¡Hora, referí!

¡Hora, referí!

Llegó el gran día. Tensiones y temores anticipan un día difícil para esta elección. Gandur será protagonista principal en la primera mitad de los comicios. Los fiscales tienen la llave de la felicidad o del conflicto.

Se llama Antonio Gandur. Tiene en sus manos el voto de cada uno de nosotros. Será el hombre de la jornada hasta que las urnas le digan a quién cederle el protagonismo.

Los domingos de elecciones son días en los que la intuición, el olfato, las predicciones van y vienen hasta que empiezan a llegar los primeros números. Este domingo que ya estamos viviendo viene cargado de tensión y de miedos. Por eso es que el Poder Ejecutivo provincial convocó a los gendarmes a que custodien las urnas.

El fin de un ciclo que se termina porque José Alperovich deja el poder después de 12 años, y la posibilidad de que el resultado sea ajustado y no holgado, son dos antecedentes que obligan a tomar todo tipo de precauciones. Cada voto puede ser decisivo y eso va a convertirse en una discusión aguerrida.

Los fiscales tienen la llave de la felicidad para que los comicios sean una fiesta. Pero también pueden cerrar el candado y crear conflictos por doquier. De hecho, circula por WhatsApp –todo y de todo da vueltas por esta red- un audio en el que un jefe de fiscales alecciona a su gente. “Todos los votos de los otros son nulos y los nuestros: todos válidos. Si el nuestro está cortado por la mitad, vale; si al otro le falta una puntita, es nulo”. Así va arengando a su gente. Es comprensible que la motive para ejercer un mejor control, pero al mismo tiempo está abriendo la posibilidad de muchos conflictos. Los fiscales no están imbuidos del espíritu democrático de que se respete la voluntad popular sino de ganar cueste lo que cueste. El equilibrio de la jornada dependerá del arbitraje de Gandur y de su Junta Electoral.

Existe mucho temor de que se exageren los problemas y de que se afecte el acto electoral. Nadie ignora serios enfrentamientos entre dirigentes que taxativamente se odian y que en diferentes escuelas se van a cruzar. Tampoco se puede desconocer que las traiciones están a sueldo. Candidatos vestidos de traje y que hacen gala de su rectitud han mostrado la hilacha tratando de enlodar a sus rivales. Los dirigentes suelen hablar de que esto es propio del “folclore electoral”. Sin dudas son costumbres populares que cada vez que se vota afloran. Pero si ellos son frutos de la trampa, de la extorsión, de tener de rehén a la gente por un poco de comida o un puñado de dinero, está claro que serán dirigentes con una ética dudosa. Mal habrán comenzado. El mejor ejemplo de hoy es Marcelo Tinelli que fuerza la ley que le impide ser presidente de la AFA. ¿Qué actitud recta se puede esperar de una persona que llegó a la presidencia violando la ley?

Equipo sin arquero

Un emblema de lo que sucede es la judicialización de la candidatura del senador Sergio Mansilla. El ex arquero de fútbol recibió un fallo categórico de los jueces de la Cámara en lo Contencioso Administrativo. Ebe López Piossek y Rodolfo Novillo fueron contundentes declarando inconstitucional su postulación. Aferrados al artículo 45 de la Constitución provincial, los magistrados han respondido con fina ironía: “no se necesita ser jurista para entender” que los legisladores durarán cuatro años y podrán ser reelegidos por un nuevo período consecutivo. Es decir no hay una nueva posibilidad de ser re-reelecto aún cuando no hayan asumido. Recurren además al simplísimo significado de las palabras y advierten que la Constitución provincial habla de elección y no de asunción. Se detienen ambos camaristas a precisar que no son sinónimos y que la Constitución habla de elección y no de asunción como pretende hacerlo el senador en su defensa. En forma inapelable declaran inconstitucional este intento.

