Atlético tiene el corazón en Primera

Atlético tiene el corazón en Primera

El "Decano" le dio una muestra de fútbol a Guaraní, le ganó bien y amenaza a Patronato, el líder. Los goles.

INCREÍBLE. Menéndez, que gana en el aire, no pudo quebrar al arquero Medina, que le sacó dos goles que parecían hechos. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA INCREÍBLE. Menéndez, que gana en el aire, no pudo quebrar al arquero Medina, que le sacó dos goles que parecían hechos. LA GACETA / FOTO DE HÉCTOR PERALTA
Si la B Nacional fuera la Liga de la Justicia, Atlético habría juntado los votos necesarios para consagrarse como el presidente del club de superheroes. Ayer dio otro paso  enorme hacia el ascenso a Primera y lo hizo enviando un mensaje a su máximo rival: Patronato, el líder.

Vencerlo no será moneda corriente, por varios factores. Guaraní Antonio Franco los vivió en carne propia a todos. Cuando no tuvo la pelota, el “decano” igualmente se las ingenió para ahogar la salida de los misioneros. Clonó a sus hombres. Entonces, si un enemigo osaba cruzar la mitad de la cancha con atrevimiento, automáticamente, un triángulo le bloqueaba las ideas. Y si la pelota era propiedad suya, la cosa se ponía fea.

Es verdad que no empezó siendo una tromba, pero también es una realidad que la intensidad que le puso al partido desde el minuto cero (salvo en el arranque del complemento) apunó a Guaraní. 

Atlético ganó jugando al fútbol. Ganó, además, porque tuvo a un Luis Rodríguez encendido y letal. Ganó Atlético porque fue más equipo que su visitante. La diferencia entre uno y otro fue abismal, desde el pase corto al pase largo; desde el cambio de frente al toque entre líneas. Aunque los laterales no sorprendieron como de costumbre, con el pase al ras del suelo, primero, y después con el pase sorpresa entre líneas, Atlético comenzó a anular a Guaraní. 

Llegó un punto en que Alejandro Medina fue haciéndose del título de figura. De hecho, tapó varias, en especial a Cristian Menéndez. Sin embargo, cuando el partido lo pidió, Rodríguez frotó la lámpara. Se aprovechó de un tiro libre que le hicieron repetir (había tirado por encima de la barrera) y, viendo que los defensores habían saltado, remató bajo al palo de los postes humanos. Adentro. Ese gol, el del 1-0 casi sobre el cierre del acto uno, fue la bocanada de aire que necesitó el equipo para atenazar definitivamente el match. Hubo una polémica sí, por un supuesto pedido de penal a favor de la visita (mano de Sbuttoni), pero la cosa quedó ahí.

Lo que sí se movió fue el marcador. Por duplicado y gracias a “Pulguita”, el hombre que ayer hizo todo fácil, aprovechando que Atlético, su Atlético, jugó al fútbol como Dios manda.

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