Cartas de lectores
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09 Septiembre 2015

LOS TUCU TUCU

“Hombre, guitarra y tierra, en inefable amalgama, van cantando en los caminos como pájaro en la rama, los Tucu Tucu los llaman porque brillan donde van, son cuatro voces nativas del pago del Tucumán”. Eran las palabras de José Miranda Villagra para presentar al grupo en cada escenario que le tocara actuar, por allá de la década del 60. Y los Tucu Tucu -hijos dilectos de nuestra linda plazoleta Mitre y admirados por el gran Yupanqui- seguían brillando, cambiando voces, cambiando temas, sorprendiendo con los arreglos musicales de Paliza, Bulacio y Pérez, pero nunca cambiando su estilo: por un lado, la personal amalgama de sus voces, sus coros, y hasta la gran pulcritud que siempre ostentaban al presentarse… Hoy, a ocho años de aquel triste accidente, y después de 55 años de su admirable comienzo, se los sigue recordando con más amor que nunca. “Fogoncito criollo” los catapulta al éxito, que se repite cada año, primero con “Tú eres joya inmensa”, “Ay, Niña”, “Zafrero”, “Pescador y Guitarrero”, “Sin Adiós”, “Candombe Para José”, “Jazmín De Luna”, “El Alto De La Lechuza”... El éxito los acorralaba por todos lados. Se presentaron en Europa, ganaron cinco discos de oro y uno de platino. Hoy -al escucharlos en alguna radio-, hacemos de cuenta de que aún están en los escenarios, alegrándonos con sus temas, porque ni el Gringo Bulacio ni Romero se nos fueron en aquel accidente. Y Pérez, Sánchez, Paliza, Martos, Jerez, Giné, siempre estarán en nuestra memoria, más vivos y más vigentes que nunca. Por eso el pueblo tucutuquense, especialmente nuestra querida plazoleta Mitre, cada vez que los recuerda, otra vez los hace cantar, mientras -con ojos llenos de lágrimas- a viva voz clama con sentimiento: ¡Que vivan los Tucu-Tucu!

José Luis Gallucci 
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FERROCARRILES

Cuando se habla de los adelantos que Argentina tiene con la ampliación en las líneas de trenes que circulan por el país, veo que nadie recuerda que los Ferrocarriles Argentinos fueron comprados a los ingleses por Juan Domingo Perón, porque el general quería que los argentinos fueran los que manejaran los trenes; inclusive el ministro de transporte Randazzo no se acordó de quién recuperó los ferrocarriles para la nación. Un debido homenaje a su memoria sería necesario hacerle para que la población sepa que los argentinos debemos saber siempre que primero está Dios, luego la patria, y tercero, la familia. Sabias palabras del líder de los trabajadores argentinos.

Jorge Antonio Chaves
Sabin s/n, El Corte
Yerba Buena

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LA DEMOCRACIA

Por definición, la democracia es un sistema político en el que el que gobierna es el pueblo. A partir de ahí, entiendo que todas las marchas, manifestaciones, luchas y cualquier otro tipo de expresión, hasta la fecha, tienen una dirección equivocada. En efecto, los clamores: “que se vayan todos”, “cambiemos”, “basta”, “nunca más”, etcétera, tan repetidos desde hace tiempo, carecen de valor. Si es el pueblo, o sea nosotros, los que gobernamos. Mal que nos pese, somos nosotros mismos, el pueblo, quien desde hace tiempo viene eligiendo sus gobernantes y delegándoles el total manejo de la cosa pública. Entonces cabe preguntarnos: ¿de qué nos quejamos tanto? ¿Por qué queremos cambiarlo? ¿A quiénes estamos llamando? Si somos nosotros mismos los mandantes. Aquellos a quienes tanto criticamos son nuestros mandatarios. Alguna vez escuché que cada pueblo tiene el gobierno que se merece. Nada más cierto. Pienso que debemos cambiar el blanco de tantos disparos. Somos golpistas por naturaleza, pero odiamos las dictaduras… Deberíamos cambiar la idea de qué es lo que queremos cambiar. Creo que quienes tenemos que cambiar somos nosotros mismos. El gobierno después cambiará solo. Creo que debemos hacer un “mea culpa”, sin engañarnos, dejar de creernos los más vivos, dejar de “hacer política” y verla como salida laboral, abandonar esa especialidad tan argentina de hacer la trampa antes que la ley. Que “Cambalache” pierda vigencia y el primer lugar en el ranking. No somos libres, somos libertinos. La transgresión e inobservancia de la ley es nuestra forma de vida; la chabacanería y mediocridad son moneda corriente y ocupan los primeros lugares del rating. Debemos recordar que nuestros derechos terminan donde comienzan los del prójimo, y que la verdadera libertad de una sociedad se basa en la esclavitud con que atiende la ley. Sólo así tendremos ese gobierno por el que hoy tanto clamamos.

