Desde la cuna
COMO UN JUEGO. El hábito de la lectura se contagia leyendo con los niños. guiainfantil.com COMO UN JUEGO. El hábito de la lectura se contagia leyendo con los niños. guiainfantil.com
16 Agosto 2015

Por Nelly Elías de Benavente

Para LA GACETA - TUCUMÁN

Ingresar al mundo de la lectura es una aventura interesante y maravillosa, pero llevar a los niños en ese viaje, haciéndolos copartícipes, es un acto de amor imponderable. Este desafío nos confronta con el más noble sentimiento porque al niño se lo estimula, esencialmente, con ternura. El pequeño percibe si el adulto se impacienta o no. De allí la importancia de dos factores:1) La participación activa de quien lo acompaña en el proceso de comunicación y vínculo con el libro, realizada con genuino interés; 2) familiarizarlo desde la cuna, potenciando el acercamiento al libro al compartirlo con alegría. Disfrutarlo como un juego, reiterando palabras onomatopéyicas, que le provoquen placer. Cuanto más pronto se lo inicie en la lectura, mejor será el resultado. Actualmente hay publicaciones adecuadas para las diferentes edades, desde la textura, (tela, cartón, papel, etc.) hasta la calidad de las ilustraciones que no siempre la da una edición costosa. Ayudarlos a desarrollar la imaginación con un poco de histrionismo no es un recurso más en la agradable tarea que nos convoca. Aggiornar el abordaje a la lectura con la tecnología actual, no cambia la esencia de lo expuesto: el niño exige atención. Relacionar la lectura con lo placentero es un primer paso, importante, para su desarrollo armónico y un aporte a un sano crecimiento.

(c) LA GACETA
Nelly Elías de Benavente - Docente y escritora

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Tangibilidad, cercanía e intereses

Por Ana María Mopty

Para LA GACETA - TUCUMÁN


En tiempo de tecnología y cibernética, los libros parecen poco visitados por los niños. Sin embargo, la curiosidad y el ingenio de los menores resulta un gran aliado a la hora de hojear las páginas, y en ese punto, es importante que los más pequeños los toquen, busquen sus dibujos, los guarden con sus juguetes. Al principio, conviene que la lectura, hecha por un adulto, sea expresiva, breve, buscando identificación con los personajes y que acompañemos a los niños a elegir los textos en una visita a librerías o bibliotecas. Son numerosas las ofertas, basta comprobar el poder que tienen unos versos rimados para contar historias a los más pequeños o las fábulas con el conocido parloteo de animales y la lección que les acerca. También el relato de algunas leyendas regionales y los reiterados mitos antiguos proporciona goce a los niños. Para los que pueden leer solos, la elección debe tener en cuenta sus intereses, saber que no serán evaluados, sino que los libros fueron hechos para entretener. Podemos narrarles historias inconclusas que los motive a buscar el libro, hablarles de algunos personajes emblemáticos de la literatura, también completar información en internet. Los programas de televisión permiten abrir historias, como aquella mujer hilvanando relatos para retrasar su muerte, frente a un sultán inclemente o el héroe de una propuesta televisiva. Sobre todo, es importante que contemos con una pequeña biblioteca y que los chicos vean en nosotros el gozo al leer un libro.

(C) LA GACETA
Ana María Mopty - Escritora y docente

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Sin recetas mágicas

Por María Eugenia Bestani

Para LA GACETA - TUCUMÁN


Los adultos que mantienen vivo su interés en la literatura han modelado el hábito en una edad temprana. Es probable que uno de los padres, o los dos, haya sido lector. Sin embargo, eso no garantizaría un interés sostenido de por vida.

Si estamos decididos, debemos comenzar por quitarnos la idea de que hay una receta mágica. En la íntima relación que se entabla con las páginas no hay “niños” en general, como un conjunto perceptivo y preparado que puede ser inducido a la lectura. Pero no desesperemos, esto podría funcionar: si Ud. no lee, y descubre a su hija o hijo leyendo con una linterna bajo las sábanas, no lo dude, prohíbalo. Corre el riesgo de que su niña, en los recreos, se refugie en la biblioteca y que a los diálogos más valiosos los entable con autores que Ud. no conoce, y que con ellos vaya creando su propia comunidad.

Si su hija encuentra una amiguita que lee, debe evitar que dialoguen y compartan sus secretos. Su hija puede aislarse, sentirse diferente y buscar un mundo imaginario que la contenga. Evítelo. Ese mundo es a veces difícil de penetrar.

Tenga en cuenta que el niño lector de ficción literaria no llega a convertirse ni siquiera en un prestigiado nerd, tan inmerso en la tecnología y la antisociabilidad. Su hija sólo mantendrá una mirada crítica, de desplazamiento social. Incluso con el tiempo, podría hasta volverse muy popular en su entorno. Sólo que en algún punto va a sentir el llamado a esa soledad, y a volver a entrar en diálogo con las voces de su comunidad de ideas e imágenes. También puede que sienta la necesidad de convertirse en escritora o, prepárese, poeta.

(C) LA GACETA
María Eugenia Bestani - Profesora de Literatura inglesa.

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