Campus minado
El Consejo Superior bajó la mirada del cielo de la Justicia y puso los pies en la tierra de los hechos consumados. El 8 de septiembre tuvo una sesión difícil: se estableció que debía declararse la nulidad del convenio firmado con Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio (YMAD) en 2008, que ponía punto final a la Ciudad Universitaria. Pero el martes pasado fue más cauto: dijo que fue “irregular” la decisión del ex rector Juan Alberto Cerisola de firmar ese acuerdo que está basado “en hechos inexistentes, como la conclusión de la ciudad universitaria o la suficiencia de los fondos reservados para ella”.

Se trata de un asunto peliagudo, escandaloso y lleno de plata: YMAD es la empresa formada entre la Nación, Catamarca y la UNT para administrar las utilidades de la explotación minera, que hace nueve años comenzó a repartir los porcentajes a Catamarca (un 60%) y a la UNT (un 40%) que en este caso estaban destinados, según la ley 14,771 de 1958, a construir la Ciudad Universitaria que inició el rector Alberto Descole en los años 50.

Polémica asordinada

La piedra del escándalo comenzó el año pasado, cuando el ex representante de la UNT en YMAD, Florencio Aceñolaza, denunció que la UNT había dejado de percibir 500 millones de pesos, debido a que Cerisola decretó en 2008 que la Ciudad Universitaria era inviable y que los fondos se emplearían en un proyecto de obras para la universidad. La ley 14.771 dice que, a partir de esa declaración, la UNT deja de recibir el 40% de utilidades y se queda con un 20% -que ya no son con fin específico, sino de libre disponibilidad- y que el otro 20 % debe ir a las otras 55 universidades nacionales.

El año pasado se hizo público y una comisión especial del Consejo Superior se puso a investigar y dio los informes que terminaron en las dos últimas sesiones del órgano de decisiones universitarias. Pero el asunto venía de antes: en una sesión durísima de 2010, cuando se rechazó el informe del plan de obras expuesto por Cerisola, se ordenó formar una comisión investigadora. Pero eran tiempos electorales y el ex rector iba por su reeleción. Esa comisión nunca se formó y en septiembre de 2010 fue disuelta.

No hubo demasiada preocupación sobre el tema mientras los fondos de las utilidades de YMAD llegaban y se usaban en el marco del plan de obras anunciado, de $267.6 millones de pesos. Más bien hubo esporádicos cuestionamientos al origen del dinero -de la cuestionada actividad minera que, como acaba de ocurrir en San Juan, muestra la fabulosa riqueza asociada al riesgo de espantosa contaminación- y al uso casi sin control en las obras en edificios universitarios. Dos causas que se manejan en la justicia federal desde 2010 y 2011 ponen bajo la lupa manejos caóticos del torrente de dinero de la minería y acusan a Cerisola por presunta administración fraudulenta e incumplimento de los deberes de funcionario público, entre otras cosas.

Dura derrota

En 2014, apenas terminado su ciclo como rector, Cerisola logró que la nueva conductora de la casa de altos estudios, Alicia Bardón, le diera su premio nombrándolo provisoriamente delegado en YMAD, en reemplazo de Fernando Valdez, que debía asumir como legislador. El Consejo Superior rechazó el nombramiento provisorio pero ya Cerisola estaba firme en el directorio de YMAD, donde es hoy vicepresidente. La empresa desconoció lo decidido por el Consejo Superior y éste acudió a la Justicia federal de Tucumán. Pero el juez federal dijo que el pleito debía resolverse en Catamarca, donde tiene su sede YMAD. Una dura lección para el Consejo Superior: se impuso el poder del dinero. Hasta marzo 2016, Cerisola será delegado de la UNT y, ¿quién sabe? podría aspirar a ser reelegido, si tuviera delegados afines en el Superior. Fue tan dura la derrota universitaria que en ese entonces se intentó por lo menos generar que los directores de la UNT se pusieran la camiseta universitaria. Como sus sueldos son pagados por YMAD, se dictaminó que cobren el equivalente a un profesor full time con el máximo de dedicación. Y que el sobrante del salario deben repartirlo en la Universidad. Es que circulaba el rumor de que cobraban miles de dólares por mes. Fernando Valdez dice que no es verdad, que su último sueldo en YMAD a comienzos de 2014 fue de 40.000 pesos y que puede mostrar el recibo. “Era alto, pero no esa cantidad y tampoco en dólares”, asevera. No obstante, se dice que el otro representante, Faustino Siñeriz, ha hecho una alta donación a la UNT para cumplir con el compromiso exigido por el Consejo Superior. De Cerisola no se sabe.