Lo lamentable de este episodio es que a última hora y en forma reiterada los tucumanos no tengan claridad institucional. Hay un pecado original surgido hace tiempo ya, cuando se creó la Carta Magna provincial. Por aquel 2006 los constituyentes fueron convocados con una misión primordial: diseñar la reelección y tal vez la re-reelección y si era posible la reelección indefinida. Todo lo demás estaba atrás de ese punto. Por lo tanto, en la cabeza de la mayoría de los constituyentes todo debía ajustarse a esa intención. En el diseño arquitectónico de la Constitución todos los pasillos conducían a un solo lugar. Con el tiempo se empiezan a dar cuenta que al palacio le faltan otras habitaciones, patios, baños, cocina y tantos otros vericuetos institucionales. Por eso cuando se diseñó la Junta Electoral se olvidaron que al haber reelección legislativa el vicegobernador y muchos legisladores no iban a poder integrar la Junta Electoral. Por eso hoy, la Junta está renga y no hay legislador que la integre después de que Beatriz Bordinaro de Peluffo fue objetada. Antes, como el vicegobernador no tenía reelección era un hombre seguro en la Junta. No es el único óbice. La falta de una mirada más respetuosa del ciudadano le hubiera podido poner un límite a la cantidad de acoples que hoy volverán loco al votante si es que no lleva su decisión en el bolsillo. También alterará los nervios de los fiscales que no tendrán espacio en las escuelas. Además las estructuras partidarias se pierden en ese laberinto porque les faltan parientes para poder llenar las listas. Muchos de los problemas que están llegando a la Justicia surgen porque el sistema ha sido pergeñado por ambiciosos de poder y no por amantes del equilibrio. Así es como han llegado las dobles candidaturas –el caso Mansilla no hubiera existido de haberlas contemplado- a llenar los despachos judiciales de expedientes. Nada de esto pudo frenar la Constitución porque se la hizo con otra intención.

Como en el tenis y en el rugby

En los últimos días algunas debilidades políticas abrieron una batalla judicial que sólo la mano firme del árbitro ha logrado que aún con fuertes tensiones los comicios de hoy se abran con la promesa de transparencia que el propio Gandur hizo y que el mismísimo gobernador rubricó.

Así como la tecnología ha empezado a ayudar al tenis y al rugby (el fútbol se rehúsa aún a aprovecharla), la Junta Electoral tendrá en la tecnología una importante colaboración. La información es la madre de la transparencia y hoy es difícil que un fiscal no tenga un celular en la mano. Los fiscales del partido que fuere podrán sacar fotos y enviarlas inmediatamente a sus centros de cómputos. Esta vez WhatsApp será un colaborador y no un difamador. Las fotos que puedan sacarse terminaran ayudando a que las planillas no sean adulteradas ni cambiadas en el camino de la escuela hasta las urnas. Está previsto que se demore el conteo, pero también están dadas las condiciones para que la voluntad popular no se tergiverse.

Dar el ejemplo

A 500 kilómetros de estas tierras un joven murió. En pocos minutos se politizó su muerte. Radicales responsabilizaron a una agrupación ligada al poder nacional. A las 24 horas la misma Presidenta de la Nación se preocupó por aclarar que el joven era un militante peronista y de esa manera dejaba la sospecha de que los radicales hubieran podido tener algo que ver. Los familiares dicen que el chico cobraba fondos de esa agrupación oficialista pero que andaba imbuido de las ideas radicales y repartía votos de ese color. Alguna vez se sabrá por qué murió. Tal vez la Justicia logre desenredar la madeja. Lo triste es que los dirigentes que deberían abrazarse para que la violencia no agreda a la democracia terminan zamarreando el cadáver de un joven para ver quién tiene razón. O, en todo caso, para ver quien gana una porción más de poder. Hoy para que el árbitro pueda dirigir tranquilo es necesario que los dirigentes se pongan el traje de políticos y no de barrabravas. Lo contrario, sería un claro ejemplo de que Tucumán no camina.

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