Carlos Ernesto Arana
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LAS MEGADENUNCIAS

Disfrazado de periodismo, un show de entretenimiento promete grandes revelaciones. Denuncias sin pruebas, testigos que se desdicen al día siguiente, hasta escenarios torpemente montados. Me siento interpelado por el efecto reproductor y la falta de rigor periodístico. Las megadenuncias tienen reservadas horas de radio y televisión, prioridad en los diarios, aparcamiento en el humor social. Pero una vez comprobada la falta de correlación con la realidad, cuando las evidencias dejan al descubierto la ficción, entonces nadie se da por aludido. No hay disculpas, aclaraciones, fe de erratas, derecho a réplica ni retractación. La mentira es volátil, pero su efecto persistente. Se ha logrado el objetivo de desgastar la imagen de un político o de una institución; extrañamente el periodismo corrupto sale ileso, con la impunidad de la libertad de empresa y una opinión pública ávida de relatos perecederos. Hay que distinguir entre la incompetencia y el poco inocente oportunismo. La profesión no sustituye la vocación. La ética no es una máscara acusadora para ocultar intenciones inconfesables. La responsabilidad no es exclusiva de los interlocutores, ya que ejercer nuestra ciudadanía es asumir derechos y obligaciones, lo que implica un ejercicio crítico, cuestionar lo dado antes de repetirlo incansablemente. Dijo Karl Krauss al respecto que “aparentar tiene más letras que ser”.

Atilio Cabral
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REBELIÓN

Hace unos días, una candidata a presidenta, de visita a la provincia, expresaba: “Tucumán está en rebelión y eso es bueno”. Y yo discrepo con ella porque el término es, al menos desafortunado. “Rebelión”, según el diccionario, “es delito cometido contra el orden público y que está penado por la ley ordinaria y la militar” (Sapiens). “Rebelarse”, a su vez, significa: “alzarse, sublevarse, faltando a la obediencia que se debe a la autoridad” (ídem). Más allá de otros significados que podamos encontrar en diversos diccionarios, esta palabra, sin considerar su connotación psicoanalítica, que no analizo aquí, nos trae recuerdos de viejas épocas superadas de nuestra Argentina, en la que cuando algo no gustaba, no se protestaba sanamente y dentro de los cauces constitucionales para resolver todo por la vía rápida, es decir el golpe de Estado o la asonada. No creo sinceramente que no haya sido esta la intención de la candidata, pero a veces se suele caer en el camino fácil de pronunciar palabras que se presten a malentendidos dentro del fuego de la arenga política. Y es preciso aclararlo, para no confundir al ciudadano. Y desde ya, existe otro término y otro camino para resolver el problema, al que me he referido en otras oportunidades. Frente a la posibilidad de ejercer la opción a disentir en nuestro país, disconformes con algunos actos de gobierno, surge cada vez con más fuerza la posibilidad de ejercer la desobediencia civil, frente a leyes, decretos, acciones y resoluciones que pudieran no ser satisfactorios para una gran parte de los habitantes de la República Argentina, que podrían adoptar esta forma de reacción frente a los problemas planteados. Se hace necesario, pues, reflexionar acerca del objeto, definición y justificación de la denominada “desobediencia civil” como forma democrática de ejercer la soberanía popular. La desobediencia civil convive, en la opinión de Pérez, con otras formas y variantes de oposición a las leyes y conductas de los gobernantes que incluyen por ejemplo, a la revolución, la objeción de conciencia, los piquetes, etcétera, como formas de “resistencia” a la opresión. La desobediencia civil rompe la frontera canónica entre el derecho y la moral en la opinión del autor citado y es en sí misma una violación al derecho basada en razones morales. Y ya he manifestado en otras oportunidades que el problema de nuestra república no es de índole político, sino moral, porque nos atañe a todos, no solamente a los gobernantes. La desobediencia civil que aquí presento contiene convicciones morales compartidas que básicamente expresan los cimientos morales de un pueblo y su Constitución. Pérez manifiesta que “la desobediencia civil es una respuesta fundada desde la ética normas jurídicas que se consideran injustas, pero ese sector de la ética que ampara este tipo de desobediencia es un área de intersección entre la ética y el derecho porque se trata de la moral pública incorporada en la constitución política de la comunidad”. Considerada así, ¿es válida la desobediencia civil? Yo creo que sí lo es. Cuando el pueblo carece de vías para manifestar su descontento frente a actos de gobierno que considera que lesionan sus derechos e intereses, debe protestar y la desobediencia civil es una de esta clase de propuestas.

