El desastre de los refugiados

El desastre de los refugiados

La foto del niño Aylan en las playas turcas, ha conmocionado al mundo. El fenómeno de cientos de miles de refugiados sacude a Europa, aumenta las tensiones políticas a nivel global y plantea oscuras perspectivas hacia el futuro

IMPERDONABLE. El pequeño Aylan Kurdi, de apenas tres años, yace sin vida luego del naufragio. reuters IMPERDONABLE. El pequeño Aylan Kurdi, de apenas tres años, yace sin vida luego del naufragio. reuters
27 Septiembre 2015

Por Patricia Kreibohm - Para LA GACETA - Tucumán

Aparentemente algo ha pasado en las últimas semanas para que se incremente significativamente el volumen de personas que huyen desde países de Medio Oriente; especialmente de Siria. En realidad, no sabemos qué es lo que ha acelerado y profundizado esta estampida forzosa pues, el conflicto en la región, lleva más de cuatro años. Sin embargo, este cuasi desastre humanitario obedece a una serie de razones y tiene, claramente, responsables. Analicemos los hechos hasta la actualidad.

En 2010 se inició en algunos países de Medio Oriente y de África del Norte un proceso que fue bautizado como “Primavera Árabe”. De hecho, se dio en países pertenecientes a esa cultura y fue motivado por distintas razones. Entre las más importantes, pueden mencionarse: los altos niveles de pobreza, una gran porción de población joven frustrada pues, a pesar de haber realizado estudios, no puede ingresar al mercado laboral; y finalmente, la existencia de regímenes dictatoriales y corruptos que gobernaron durante décadas y no parecían estar dispuestos a realizar cambios sustanciales. Esta situación, incrementó la conflictividad en una región ya marcada por una serie de problemas atávicos.

Los levantamientos populares se iniciaron en Túnez y continuaron en Egipto, Libia y Siria. Los dos últimos casos presentan caracteres especiales. En el caso libio, el derrocamiento de Muamar Gadafi desencadenó el caos político y social en el país, donde se iniciaron los conflictos internos. A raíz de esto, el Estado perdió el control sobre los arsenales y la estructura militar, los cuales fueron saqueados por distintos grupos y vendidos a un sinnúmero de organizaciones armadas de distintos lugares del mundo. Como sugirió un observador político: de repente, los fanáticos fundamentalistas recibieron una increíble inyección de armas y equipos en gran número y calidad.

Guerra civil

En Siria, la situación fue más grave. Las protestas callejeras contra el presidente Bashar Al Asad, terminaron convirtiéndose en enfrentamientos armados de mayor envergadura pues entre los opositores se filtraron algunas organizaciones armadas que aspiraban a derrocar al gobierno. En poco tiempo se encendió una verdadera guerra civil que se mantiene hasta hoy. Sin embargo, un dato no menor es que, preocupado por la afinidad entre el gobierno de Damasco y el Estado de Irán, EEUU decidió -junto a algunos países europeos y a otros Estados de la región a los considera aliados- colaborar con los rebeldes en Siria. Así, Washington, junto a Qatar, los Emiratos Árabes y Arabia Saudita, fortalecieron el poder de los enemigos de Al Assad. En esta contienda, rápidamente, surgieron organizaciones extremistas: Yahat Al Nursra y Ahrar Al Chom, inicialmente apoyadas por Al Qaeda. Poco después, ambas se fusionaron y desde entonces, fueron identificadas por los EEUU como ISIS. Rápidamente, el grupo profundizó sus campañas terroristas y logró ampliar su radio de acción, ocupando importantes sectores de Irak; un país devastado por la invasión norteamericana de 2003. En poco tiempo, se hizo fuerte en las ciudades iraquíes de Faluya y Mozul y se extendió al norte del país. El 29 de junio de 2014 ISIS fundó el “Califato Islámico” y nombró como califa a Abu Bakr Al Bagdadi.

En la actualidad, este movimiento -autodenominado Estado Islámico- está compuesto por un conjunto de organizaciones nacionalistas-fundamentalistas, cuya doble estrategia de combate se da en dos frentes distintos pero de manera simultánea: por un lado, las guerrillas que luchan en Medio Oriente y por otro, las fuerzas terroristas que atacan a Occidente. Uno de sus últimos atentados fue contra la revista Charlie Hebdo en Paris.

Hipótesis

Desde hace años, las poblaciones civiles de Siria y de países vecinos padecen el terror, la guerra y el hambre. Ahora bien, volviendo a nuestro cuestionamiento inicial, ¿por qué se ha incrementado ahora la ola de refugiados? Los especialistas sugieren tres hipótesis. La primera conjuga el hastío de las poblaciones y la llegada del invierno. La segunda, la posibilidad de que la Unión Europea endurezca sus normas para acogerlos. La tercera, expresada por Xavier Quesada, jefe de análisis de riesgos de la Agencia Europea para la gestión de la cooperación operativa en las fronteras exteriores de los Estados miembros de la Unión Europea (Frontex) sostiene que “el deterioro de la situación, prolongado en el tiempo, hace que esta gente sienta que en su país no hay vuelta atrás. Antes huían de amenazas más concreta; ahora, están desesperados y se ha desatado un pánico colectivo que parece incontrolable”.

De hecho, la guerra siria ha entrado en su quinto año, sin que se aprecie ningún síntoma de mejoría. Al contrario. Los bombardeos del ejército no cesan, el autodenominado Estado Islámico se hace fuerte e impone su ley del terror, y la comunidad internacional hace tiempo que dejó de proponer planes de paz para el país. En otras palabras, es como si el mundo hubiera dejado de prestarles atención

En cuanto a sus responsables, indudablemente son varios. Para empezar, las organizaciones fundamentalistas islámicas que pretenden recrear el antiguo califato suní a sangre y fuego y al amparo de prácticas terroristas inéditas. Al presidente Al Asad también le caben culpas e imprudencias. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, quien tiene más poder y más recursos, tiene más responsabilidad. En este sentido, los EEUU han cometido graves errores en el diseño estratégico para Medio Oriente. Algo que parece extraño pues este país posee una larga tradición en el análisis geopolítico y tal vez, los mayores recursos -humanos y materiales- para planear y llevar a cabo sus operaciones de manera exitosa. En realidad, es lamentable que una potencia como esta no ejerza una hegemonía más saludable y eficaz para contribuir a ordenar las relaciones internacionales. Y ni siquiera decimos que debería hacerlo por altruismo o por amor a la Humanidad; lo decimos simplemente porque muchos de estos errores le han ocasionado graves costos humanos, políticos y económicos, porque atentan contra sus propios intereses y objetivos en el mediano o el largo plazo y porque deterioran severamente su imagen a nivel internacional.

No obstante, EEUU no es ni el primero ni el único hegemón de la Historia que ha cometido errores y ha enrarecido la convivencia internacional. De hecho, la supremacía francesa, la inglesa o la soviética, también generaron desastres, cometieron todo tipo de injusticias y provocaron conflictos que le costaron la vida a millones y millones de personas. Cabe preguntarse entonces si la hegemonía no puede ser benéfica o, al menos, equilibrada. Tal vez deberíamos coincidir con Hannah Arednt cuando sostenía que “no hay Estados buenos ni malos; la culpabilidad, la tentación y hasta la impiedad son parte de la condición humana”.

© LA GACETA

Patricia Kreibohm - Profesora titular de Historia Moderna y Contemporánea en la Unsta.

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