El joven al que balearon para robarle la moto sigue grave en el hospital

A cinco días del violento asalto que sufrieron, padre e hijo continúan internados. El mayor se encuentra fuera de peligro, mientras que el estado del joven es más delicado. Fueron baleados por dos delincuentes que les robaron la motocicleta, en la puerta de su casa en el barrio CGT, al sur de la capital.

Miguel Luna, de 60 años, y su hijo Arturo Luna, de 30, regresaban en moto a su casa el viernes a la noche. Alrededor de las 20 frenaron frente a la vivienda, en calle 9 de Julio al 4.100. En ese instante se acercaron dos delincuentes a bordo de una Honda CG roja, sacaron armas y les exigieron que entregaran el rodado.

El jefe de Zona III, comisario Abel Montero, explicó que no está claro si las víctimas se resistieron o no al asalto. Lo que sí quedó asentado en la denuncia policial es que uno de los ladrones bajó de la CG, hizo varios disparos y huyó con la moto de Luna.

Su cómplice, el que permanecía en la CG, habría perdido el equilibrio en su apuro por escapar del lugar y cayó al piso. Los vecinos, que habían salido de sus casas alarmados por los disparos, se abalanzaron sobre el delincuente para evitar que se diera a la fuga. Más tarde, al llegar la Policía, encontró que el asaltante había recibido una golpiza.

Montero contó que un suboficial de la Policía también vive en la zona y es una de las personas que salió a ver qué pasaba. Se trata del sargento Enrique Ponce, quien intentó alcanzar al ladrón que huía en la moto de Luna. Pero el delincuente logró escapar.

El lunes a la noche, los vecinos organizaron una protesta en el barrio para reclamar que atrapen al asaltante y para que se brinde seguridad al barrio. Para ello cortaron el tránsito durante algunas horas en avenida Jujuy al 4.100.

Las víctimas, mientras tanto, continuaban internadas. Miguel Luna se encuentra en un sanatorio céntrico, donde espera que lleguen los clavos de platino que deberán colocarle en una pierna. El proyectil que lo hirió le fracturó un hueso y no puede mover esa extremidad.

El caso de Arturo Luna es más delicado. Allegados a la familia confirmaron que, como consecuencia del disparo que recibió, debieron extirparle un riñón. Además, ayer volvió a pasar varias horas en el quirófano. Los médicos del hospital Padilla tenían que extraerle la bala que había quedado alojada cerca de la columna vertebral.

Los familiares de las víctimas prefirieron no hacer declaraciones hasta que mejore la salud de ambos, les den el alta médica y regresen a la casa. Los vecinos, por su parte, aseguraron que se trata de una familia trabajadora y que Miguel es policía retirado de la Federal. La causa es investigada por la fiscala Mercedes Carrizo.