“El cuádruple crimen de La Plata me pareció monstruoso y espectacular”

“El cuádruple crimen de La Plata me pareció monstruoso y espectacular”

El escritor y periodista no tiene reparos en admitir la fascinación que le generan los casos más estremecedores de la historia policial argentina. Además, asegura que cada vez que entrevista a una víctima o a un victimario, va de frente; y que a veces hasta él mismo se sorprende de las cosas que llegan a admitir

LA EXPERIENCIA. “Me di cuenta a lo largo de los años que la gente ya sabe si va a hablar o no”, revela Sinay. LA EXPERIENCIA. “Me di cuenta a lo largo de los años que la gente ya sabe si va a hablar o no”, revela Sinay.
27 Septiembre 2015

Por Dolores Caviglia - Para LA GACETA - Buenos Aires

A Javier Sinay la sangre no lo impresiona. Es tanta la pasión que siente por su trabajo que cada vez que se refiere a hechos criminales y sangrientos, además de usar adjetivos oscuros, utiliza palabras como “espectacular” o “apasionante”. Y es que luego de investigar por casi diez años los casos más controvertidos y enigmáticos de la historia policial argentina, Javier está acostumbrado a ver cosas que suelen provocar escalofríos. Ahora, Javier acaba de terminar una nota para la revista Rolling Stone sobre la historia de un chico de 16 años que fue a robar una moto con un amigo y se encontró con el dueño, un policía fuera de servicio que lo mató; y está escribiendo un perfil sobre Jorge Eduardo Acosta, “El Tigre” -un alto mando de la ESMA que decidía a quiénes torturar y a quiénes matar-, que va a formar parte de un libro editado por Leila Guerriero sobre personajes relacionados con la violencia política en América Latina. Por eso afirma: “Me gustan las historias de personas al límite, expuestas a algo tan poco usual que cuando hablan dejan ver su esencia humana; toda esa paleta de emociones y de comportamientos humanos, como la furia o la venganza”.

- ¿Tenés alguna estrategia para acercarte a la gente y lograr que se animen a hablar con vos?

- Trato de ser completamente sincero y frontal con el trabajo que estoy haciendo. Si la gente me pregunta, no tengo problemas en contarles lo que quiero hacer. También me di cuenta a lo largo de los años de trabajo que la gente ya sabe si va a hablar o no. Cuando alguien no quiere hablar, es muy difícil convencerlo porque las razones suelen ser muy fuertes, por ejemplo miedo a sentirse en peligro. Y cuando alguien quiere hablar, como el familiar de una víctima a la que quiere recordar o por la que busca justicia, habla. Si son asesinos, quizá quieren contarle a la sociedad lo que hicieron y por qué lo hicieron. Es cierto que a veces hasta yo me sorprendo de las cosas que logro que me digan. El año pasado entrevisté a Javier Quiroga, el condenado por el cuádruple crimen de La Plata, y las cosas que me contó fueron impresionantes. Él fue condenado por el crimen porque estuvo ahí, pero no mató a nadie. Y pese a que yo creía que me estaba mintiendo, también sabía que había partes de verdad en lo que me decía, como la última mirada que le dio una de las víctimas. Por un lado son alucinantes las cosas que escucho pero también muy fuertes. Lo que me gusta del periodismo es poder entrevistar gente y escuchar de primera mano a quien protagonizó los hechos.

- ¿Cuál fue el crimen que más te impactó?

- El cuádruple crimen de la Plata, descubierto el 27 de noviembre de 2011, fue uno de ellos, porque cuatro mujeres muertas en seis minutos en una misma casa y a puñaladas me parece monstruoso y espectacular. Pude ver algunas fotos de la escena del crimen y fue terrible. Y otro crimen que me impactó mucho fue el que está contado en el último capítulo de Sangre joven: un chico al que mataron en la ciudad de Chascomús en 2005, que de nene estaba jugando en las vías cuando el tren lo atropelló y le cortó los pies. Después su familia le hizo un juico a la empresa ferroviaria y lo ganó; y a los 18 años el chico cobró mucha plata, se compró un auto, ropa nueva y se convirtió en un personaje popular y carismático. Bueno, en ese año, un grupo que él consideraba de amigos lo secuestró y lo mató a puñaladas, incluso los pibes le pasaron por encima con su propio auto. De este crimen, me interesaba todo lo que podía contarse: cómo era la vida de estos chicos, cómo era la noche. Esto es lo que trato de buscar en las historias; por un lado quiero que sea interesante narrativamente y por el otro, que dé cuenta de algo no solamente cultural sino también humano.

- ¿Es complicado reconstruir con palabras a una persona que ya no está?

- Es difícil porque a veces siento que puedo llegar más cerca y otras no. Trato de pedir cosas personales, cartas, objetos. En uno de los capítulos de Sangre joven, en el que cuento el caso de una chica que en la puerta de una bailanta mató a un pibe, pude recomponer bastante la voz del muerto porque su mejor amiga me dio muchas cartas escritas por él, fue casi como hacerle una entrevista. No sé si alguna otra vez llegué a eso. Por supuesto que el testimonio de su entorno es fundamental para recomponer un poco el cuerpo, la voz, la manera de ser. Me pasó algo similar en Los crímenes de Moisés Ville, cuando aparecieron algunas cartas aunque no exactamente de las víctimas pero sí por ejemplo de un hermano que contaba cómo había sido el asesinato.

© LA GACETA

PERFIL

Javier Sinay nació en Buenos Aires cuando arrancaba la década del 80. Fue miembro de los equipos de producción de los programas “Forenses”, “Fiscales” y “Ser Urbano”, formó parte de varias redacciones, publicó notas en diarios y revistas nacionales e internacionales, y escribió los libros Sangre joven. Matar y morir antes de la adultez (Tusquets, 2009), 100 crímenes resonantes que conmovieron a la sociedad argentina (Planeta, 2010; en coautoría con Norberto Chab); y Los crímenes de Moisés Ville. Una historia de gauchos y judíos (Tusquets, 2013).

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