otros decían, y no lo creo, que había entregado a gente. Pero el hecho de que nunca se pronunció en contra, a mi entender me hizo pensar. Tengo que decir que a pesar de eso, en los últimos dos años y medio, más o menos, ha comenzado a expresarse a favor de los humildes, a favor de los procesos de justicia, de reconciliación como estos de Cuba y ha expresado preocupación en torno a la globalización capitalista que destruye el medio ambiente y cosas así... me ha ido ganando cierto afecto. Lo veo como una figura de mayor credibilidad. No sé cuál es su última verdad, su máxima verdad. Si es que está sacando los clavos por lo que no hizo anteriormente o si es un hombre que ha ido en desarrollo. Es posible que sea una combinación de esas cosas.

-De hecho, en Argentina, el gobierno tuvo una actitud de distancia hacia Francisco, al principio; apenas lo eligieron. Después cambió y ahora hay un vínculo entre Cristina Fernández de Kirchner y el Papa...

-Así es. Yo sé que ella lo había criticado, lo había atacado, inclusive. Y ahora ella va por dónde él está; inclusive llegó a Cuba... es un hombre que todo el mundo quiere estar cerca. Es curioso. Creo que esto demuestra lo difícil que está el mundo por una juntada de situaciones que tenemos hoy en día y la necesidad de alianza que tienen los líderes. No dan abasto con lo que hay que hacer y entonces han recurrido a él como alguien naufragando hacia un salvavidas y, quizás lo han inflado un poquito también porque quieren... necesitan potenciar a alguien que no es un político, pero que responde a cierto status espiritual. Es interesante. Es curioso el fenómeno. Me doy cuenta, inclusive, que otros líderes de otros cleros se han plegado a eso. Hubo un encuentro hace poco, donde él habló y estaban un montón de rabínicos detrás de él... como que ellos también se dan cuenta que no importa la secta, pero en términos espirituales es una de las figuras dd mayor respeto en el mundo. Merecido o no. Esto demuestra lo difícil que está todo.

-En Cuba pudo ver los movimientos del Papa. Usted publicó en The New Yorker que en Holguín, un pueblo cubano sufrían una larga sequía y cuando llegó Francisco llovió; entonces los cubanos dijeron que el Papa les había traido la lluvia como una bendición, como un milagro...

-Si. La gente atribuía hasta cierto punto su llegada. No son tan religiosos los cubanos, pero son supersticiosos y entonces lo vieron con entusiasmo, porque es una persona más que llega y... cada celebridad o personaje así que llega a Cuba implica que Cuba está menos aislado, ayuda a afincar el papel de Cuba en el mundo.

-Respecto de los nuevos vientos que soplan en Cuba a partir del cambio en las relaciones con Estados Unidos. ¿Se percibe en la calle, en la vida cotidiana, ese proceso?

-Va bien... más allá del acercamiento cubano... hace tres meses no había internet. Ahora hay hotspot (es un lugar que ofrece acceso a Internet a través de una red inalámbrica) en muchos lugares públicos  piensan expandirlos. Es decir a los que criticaban al gobierno cubano por no abrir internet tienen que reconocer hoy en día que sí lo tienen y lo han hecho a un costo bajo para la gente. Pasas por la rampa hoy en día en la Habana y ves gente teniendo reuniones familiares con las pantallas de los celulares mirando y hablando con sus parientes en Miami o en España. Puedes ver a chicos extasiados con la comunicación. Con una tarjeta que vale dos dólares; cuando yo estuve en abril tenía que ir a hoteles y pagar 12 dólares para una hora de internet. Hoy en día son dos dólares y está bien, porque es accesible a todos y los puntos de conexión a internet están en la calle. Entonces en ese aspecto sí hay una apertura relativa, pero que es palpable. Por supuesto, hay aspecto cerrados. No es una apertura política directamente. Pero cuando agrupas apertura cultural con económica y en telecomunicaciones quiere decir que el panorama se ha oxigenado muchísimo.

- ¿Cree que el Congreso de Estados Unidos avalará la decisión política de Obama respecto al embargo en Cuba?

- Puf... no sé... estamos entrando en campañas electorales presidenciales en las que todo se complica, pero tiendo a creer que sí. Yo espero que sí. Es de esperar que sí.

-Hay mucha presión desde afuera para que se avale el fin del embargo. Muchos gobiernos han celebrado o han visto con buenos ojos este cambio

- Eso no quiere decir nada dentro de Estados Unidos. Durante 50 años mantuvieron el embargo, a pesar de la impopularidad en el mundo. Y como pudimos ver, en estos tiempos, tenemld gente como Donald Trump y hay millones de norteamericanos que no son muy de letras y de mundo y que son capaces de creer todo lo que le dicen políticamente en tiempos de campaña.

En el hall del hotel, un pianista suaviza la noche con su talento. Una música dulce y melancólica era la previa del concierto. Había que salir rumbo a plaza mayor. Llega el chofer y es momento de partir. A esa hora nadie imaginaba que más tarde iba a llover. Después, Jon Lee Anderson sentado en su silla, entre el público de plaza mayor, dejó de golpear las manos sobre sus rodillas. Milanés llevaba una hora de concierto, pero Anderson no tenía más tiempo. Muy a su pesar se levantó del asiento, saludó a quienes lo rodeaban y se perdió entre la gente en dirección a donde lo esperaba el chofer para llevarlo al aeropuerto. Próximo destino: Nueva York, donde lo aguardaban para el festival de la revista The New Yorker, un encuentro de letras y música, tan prestigioso como el de Medellín, pero en inglés.

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