El regreso de Alberdi

El regreso de Alberdi

Sarmiento olvidó los rencores y lo abrazó.

JOSÉ CAYETANO BORBÓN. Amigo de Juan Bautista Alberdi, lo alojó en 1879 en su casa de Buenos Aires. la gaceta / archivo JOSÉ CAYETANO BORBÓN. Amigo de Juan Bautista Alberdi, lo alojó en 1879 en su casa de Buenos Aires. la gaceta / archivo
En 1879, Juan Bautista Alberdi (1810-1884) regresa por unos meses a la Argentina, luego de una ausencia de cuatro décadas. En “Miguel Cané y su tiempo”, Ricardo Sáenz Hayes reconstruye esos días, donde el tucumano se topa con una ciudad bastante cambiada.

Alberdi se aloja en casa de su amigo José Cayetano Borbón, en la esquina de la “calle larga de la Recoleta”, hoy Quintana y Callao. En el trayecto, piensa que tiene razón el comentario de Lucio V. Mansilla: “andar por las calles de Buenos Aires en verano sin polvo, en invierno sin lodo”, es “como lavarse la cara sin mojársela”.

“No importa. Está en su tierra. Han muerto los amigos del corazón que todo lo comprende: Echeverría, Cané (padre), Gutiérrez; pero le quedan por fortuna los dos últimos, invariables, indiscutibles y recios: don Félix Frías y don Vicente Fidel López, cuyo hijo, Lucio Vicente, le admira y defiende”.

Al día siguiente, hace dos visitas de protocolo. Una al presidente Nicolás Avellaneda y la otra, “más difícil”, al ministro del Interior, que es Domingo Faustino Sarmiento. Fueron amigos en Chile, de jóvenes, y después se pelearon ferozmente: aquellas “Cartas quillotanas” del tucumano y aquellas “Ciento y una” del sanjuanino.

Así, “van a encontrarse tras larga vida de mal encubierto rencor. De pronto, se muestra Alberdi en el marco de la puerta. El ministro y sus amigos suspenden su conversación y quedan envueltos en profundo silencio. Reacciona Sarmiento, se pone de pie y con los brazos abiertos se dirige al visitante, exclamando: ¡Doctor Alberdi! ¡En mis brazos!”. Y se abrazan.

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