“Sistema Comechingones”

Ahora el Consejo está anoticiado de que la embestida judicial es complicada. La investigación del fiscal federal 1, Carlos Brito, por las obras hechas en la UNT, ha avanzado con lentitud exasperante. Ha acusado a Cerisola y a varios de sus ex acompañantes de crear un régimen especial de contrataciones (para eludir licitaciones) que se apartaba de la ley de obras públicas; de hacer inversiones financieras presuntamente fraudulentas, poniendo dinero en entidades de alto riesgo y de no dar informes de lo sucedido con los intereses de los plazos fijos; de pagar supuestos sobreprecios en obras; de haber construido casi un hotel boutique en la casa 8 del predio universitario de Horco Molle; y de haberle pagado casi el doble de lo que pedía como compensación por ampliaciones a la empresa que remodeló la Facultad de Derecho. El fiscal hizo allanamientos en obras con un equipo de Gendarmería especialista en análisis de datos económicos; pidió informes de la Procelac y de la Sigen, que fueron lapidarios y concluyó que hubo “manejo arbitrario y riesgoso de los fondos”, con sospechas de que “pudo dar lugar a su utilización en beneficio propio de los responsables”. También destacó que era “llamativo el bajo nivel de formalidad en la confección de las notas de disposición de fondos”. El sistema presupuestario, económico, financiero y contable de la UNT (llamado “Sistema Comechingones”), con 24 empleados, dependía de las decisiones de Cerisola y de Luis Sacca, subsecretario de Políticas Administrativas. Finalmente, el fiscal Brito cuestiona que nada se sabe de un cheque de 20 millones de pesos. Las causas -llamadas “Eudal” y “Sigen”- van y vienen de la Fiscalía I a los jueces federales I y II sin que se haya podido concretar la citación a declarar a Cerisola, quien ha dicho públicamente que la causa es política. ¿Se resolverá alguna vez? Ya van cinco años de investigación.

La esperanza del díálogo

Por eso el Consejo ha preferido pedir a a rectora que una delegación del Consejo Superior y miembros de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la UNT realicen gestiones ante las autoridades de YMAD y del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) para hacerles conocer la resolución aprobada, e intentar, mediante el diálogo, evitar la judicialización del reclamo.

¿Aceptarán las otras universidades dejar de cobrar el 20% que vienen recibiendo desde hace siete años? ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que se pueda terminar al Ciudad Universitaria? También el Consejo analiza formar una comisión de estudio serio sobre este tema, para que no haya sorpresas como la que dio Cerisola en 2008.

Otra brasa candente

¿Y qué pasará con YMAD? El fiscal Brito ha dejado otra brasa candente en su investigación: dice que la empresa no repartió el 40% en los años anteriores a la firma del convenio de Cerisola: “(2006: 19,28%; 2007: 26,35%); y por otro lado, después de la rúbrica del convenio en cuestión, tampoco se alcanzó el ‘nuevo’ porcentaje legal del 20% (2008:10,15%; 2009: 6,41%). En consecuencia, el informe técnico ha dado cuenta de que sobre la base de las fuentes tenidas a la vista, los montos recibidos por la UNT no se ajustaron a los porcentajes de ley”.

Doble problema: sólo hay que pedirle a YMAD que empiece a repartir de nuevo el 40%, sino controlar que entregue en serio lo que corresponde. El Consejo quiere nombrar dos representantes propios para controlar (”acompañar”) lo que hacen los directivos de la UNT en YMAD. Dicho sea de paso, los fondos de la minería sirvieron para parte de los $41 millones con que se pagaron los $1.000 adicionales a los auxiliares docentes, confirma Leandro Díaz, el secretario económico de la UNT. Añade que este año no llegó nada de dinero correspondiente a 2015. ¿No hay fechas de entrega? “No, la empresa es la que decide cuándo repartir utilidades”, responde.

Los consejeros esperarán 120 días hasta que se hagan las gestiones ante el CIN y ante YMAD, Luego, dicen, vendría la judicialización. Pero no se sabe hacia dónde vamos. Es tan difícil la encrucijada, que el consejero Daniel Yepez empleó una frase de Isaac Deutscher, el biógrafo de Trotsky, para describir la situación. Dijo que han encontrado una universidad “sepultada bajo una montaña de perros muertos”.

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