Armando Pérez de Nucci
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LA SAT

He realizado reiterados reclamos a la SAT que no han sido atendidos. En el pasaje Bernardo Houssay al 3.700, entre avenida América y Esquiú, fluye en forma constante agua de un caño roto en pavimento hace más de una semana y se ha convertido en un río toda la cuadra, tornándose un peligro para el peatón que debe pasar también por vereda completamente inundada.

Delia Norma Gutiérrez
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EL TUCUMANAZO

En los últimos días, cobró estado público el debate sobre el carácter de “Tucumanazo” de la protesta social luego de los comicios del 23 de agosto en la provincia. La mejor síntesis de dicha discusión estuvo en el artículo publicado por LA GACETA, el 4 de septiembre con la firma del periodista Guillermo Monti, titulado “Del Tucumanazo a la policía desbocada”. Los procesos históricos son únicos e irrepetibles y por esta razón las características de la protesta obrero estudiantil de los años 70, que le valió el mote de “azo”, no volvieron a darse en Tucumán desde finalizada la dictadura que instauró el onganiato en 1968. El movimiento estudiantil tucumano, activado en distintos momentos tras el retiro de la última dictadura militar, se referenció siempre en la generación de los Tucumanazos en reivindicaciones bien concretas, como la exigencia de la apertura de los comedores, como sucedió con los estudiantes que tomaron varias facultades en 2013 y que se autoproclamaron “Hijos del Tucumanazo”, en una clara alusión identitaria con el pasado de lucha de los estudiantes setentistas. A pesar de dicha herencia histórica, el movimiento estudiantil jamás proclamó estar reeditando un Tucumanazo. Que los medios hoy, por una cuestión de marketing, redes sociales (virtuales) mediante, hayan resuelto re-utilizar el mote de “Tucumanazo”, antecedido por el signo numeral, propio de Twitter, no implica que las manifestaciones hayan adquirido la magnitud tal que les quepa el rótulo de “azo”. Si bien es cierto que algunos sectores de la izquierda local así pretenden hacerlo notar, basta con revisar la historia y aprender, al tiempo de aprehender, lo que fueron unos y otros procesos, para comprender que los sectores sociales hoy movilizados lejos están de concretar una manifestación que ponga en jaque un régimen, procurar transformar de raíz el sistema o bien consigan transformaciones estructurales de problemas que sí son herencia en todo caso del proceso inaugurado hace ya casi 50 años con la instauración de la dictadura de 1966. Si nombrar el pasado nos sirve para volver a hablar de la historia reciente de nuestra provincia, y poder así reflexionar por qué estamos cómo estamos, entonces bienvenido el “Hashtag-Tucumanazo”. Si por el contrario creemos que su sola mención en unas manifestaciones mediatizadas implican verdaderamente darlo vuelta todo para su transformación, como en el pasado, pues se nos hará sí necesario volver a repensar nuestra historia.

