Los usuarios quieren esperar menos y que las unidades tengan aire acondicionado

Su proeza ciudadana ganó más repercusión que su desempeño deportivo dentro del seleccionado argentino de basquetbol. ¿Qué hizo Paula Alejandra Reggiardo que logró en pocas horas 10.000 compartidos y 20.000 “me gusta” en Facebook? Se subió a un ómnibus. Vestida de jogging y con la valija y el bolso esponsoreado, la deportista viajó en un colectivo de la línea 161 para llegar hasta su casa en Florida. Este hecho no pasó inadvertido por un usuario, que la fotografió y compartió la imagen con una reflexión. “Allí estaba ella en un colectivo de línea, recién llegada de representar a nuestro país. Pareciera que nadie pudo recibirla en el aeropuerto para llevarla a su casa”, decía uno de los fragmentos.

La viralización hizo de Reggiardo una heroína. ¿Quién en su sano juicio prefiere un ómnibus en hora pico antes que el confort de otro medio de transporte? ¿Cómo es que alguien que acaba de representar al país en una competencia internacional acaba viajando parada en un “bondi”? Ella, y como ella muchos más a diario.

Pero esta reacción en las redes sociales despierta otra pregunta: ¿qué opinión tienen los usuarios del sistema de transporte público? En febrero, un sondeo de opinión on line de LA GACETA arrojó que el 53% de los encuestados calificó como malo el servicio de transporte público de la provincia. Un total de 573 personas (53 %) sobre 1.067 calificaron la prestación como mala, mientras que 343 (32 %) la consideró regular y sólo 122 foristas (12 %) consideraron que es bueno el servicio del transporte público.

Esta semana los lectores pudieron establecer un ranking de reclamos sobre el servicio de colectivos. La opción con más votos fue “Mayor frecuencia” (564 de 1.356 votantes) y en segundo lugar quedó el “aire acondicionado” (334 votos). Las esperas en las paradas es lo que más molesta al usuario.

Calles abarrotadas

Eduardo García, subdirector de transporte municipal, explicó que las empresas son las que establecen un plan horario según la cantidad de unidades, pero que no debe superar los 10 minutos entre un ómnibus y otro en tramos urbanos. “Hoy los recorridos se han extendido y se han ampliado, por eso nosotros les exigimos más unidades”, señaló. Si esto no se cumple, el usuario debe quejarse ante la subdirección.

Del otro lado, Daniel Orell, referente de la Asociación de Empresarios de Transporte Automotor Tucumán (Aetat), explicó que el gran impedimento para disminuir la frecuencia es el tránsito de la ciudad. “Son calles angostas y siempre están colapsadas, no sólo en horas pico. ¿Cómo el usuario no se va a quejar si un viaje de 10 minutos le lleva media hora?”, dijo. Cuestionó al municipio por no implementar calles exclusivas para colectivos como existen en otras ciudades. “Sé que hay varios trabajos sobre el tema, pero no sé por qué no se han puesto en vigencia”, opinó. Las demoras, según él, no deberían superar los 15 minutos.

Al caos vehicular, Benjamín Nieva, secretario de Transporte de la provincia, le suma la falta de control que ejercen las municipalidades sobre las motos y las triples filas de estacionamiento en calles. “Coincido con la necesidad de que el tránsito se normalice”, expresó.

Sobre el reclamo de aire acondicionado, García recordó que en mayo se aprobó una ordenanza por la cual las empresas que renueven sus unidades deberán tenerlas equipadas con aire acondicionado.

Sin embargo, Orell destacó que hace dos años que los empresarios no pueden renovar sus unidades debido al desfasaje de precios que hay. “Según el estudio de costos que hace la UNT, el mínimo debería estar en $ 7,10”, dijo. Este dato confirma que el problema de la frecuencia tampoco es algo que se vaya a solucionar. “Si vamos a cumplir con una frecuencia de 5 minutos en todo el recorrido y sus ramales deberíamos triplicar la flota”, agregó.

Durante el año 2014 ingresaron a la Defensoría del Pueblo 39 actuaciones relacionadas con el transporte. La principal queja fue el incumplimiento de las empresas (de corta y larga distancia) de transportar gratuitamente a personas con discapacidad (para acceder a este beneficio es suficiente la identificación personal del discapacitado y la sola presentación del certificado único de discapacidad). Le siguen reclamos sobre falta de higiene en las unidades e incumplimiento de las frecuencias.

En lo que va de 2015 ingresaron 14 reclamos y la mayoría versa sobre las faltas relacionadas con personas discapacitadas. “En estos casos hablamos con la empresa involucrada y lo resolvemos”, explicó Hugo Cabral, defensor del Pueblo.

Las tarjetas, SUBE y GPS

Entre octubre de 2014 y febrero de 2015 se fue reemplazando el pago con dinero y cospeles por las tarjetas metropolitana y Ciudadana. Pero en marzo se anunció que a partir de julio de este año podría comenzar a utilizarse la tarjeta SUBE, que está vigente en Buenos Aires desde 2010. Sin embargo, esto todavía no sucedió, aunque en ese momento los funcionarios explicaron que se trataría de un trámite administrativo. Según las fuentes consultadas, el plazo se extendió hasta marzo de 2016. Lo que no es tan claro aún es si las máquinas que están en los colectivos van a servir para la SUBE. La tarjeta SUBE fue desarrollada por Global Infraesctructure, mientras que ATOS está a cargo de la tarjeta tucumana.

Lo que se espera, además, es la implementación de los GPS en las unidades. “Esto va a permitir tener más control de la flota y es útil para la empresa y para saber por qué se producen los atrasos”, expresó Orell.

Según datos de la Secretaría de Transporte, en San Miguel de Tucumán hay 400 unidades repartidas en las 14 líneas urbanas. Se registran 2 millones de viajes por mes y el sector ocupa a 1.300 personas.