Los 30 años del EPAM, un lugar de vida y encuentro

Los 30 años del EPAM, un lugar de vida y encuentro

Tal vez los aniversarios que merecen festejar más son aquellos que tienen que ver con la vida, la fraternidad y el afecto. Hay instituciones que se han convertido en lugares de encuentro, que les brindan a las personas la posibilidad de concretar sueños o deseos postergados. El programa de Educación Permanente para Adultos Mayores (EPAM) está cumpliendo sus primeras tres décadas. Es, sin duda, por diversos motivos, una de las entidades más valiosas de extensión social que ha creado la Universidad Nacional de Tucumán.

En agosto de 1985, durante el rectorado de Eugenio Flavio Virla, comenzó a rodar el EPAM a partir de cursos para la tercera edad (resolución N° 1212/85); estos habían sido ideados por Teresa Bernasconi de García, directora del Centro Cultural, inaugurado en 1984. En el acto de apertura de los cursos de teatro, coro, fotografía, flauta dulce, taller literario, y expresión lúdica y vida cotidiana en la tercera edad, que tuvo lugar el 7 de agosto, hablaron Virla, Ricardo Somaini, secretario de Extensión Universitaria, y la profesora Josefina Racedo. “El adulto mayor no necesita un pasatiempo o algo parecido. Esta edad debe considerarse como parte de un proceso de desarrollo permanente propio del ser humano. No es la última edad, sino una etapa en la que se debe desarrollar más que nunca el sentido de trascendencia porque el proceso de ser persona dura toda la vida... Generalmente, se piensa esa edad como una etapa de la vida donde prima el deterioro intelectual y no como un momento para continuar y fortalecer el desarrollo cultural y espiritual”, dijo Bernasconi cuando se cumplieron las bodas de plata. La idea era que los talleres desembocaran en la creación de la Carrera de Adultos Mayores. Al poco tiempo, como consecuencia de esta actividad, se creó el Coro de Adultos Mayores de la UNT, cuya directora fue Lucía Vallesi.

Pero no todo fue felicidad a lo largo de estos seis lustros. En marzo de 2012, la UNT les anunció a los adultos que iban a ser desalojados de Virgen de la Merced al 417, como consecuencia de una voluminosa deuda en el alquiler. La actividad se trasladó entonces al inmueble de avenida Sarmiento al 1.100, donde funcionaba la ex central termoeléctrica que fue remodelada, pero este destino fue rechazado por un sector que se quejó por dificultades en los accesos, invasión de roedores y palomas, aulas sin aislación acústica, la falta de un ascensor que los lleve al primer piso. Este grupo siguió perseverando por la cesión de un edificio más acorde con sus necesidades. Finalmente, tras dos años de lucha, que incluyó cortes de calle, el 21 de agosto de 2014, tuvo lugar la reapertura de la antigua sede. “Estás cumpliendo 30 años. Cuántos sueños; cuántos cantos; cuántas ilusiones pusimos en vos, los adultos mayores, de cabellos canos, pero con alma de niños. Fuiste nuestro segundo hogar, donde el amor y el compañerismo reinó siempre. Hoy te rendimos nuestro homenaje, tan merecedor, por todo lo que nos diste y seguirás dándonos, si te dejan”, escribió la lectora María Miroli de Mariscal en nuestra sección Cartas del 17/8.

Con frecuencia los adultos mayores son discriminados por la sociedad. En buena hora que una institución universitaria los contenga y les permita seguir realizándose “Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”, decía el cineasta sueco Ingmar Bergman.

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