Rubén Kotler

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PANORAMA DESOLADOR

Con un panorama desolador para el agricultor, se celebraba ayer su día. Nada para festejar, y mucho para reflexionar. Con un gobierno nacional que tuvo los mejores precios internacionales de la historia, que recibió U$S 50.000 millones de reservas, hoy termina su ciclo con U$S 11.000 millones y $400.000 millones de déficit, que es el 8% del PBI. Pero a estos desaciertos económicos, se suma el crecimiento desmedido del narcotráfico, la inseguridad, el desempleo, la inflación y su consecuencia inmediata que es la pobreza. Y para Tucumán, el panorama es también dramático, más de la mitad de sus ciudadanos dependen directa o indirectamente de la caja del Estado, ante la escasez de empleo genuino. Tucumán fue cuna de la independencia, de un gran pensador como Alberdi, de ilustres presidentes como Avellaneda y Roca, pero también fue cuna de niños desnutridos y otros muertos pero negados en la estadística de mortalidad infantil, en pleno siglo XXI. Tucumán es además noticia por las irregularidades de sus comicios, supuesto fraude electoral, violenta represión policial, clientelismo obsceno -con bolsones admitidos por el gobernador-, contrataciones directas en obras públicas y tantas otras arbitrariedades, que colocan a su gobierno en un manifiesto desprecio por la Constitución y las leyes. Lo que vemos cada día en la plaza, es la coronación del adiós a un gobierno que ha perdurado estos 12 años en la provincia. Agricultores que quieren producir, pero no pueden pagar las deudas de la campaña pasada, ni tienen financiación para la próxima. Con la caída del precio de los granos, retenciones del 35 % en soja y 20 % en maíz, dólar totalmente atrasado, las empresas grandes y pequeñas están prácticamente quebradas. Hay cortes en la cadena de pago y el agricultor no tiene dinero ni para vivir ni para sembrar. Habrá, sin duda, un fuerte achique de la superficie en la nueva campaña. Los votos en Tucumán se pagan con bolsones de comida, comida que le impiden al agricultor producir. Cuánto más digno sería para el tucumano, en vez de recibir un bolsón, poder adquirir un carrito de mercadería en el supermercado, fruto de su trabajo genuino y formal. La gravedad de lo que sucede exige al nuevo gobierno una reformulación de las prioridades, y somos los ciudadanos los responsables de impedir que el poder esté sujeto a sus propias conveniencias. Ser agricultor es una vocación, no es un negocio; hay años buenos y malos, el agricultor está curtido por las sorpresas de la naturaleza, aunque siempre es generosa para el que trabaja bien. El agricultor siente la patria en cada rincón de su tierra, y sabe de la responsabilidad de transferirla productiva a las generaciones futuras. El gobierno pasará, pero el campo y la industria posibilitarán una nación grande y rica para el bienestar y dignidad de todos sus ciudadanos.

José Manuel García González
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DEFICIENCIAS EN UN BARRIO

El Barrio 200 Viviendas se encuentra en Los Vallistos, Banda del Río Salí, altura de calle Dorrego al 2.100; fue entregado por el Instituto Provincial de la Vivienda el 23/5/14, es decir hace un año y tres meses. No sólo se encuentran sus calles colmadas de aguas cloacales; su red de agua ha estallado, en seis meses, en 500 metros ha sufrido 45 reparaciones, no se reponen focos en el alumbrado público, sus calles son intransitables, hay basurales a cielo abierto, así como vinaza en un desagüe pluvial conectado clandestinamente, que descarga sus líquidos en el río Salí; una procesadora de grasa vacuna arroja residuos a la red de cloacas. Disponemos de una moderna planta de tratamientos de líquido cloacales abandonada, se robaron la cerca perimetral. Más de 150 viviendas fueron entregadas con deficiencias en la construcción. Padecemos inseguridad, reiterados robos de día, hay viviendas deshabitadas, entregadas sin sorteo, terrenos no consolidados, veredas hundidas. La Municipalidad no recibió la obra todavía, la SAT tampoco. El Ipvdu nos cobra la cuota más cara de la provincia en 300 meses. Se hicieron reclamos administrativos, nunca contestados, reclamos constantes a la SAT, el Ipvdu, la Municipalidad de la Banda del Río Salí. ¿Quiénes son los responsables? ¿Quién se hace cargo? Diría ¿quiénes son los irresponsables?

Julio César Leal
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CONTAMINACIÓN

Vengo hace tiempo golpeando las puertas de la SAT, la Defensoría del Pueblo, la Secretaría de Medio Ambiente, etcétera, pidiendo que se arregle el majestuoso manantial de líquidos cloacales que se encuentra en las avenidas Jaldo y República del Líbano en el Barrio Lomas Tafí, sin respuesta a la fecha. Estos líquidos pestilentes caen mansamente en Canal Norte y de allí cruzan toda la ciudad, hasta llegar a la cuenca Salí-Dulce, contaminando todo a su paso. Párrafo aparte para los niños que inocentemente se refrescan los pies, con todo el peligro que esto significa. Extraña el silencio cómplice de las autoridades y la falta de apoyo de los sectores de la oposición, es decir los vecinos estamos indefensos totalmente. Extraña más el silencio cuando nuestro papa Francisco dictó una encíclica en favor del medio ambiente. Ante esta desaprensiva actitud, me pregunto si detrás de esta enorme contaminación se esconde un negocio turbio, o bien cabe preguntarse quiénes se benefician dinamitando la salud de los vecinos. ¿Acaso esperamos que un pequeño sufra un accidente mortal para reaccionar? Señor gobernador: recorramos la ciudad del Limón, para que observe la inmensa contaminación en la que vivimos los vecinos de Tafí Viejo.

Marcelo Maza
[email protected]


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