Atlético hizo todo para ganar, pero no pudo con Brown de Madryn

Atlético hizo todo para ganar, pero no pudo con Brown de Madryn

Hubo un equipo cuya inversión no rindió efecto y fue por culpa de aquellas piernas anónimas que supieron aparecer en el momento justo.

BIEN ATRÁS, MAL ARRIBA. Cáceres, que gana en el salto, no fue opción de ataque ayer. Le faltó punch y sorpresa en ofensiva. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso BIEN ATRÁS, MAL ARRIBA. Cáceres, que gana en el salto, no fue opción de ataque ayer. Le faltó punch y sorpresa en ofensiva. la gaceta / foto de jorge olmos sgrosso
Esta historia entre Atlético y Brown de Madryn podría compararse con alguna fábula bélica que cuenta cómo un ejercito de elite dotado con todo tipo de artillería, liviana y pesada, no pudo empujar a la bandera blanca a un enemigo que apenas contó con un set de arco y flecha y una que otra piedra en la gomera. Pero como esto es fútbol, se dirá que con el esfuerzo no basta y que contra la suerte no hay remedio. Si la diosa no está de tu lado, difícilmente habrá alegrías.

El “decano” tiene derecho a quejarse por el 0 a 0 sufrido ayer con los sureños en el Monumental. No fue un partido para terminar en tablas y sin gritos. No. Hubo un equipo cuya inversión no rindió efecto y fue por culpa de aquellas piernas anónimas que supieron aparecer en el momento justo.

Atlético a veces equivocó la letra de su guión pero siempre fue el que propuso y el que quiso quedarse con los tres puntos. Quedó claro que Madryn no vino a ganar, vino a empatar o a no perder por mucho. Su producción difícilmente sea registrada como premio a una labor épica en los libros de los recuerdos.

Pero sí quedará agendada en la retina de los “decanos”, porque, enemigo correcto para cerrar su retaguardia y caníbal para marcar en el medio, Brown le hizo la vida imposible desde el mismísimo momento en que Guillermo Acosta erró un gol hecho debajo del arco de Nicolás Burrai. Pasado el cuarto de hora “BB” cabeceó mal la acción más clara de Atlético.

Si bien después llegaron otras chances en el complemento siempre surgieron rechazados celestiales. Luis Rodríguez cazó bien un centro de Leandro González y buscó cabecearle por arriba a un Burrai vencido. El travesaño salvó al visitante. Y para colmo, en la continuidad de la acción, la palomita de Acosta con destino de 1-0 quedó enredada en otra pierna milagrosa.

El tiempo fue pasando y Brown resistía a la invasión aérea de un Atlético que destruyó hasta donde pudo, menos el cuartel central de Brown que apenas si se enteró de qué color era la camiseta de Cristian Lucchetti.

Y cuando ingresó Sebastián Matos a seguir lanzando cabezazos, otra vez una pata milagrosa le sacó la alegría al “decano”. Cosas del fútbol.

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