“No hay peronismo sin relato”

“No hay peronismo sin relato”

“En la Argentina se te perdona todo, menos que hables mal de Perón y el peronismo”, dice la autora de El relato peronista. El libro, editado por Planeta, es producto de una intensa investigación histórica y periodística de más de dos años, que sigue la línea de su anterior trabajo sobre Raúl Apold, el secretario de medios de Juan Domingo Perón, que inventó la mitología peronista

23 Agosto 2015

Por Andrés D'Alessandro - Para LA GACETA - Santa Fe

-¿Cómo definís la figura de Apold y cuál fue su rol en la construcción de la mitología del peronismo, tema que ahora volvés a tocar con tu nuevo libro?

-Uno de los elementos más inquietantes con respecto a Apold fue que cuando empecé a indagar sobre él, casi todos mis conocidos peronistas, bajaban la voz o hablaban con miedo. Esa es una característica que me llevó de inmediato a pensar que Apold había sido una persona muy poderosa. Para mi investigación fue muy importante contar con el libro de Pablo Sirvén, Perón y los Medios de Comunicación, y también con un libro de un historiador platense, Claudio Panella. Pero por años lo de Sirvén fue lo único que se había escrito al respecto. Más recientemente hubo otros textos, como el libro de Marcela Gené, que hablaba sobre la estructura del aparato peronista, del uso de las imágenes, y donde toca en un capítulo el tema del aparato de comunicación de Perón. Ese aparato dependía de la estructura de la subsecretaría que manejaba Apold, algo inédito también en América Latina. Realmente nunca había pasado. Me costó muchísimo averiguar cosas básicas, como por ejemplo cuándo y dónde había nacido Apold. Tuve que ir a los expedientes de sucesión. Él ocultó mucho de donde había salido, creo que llegué a mucha información, pero creo que lo más importante, me parece que con su biografía, el aporte que se hace es que en la construcción de lo que nosotros creemos que fue el peronismo, hubo una estructura del Estado donde se invirtieron muchos recursos y mucha gente trabajando. Y donde hubo una decisión política, y una instrumentación ejecutiva que dependía de un gran presupuesto. Eso, hoy, se llama política de comunicación.

-O sea que la estrategia de Apold fue construir la idea del peronismo a través de un aparato comunicacional, y también basado en la construcción de una mitología. ¿Ahora retomás esto en tu nuevo libro El relato peronista?

- Apold es el que diseñó las grandes puestas populares de una calidad impresionante. Yo lo cuento ahora en el próximo libro, sobre los montajes escénicos de Apold, que realmente eran de una calidad impresionante, y que se basan en una tendencia en la cultura argentina que apunta al melodrama. Los argentinos tenemos la necesidad del melodrama, que es previa por supuesto al peronismo y a las clases medias argentinas. Pero que de algún modo hace que sea muy efectivo el montaje escénico que hace Apold desde el aparato del Estado. Y esto es lo que desde mi punto de vista hace tan efectivo al peronismo como relato, o como política, o como escena. En el sentido de que no hay peronismo sin relato, y en lo que realmente el peronismo hace absolutamente eficiente es el relato. Aun cuando este afuera del poder.

Ese relato es muy influyente en la historia argentina de este siglo. En el libro cuento con datos específicos cómo es que hay hechos y acontecimientos que se le adjudican a Perón, pero que en realidad se dieron antes o después. Pero que como el único que tuvo un relato poderoso fue el peronismo, decimos y repetimos que lo hizo Perón. Hay un montón de ejemplos en el libro, y lo comparo con otro gobierno de corte populista, como el de Manuel Frescó en la provincia de Buenos Aires. Frescó hizo politica social de tipo populista. Con Perón tuvo mucha relación al principio. Pero poca gente sabe quién es, qué hizo. Básicamente porque no tuvo relato, porque la importancia del relato es central, sobre todo cuando tenés medios controlados que se transforman en la versión oficial de la historia. Y a esa versión es a la que acceden los historiadores, por ejemplo. Por eso, para contrastar, tenés que acudir a los medios extranjeros, que es lo que yo hice para este nuevo libro. O a algunas fuentes orales.

-¿Cómo era el sistema de medios bajo el control de Apold?

- Por empezar todas las radios fueron estatizadas, casi inmediatamente. Los diarios fueron comprados directamente por el Estado o por los empresarios amigos del Estado. Los pocos que no quedaron en sus manos, padecieron el control del papel, que manejaba directamente Apold. Los que no habían stockeado papel, sufrieron mucho, especialmente La Prensa, que además después fue confiscado a sus dueños. Y a los que habían guardado papel, como La Nación, fueron obligados por ley a redistribuir lo que tenían stockeado con los demás, especialmente con los diarios del Gobierno. Toda la legislación de la época con relación a los medios fue hecha para domesticar. En las cartas entre Roberto Noble y Apold, el fundador de Clarín le decía: “No puedo salir más si no me da papel”.

(c) ADEPA

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