Los Cuervos de Netflix llegaron ¿para quedarse?

Los Cuervos de Netflix llegaron ¿para quedarse?

Los Cuervos de Netflix llegaron ¿para quedarse?
Antes de “Narcos” fue “Club de cuervos”, lo que demuestra que para Netflix el fútbol y los carteles de la droga son buques insignia de América Latina. O por lo menos, temáticas que a sus 65 millones de suscriptores pueden generarles la inquietud de cliquear sin distraerse con alguna película vintage. Pero convengamos que a caballo de los mil estereotipos sobre los que está montada, “Club de cuervos” es fresca, divertida y pide a gritos una segunda temporada. De “Narcos” y su enésimo abordaje al mundo de Pablo Escobar habrá tiempo para hablar.

Los 13 capítulos de “Club de cuervos” constituyen un experimento de Netflix: la primera serie hablada en español. Si los Cuervos de Nuevo Toledo son el equipo de fútbol sobre el que gira la trama el rodaje sólo podía caber en México y con un productor que conociera bien el paño. Ahí engarza Gaz Alazraki, el director de “Nosotros los Nobles”, una de las películas más taquilleras de la historia del cine mexicano.

Los Cuervos son propiedad de la familia Iglesias, lo que marca diferencias con -por ejemplo- el fútbol argentino. Aquí los clubes son asociaciones civiles sin fines de lucro, mientras que en México se replica el modelo del deporte profesional estadounidense. Un equipo es una empresa con dueño, y como tal todo se compra y se vende en sus entrañas. La cuestión es que al patriarca lo mata un ataque cardíaco en el primer capítulo y Los Cuervos quedan en manos de sus hijos, que se aman y se odian en perfecta simetría.

El show está cruzado por el humor y por personajes que, salvo un par de excepciones, generan tanta inquina como ternura. Empezando por Chava, el hijo de Iglesias que captura la presidencia del equipo desairando a su hermana, Isabel. Chava mete la pata una y otra vez, pero cuenta con una extraña capacidad para salir bien parado de los enredos. Esos protagónicos son de Luis Gerardo Méndez y Mariana Treviño.

Las historias de “Club de cuervos” van y vienen de la intimidad familiar a la del vestuario. Porque el equipo será ficticio, pero los rivales (Cruz Azul, Pachuca) son de verdad, al igual que el patrocinador (la cerveza Corona). En ese maremágnum conviven la última mujer de papá Iglesias (y para colmo embarazada), el mánager buenazo tentado a dar un portazo y el plantel, con el actor argentino Joaquín Ferreira a la cabeza. Un desnudo frontal de Ferreira en el capítulo cuatro conmocionó las redes sociales. En el fútbol, como en la TV, el marketing es agua bendita.

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