Las novelas gráficas, la herencia que nos deja el comic

Las novelas gráficas, la herencia que nos deja el comic

Judd Winick regresó a las caricaturas con “Hilo”, una novela gráfica que se completará con cinco entregas más. Por George Genes Gustines / The New York Times

EN PLENO TRABAJO. Winick dibuja en su estudio; la vuelta a las caricaturas le devolvió la alegría, según dijo. Talia Herman /The New York Times EN PLENO TRABAJO. Winick dibuja en su estudio; la vuelta a las caricaturas le devolvió la alegría, según dijo. Talia Herman /The New York Times
27 Septiembre 2015
Después de incursionar en la televisión, en los libros de cómics y en la animación, Judd Winick ha regresado a sus raíces como caricaturista con “Hilo”, una novela gráfica para todas las edades. El héroe que le da título es un muchacho enigmático que choca con la Tierra y se hace amigo de dos niños, D.J. y Gina. El libro recientemente publicado es la primera entrega de lo que se planea sea una serie de seis libros.

“Hilo” -en inglés se pronuncia “jai-lou”- está siendo promovido como una novela gráfica para niños, pero Winick lo compara con una película de Pixar, una historia que puede ser disfrutada por toda la familia. Una primera reseña lo describió como “extravagante y serio”.

El libro equilibra lo bufonesco (los ruidos corporales, la poca familiaridad con las normas sociales) y el patetismo (los conflictos en las amistades infantiles). También tiene un elenco multiétnico: D.J. es el único de cinco hermanos asiático-estadounidenses que no es “asombroso en algo”, y su mejor amiga, Gina, que es afroamericana, tiene dos hermanas agresivamente positivas que son porristas.

Dar a “Hilo” un atractivo multigeneracional fue un tributo a lo que inicialmente atrajo a Winick hacia las tiras cómicas de los periódicos. “Eran caricaturas convencionales para todas las edades”, contó. “De niño, uno recibía su dosis diaria de tiras cómicas. Las leíamos todas. Leíamos incluso las que no nos gustaban”, recordó.

Al crear “Hilo”, Winick dijo que tomó las lecciones de 10 años de escribir historias para libros de cómics y las mezcló con el humor que disfrutó gracias a las tiras cómicas de los periódicos. Se dio cuenta de que “podía contar historias de aventuras y acción en formato largo que tenían mucho drama, tensión y riesgos; y podían ser divertidas”.

Le cambió la vida

Con 45 años, el autor es más conocido por haber integrado el elenco de la tercera temporada de “The Real World” en MTV, en San Francisco, en 1994. Apareció en el programa justo cuando su acuerdo de desarrollo con Universal Press Syndicate, un distribuidor de tiras cómicas para periódicos, fue cancelado.

Su periodo en el programa le cambió la vida en varias formas: una de sus compañeras de elenco, Pam Ling, se convirtió en su esposa. Otro, Pedro Zamora, murió en 1994 y Winick conmemoró su relación en la novela gráfica de 2000: “Pedro and Me: Friendship, Loss, and What I Learned”.

El autor también trabajó en muchos cómics: su “The Adventures of Barry Ween, Boy Genius”, sobre un niño maleducado de 10 años; “Green Lantern”, para DC Comics en 2000, en el cual introdujo un personaje gay, y “Exiles”, de Marvel, en 2001, sobre exploradores de un mundo paralelo que incluía a una superhéroe lesbiana.

El número de “Green Lantern” en el cual Terry Berg se reveló como gay ganó el premio al mejor libro de cómics del año de la Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamación. También fue el inicio de la reputación de Winick como un entusiasta de las causas de género y de diversidad.

Para 2005, Winick se había encaminado hacia la animación con “The Life and Times of Juniper Lee”, la cual se difundió durante dos años en Cartoon Network, sobre una niña china de 11 años de edad que debe mantener el equilibrio entre lo real y lo sobrenatural. Ahora es escritor principal de “The Awesomes”, una serie animada sobre superhéroes creada por Seth Meyers y Mike Shoemaker.

De su hijo

Lo que intensificó el fuego creativo fue un pedido de su hijo preadolescente, que quería leer sus comics. Pero cuando revisó su trabajo, no encontró ninguno apropiado para su edad. Le recomendó la serie “Bone”, de Jeff Smith, y sintió envidia cuando su hijo lo disfrutó.

“Yo también puedo hacer eso”, decidió, y pronto nació “Hilo”, que “empezó con una imagen de un niño que podía volar”.

La experiencia también le ayudó a hacer otro descubrimiento. “Para los tipos judíos neoyorquinos como yo, acostumbrados a minimizarnos, nos cuesta llamarnos artistas, especialmente si uno es caricaturista”, admitió.

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