Robots libran peleas de sumo para entrar al aula tucumana

Robots libran peleas de sumo para entrar al aula tucumana

Una competencia de robótica puso en el tapete una pasión que crece en la provincia, a pesar del atraso. Pelea y carrera en el club Floresta

SUMO. Los competidores tenían hasta cuatro minutos para reparar roturas, ante la vista atenta de los jueces. la gaceta / fotos de juan pablo sanchez noli SUMO. Los competidores tenían hasta cuatro minutos para reparar roturas, ante la vista atenta de los jueces. la gaceta / fotos de juan pablo sanchez noli
10 Agosto 2015
A Fernando Giobellina y a su grupo de de compañeros del 6° año de la ENET 2 le faltaban las manos para programar a Berny Juniors, el robot con el que iban a competir en la Primera Jornada de Robótica organizada por el Instituto Anacleto Tobar. Es que tenían todo listo cuando la mano negra de la mala suerte unió dos cables y se produjo un cortocircuito en la plaqueta Arduino, el cerebro de Berny, y entonces tuvieron que recurrir a un plan B: una plaqueta Ícaro a la cual tenían que programar desde cero para que la caja metálica con ruedas (Berny no era más que eso) pudiera responder a sus órdenes.

El club Floresta estaba invadido por 24 equipos de estudiantes secundarios y universitarios de la UTN que se presentaron a competir en las carreras de robots y en las peleas. En el primer caso, los dispositivos creados con los materiales más inverosímiles (latas, cartón, calcomanías, cinta aisladora y rueditas de juguetes viejos, por ejemplo) debían sacarles ventaja a sus competidores dentro de una pista. En la categoría Sumo, las peleas, los armatostes debían empujar al contrincante hasta sacarlo fuera del “cuadrilátero”: un círculo pintado de negro, con una banda blanca en el borde y luces led por debajo. “Los programamos para que busque al contrincante con sus sensores y, al mismo tiempo, para que huya de la línea blanca”, explicó Fernando, sin sacar la vista de la netbook con la que estaban subiendo las órdenes a Berny.

Y antes de la competencia, hubo un mundo de aprendizaje. Alumnos de al menos seis escuelas y colegios técnicos pusieron sus conocimientos y creatividad para armar sus pequeños luchadores de no más de tres kilos, marañas de cables y arreglos hechos a último momento. El de la robótica educativa es un mundo cada vez más cercano, aunque en Tucumán todavía falta remar bastante en esas aguas.

Todo muy lindo, pero...


Lo que más valoran los docentes de la robótica en el aula, es que se trata de un área en la que se ponen en funcionamiento varias asignaturas juntas, en una actividad entretenida, apasionante y creativa. “Con la robótica, los chicos aplican conocimientos de Física, Matemática, Filosofía (principalmente Lógica), Mecánica, Electrónica e Informática. Es algo muy completo y que a los chicos los apasiona”, destaca Manuel Vázquez, director del Instituto Anacleto Tobar, organizador de este primer encuentro provincial de robótica. Pero hay más en esta iniciativa que replica otras competencias a nivel nacional, principalmente la Competencia Nacional de Robótica de Bahía Blanca, una de las más destacadas del país que este año cumplirá las 12 ediciones. “En todas las jornadas de capacitación docente se insiste en que la mejor manera de afianzar la inclusión y la calidad educativas en las escuelas es la convivencia. Y estos encuentros, además de poner los conocimientos en marcha, apuntan a eso”, explicó el docente.

Si hay que remarcar una parte negativa, desde la alejada geografía tucumana, es la dificultad para acceder a los componentes indispensables para comenzar a tomarse en serio la robótica educativa. Casi todos los grupos que se reunieron en el club Floresta y que tuvieron fallas en sus robots, apuntaron a estas dificultades, lo que los lleva a tener que comprar los materiales por internet o conformarse con lo poco que hay en Tucumán. “Estamos muy atrasados en Tucumán. Tuve la oportunada de viajar a competencias nacionales de robótica y estamos muy atrás”, lamenta Vázquez y agrega que casi todos los componentes deben comprarse en Buenos Aires.

Pero la esperanza persiste, a fuerza de intentos, de pruebas y de errores. El premio de esta primera competencia fue precisamente pasajes para viajar a Paraná, Entre Ríos, a otro certamen nacional. En la categoría Sumo Menores ganó Damián Romero, el único participante que se inscribió solo, sin compañeros. En la categoría Sumo Mayores ganó el robot 4R1, diseñado por estudiantes de 4° año de la UTN (Juan Voss, Gabriela Rossi y Sebastián Agüero). 4R1 hizo furor cuando desplazó a su competidor del cuadrilátero y el club Floresta estalló en aplausos.

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