Le hicieron el “cuento del tío” a la salida del banco y lo dejaron sin la jubilación

Le hicieron el “cuento del tío” a la salida del banco y lo dejaron sin la jubilación

Una falsa sobrina le quitó $ 4.500 a un hombre de 81 años, sin que este se diera cuenta.

02 Agosto 2015
“Es la primera vez en mi vida que me pasa una cosa así, no sé si porque soy un poco confiado”, reflexionó Juan Carlos Páez Villalba después de haber sido víctima del “cuento del tío”. Una mujer que simuló ser su sobrina lo interceptó a la salida del banco y, mediante una serie de artimañas, se quedó con su jubilación.

Páez Villalba tiene 81 años y está jubilado como laboratorista vial de la Dirección Provincial de Vialidad. El jueves a la mañana se presentó en la sucursal del Banco Santiago del Estero de calle 24 de Septiembre al 800 para cobrar su jubilación, como lo hace todos los meses. El cajero le entregó la suma de $ 4.760 y Páez Villalba guardó los billetes en el bolsillo.

Mientras caminaba hacia la casa de su hija, que vive en la esquina de 24 de Septiembre y Maipú, una mujer lo interceptó. “Hola tío, ¿cómo le va? ¿no se acuerda de mí? Fíjese, ¿quién soy?”, le dijo, y se paró delante suyo. El hombre la observó con detenimiento, pero no conseguía reconocer esa cara. “Disculpame, pero uno va llegando a una edad en que se olvida de ciertas cosas”, le respondió.

“Vengo del sur”, insistió la mujer. Entonces Páez Villalba pensó que tal vez sería una pariente de Aguilares. “¿Vos sos la hija del negrito Pereyra?”, le preguntó entusiasmado. Y ella le contestó: “¿viste que me ibas a reconocer?”.

Comenzaron a conversar y, cuando pasaron por el Colegio de Graduados en Ciencias Económicas, la mujer le pidió que lo acompañara un momento porque necesitaba buscar a alguien. Ambos entraron, los atendió una recepcionista y la supuesta sobrina preguntó por un letrado. “No, usted está confundida, este no es el Colegio de Abogados”, le respondió la recepcionista. Y se retiraron del edificio.

“Cuando salimos, me dice que estaba trabajando en la oficina de informes de Anses y que se ofrecía para cualquier cosa que necesite”, recordó Páez Villalba. Inmediatamente después, la mujer le preguntó si le habían pagado una suma de $ 300 que se acababa de incorporar a las jubilaciones.

El hombre, que no entendía de qué le hablaba, sacó de su bolsillo el dinero y la boleta de sueldo. La mujer agarró todo y leyó el papel que le habían entregado en el banco. “Acá no figura. Yo le voy a averiguar y cualquier cosa lo tengo al tanto”, dijo la falsa sobrina, que después comenzó a contar los billetes con la supuesta intención de controlar que le hayan pagado la suma correcta. Después enrolló el dinero, lo envolvió con la boleta de sueldo, los ató con una gomilla y se lo devolvió.

“En ese momento me dice ‘ahí va un abogado al frente, me cruzo a conversar con él antes de que se escape’. Y se fue”, contó Páez Villalba, que todavía no sabía que acababan de robarle. El hombre caminó hasta la casa de su hija, entró, sacó el dinero, retiró la gomilla y se llevó una triste sorpresa: la mayoría de los billetes había sido reemplazada por recortes de diario y solo le había quedado la pequeña suma de $ 260. “Me robó $ 4.500”, lamentó el jubilado. Páez Villalba comentó que jamás se imaginó que podría sucederle algo semejante. “Tendré que pensar de forma diferente porque parece que no toda la gente es como uno”, expresó con tristeza.

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