Patrimonio glorioso de nuestra provincia

Patrimonio glorioso de nuestra provincia

30 Agosto 2015

Por Teresa Piossek Prebisch

PARA LA GACETA -  TUCUMAN

La Declaración de la Independencia es una etapa dentro de un proceso muy largo cuyos comienzos hay que rastrear en el pensamiento político europeo del siglo XVIII. Durante el XIX la idea independista cobró impulso en las colonias hispanoamericanas manifestándose en el Alto Perú, Paraguay, Uruguay y actual Argentina, y fue expuesto, aunque tímidamente, por algunos protagonistas de la Revolución de Mayo.

Había un deseo generalizado de liberarse del gobierno español, de ser una nación independiente, lo que conllevaba el problema de bajo cuál sistema político se la organizaría; por eso -repito- se desencadenó un proceso que duraría varios años. Durante ellos se celebró el Congreso de Los Pueblos Libres o Congreso de Oriente, convocado por Gervasio de Artigas, en Concepción del Uruguay, el 29 de junio de 1815. Una corriente histórica sostiene que en él se declaró la Independencia no sólo de España sino también de toda otra dominación extranjera… razón por la cual esa fecha sería la de la declaración de la Independencia de nuestro país.

No existen actas de dicho Congreso; sin embargo, del estudio de fuentes bibliográficas y documentales realizado por la Academia Nacional de la Historia, se concluye que tales afirmaciones “no se encuentran respaldadas por documentos históricos explícitos”. Que en “ellos no hay ninguna mención concreta de semejante propósito o declaración de la Independencia. La única gestión que aparece allí documentada es el envío de una misión a Buenos Aires, para celebrar la paz…”

Por lo tanto, el Congreso de los Pueblos Libres debe ser considerado sólo como un suceso más del proceso independista. La efectiva Declaración de la Independencia se concretó en San Miguel de Tucumán que, en un momento histórico crítico, signado por la desunión de las llamadas Provincias Unidas y por la amenaza de una invasión armada proveniente de España, brindó el ambiente propicio a la celebración del histórico Congreso de 1816.

Lo brindaba por el prestigio ganado con el triunfo del 24 de septiembre de 1812, decisivo para la independencia argentina y sudamericana. Por ser asiento del Ejército del Norte y baluarte de contención del avance realista desde el Alto Perú. Por su posición en el centro geopolítico del país. Por haber sido erigida como Provincia del Tucumán en 1814. Por el espíritu cívico de su población que se manifestó desde la ayuda militar dada a Buenos Aires ante las Invasiones Inglesas. Por la acción e influencia moral de uno de los próceres tucumanos más ilustres: el coronel Bernabé Araóz.

Extraordinario nivel

Todos estos factores contribuyeron para que en San Miguel de Tucumán -y no en otra ciudad de las Provincias Unidas- se reuniera el Congreso. Cada uno de sus 32 diputados había sido elegido entre los hombres más eminentes de su comunidad por su conducta y su saber, por lo que Armando R. Bazán considera que “posiblemente nunca la Nación reunió un Congreso de tanto nivel académico como el de Tucumán”. Todos estaban compenetrados de lo que deseaban sus representados y de la enorme trascendencia de lo que iban a tratar, y Joaquín V. González afirma que “es justo decir que el Congreso de Tucumán ha sido la asamblea más nacional, más argentina y más representativa que haya existido jamás en nuestra historia”. Y esos hombres ilustres, dotados de una visión nacional para superar sus enfoques localistas, como señalan César A. García Belsunce y Carlos Alberto Floria, el día 9 de Julio de 1816 tomaron la trascendental decisión política que les exigió extraordinario coraje cívico y fe en el futuro, de “romper los vínculos que la ligaban a los Reyes de España… e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli”. Días después se agregaron al texto estas palabras: “y de toda otra dominación extranjera”.

La Historia no puede ser más clara al respecto; por ello el dictamen de la Academia Nacional de la Historia concluye afirmando que “la fecha del 9 de julio de 1816 quedó marcada exclusivamente como celebratoria del día de la Independencia”.

© LA GACETA

Teresa Piossek Prebisch - Presidenta
de la Junta de Estudios Históricos
de Tucumán, miembro
correspondiente de la Academia
Nacional de la Historia.

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