“La corrupción no provoca insomnio a la mayoría de la población”

“La corrupción no provoca insomnio a la mayoría de la población”

El jurista Sagües inauguró el primer ciclo lectivo de la Escuela Judicial del Consejo Asesor de la Magistratura. “El juez de 2015 es, por definición, más creativo”, dijo.

JURISTA INVITADO. Néstor Pedro Sagües el martes, en el hotel Hilton. la gaceta / foto de florencia zurita JURISTA INVITADO. Néstor Pedro Sagües el martes, en el hotel Hilton. la gaceta / foto de florencia zurita
02 Agosto 2015
A los aspirantes a jueces y a los jueces en funciones, Néstor Pedro Sagües (1942) les dice que la imagen clásica del magistrado -sujeto libresco encerrado en un despacho- ya no va más. “La posibilidad de resolver casos con soluciones frías previstas en las leyes es cosa del pasado. Se acabó el modelo del juez aplicador de recetas prefabricadas: el juez del año 2015 construye nuevas respuestas. Es, por definición, más activista y creativo porque los problemas que ha de juzgar le exigen un esfuerzo intelectual intenso”, reflexiona el jurista luego de disertar en la conferencia inaugural de la Escuela Judicial del Consejo Asesor de la Magistratura.

Relajado, Sagües se deja entrevistar con generosidad. Al alcance de la mano tiene los papeles y la botella de agua que usó en su exposición, pero no los toca. Concentrado en las preguntas, tampoco advierte el tránsito de consejeros -entre ellos, la presidenta del CAM, Claudia Sbdar- y de asistentes por el vestíbulo del hotel Hilton Garden Inn, donde tuvo lugar la disertación. “El juez argentino no sólo ha de aplicar el derecho de nuestro país, sino también el derecho internacional de los derechos humanos, que es cada vez más móvil, dinámico y de avanzada”, opina. Todo eso supone un cambio de mentalidad, una apertura y una conciencia de la necesidad de capacitación. “Es más trabajo, sin duda, para una función que hoy está sometida a cuestionamientos evidentes”, resume.

El discurso de Sagües advierte, por un lado, que la judicatura comarcana no puede ser ajena a los estándares jurídicos internacionales. Por el otro, que los jueces no deben ilusionarse con la idea de llevar una vida tranquila. “Desgraciadamente, el Poder Judicial argentino parece condenado a padecer crisis reiteradas”, explica.

-¿Y ello a qué cree que obedece?

-Muchos gobernantes han querido colonizar a la Justicia. Este es un dato incontrovertible, tanto durante gobiernos de facto como durante gobiernos democráticos. Es un problema de falta de madurez y de desarrollo político de la sociedad, que todavía no prioriza la existencia de una magistratura autónoma e independiente, seleccionada en virtud de la idoneidad y de la igualdad de oportunidades. Se ha avanzado mucho con la designación previo concurso público, pero este sistema también ha sido desnaturalizado. La prueba de ello es el desprestigio que empaña al Consejo de la Magistratura de la Nación.

-Antes los jueces parecían estar más allá del bien y del mal. Hoy no sólo han descendido a la tierra, sino que también son blanco de críticas severas…

-Sí, sí. Esa aparente degradación de la judicatura implica como aspecto positivo que el juez asuma que es responsable ante la comunidad, que no puede ser moroso, que debe responder con un mínimun de calidad… En otros tiempos, la sacralización del magistrado se confundía con la impunidad judicial. La ciudadanía está cada vez menos dispuesta a aceptar sentencias carentes de sentido común: es bueno que el juez comprenda que debe rendir cuentas a la sociedad, y que si su trabajo no es razonable ni sensato, tendrá que dejar el cargo.

-En la Justicia de Tucumán, la novedad de este año no pasa por la cantidad de casos resueltos, sino por la cantidad de magistrados denunciados en sede penal y administrativa. ¿Qué se espera del juez cuestionado?

-Hay denuncias fundadas e infundadas. Como denunciar es gratis, a veces ello encubre un chantaje. La Corte Interamericana de Derechos Humanos dice que la destitución de un juez debe obedecer a razones graves. Pero siempre hay que brindar las explicaciones del caso porque un magistrado, insisto, no tiene impunidad.

-Los jueces de Tucumán tienen a su favor el hecho de que la institución a cargo de destituirlos desde 2006, el Jurado de Enjuiciamiento, jamás ha juzgado a ninguno en parte porque la comisión de Juicio Político de la Legislatura no la habilita y en parte porque no ofrecería garantías de imparcialidad.

-Hay que preguntarse por qué este organismo no funciona, pero es posible que esté mal diseñado. Por ejemplo, en el orden nacional nunca se hizo juicio político a ningún presidente, a ningún vicepresidente y a ningún ministro del Poder Ejecutivo. ¿Qué ocurre? ¿Hemos tenido los mejores presidentes, vicepresidentes y ministros del mundo?

-Lamentablemente no podríamos afirmar eso.

-Así es. El mecanismo de juicio político respecto de estos funcionarios federales es antisistémico y corresponde reformarlo. Si no se lo hace es porque los interesados en que no funcione bloquean la remodelación y ello produce o puede producir crisis de legitimidad que se traducen en apreciaciones de injusticia. Pero esto sólo se supera cuando la disconformidad deja de ser cosa de una minoría y se convierte en un reclamo mayoritario.

-En Argentina se habla con frecuencia de la corrupción, pero escasean las condenas judiciales. ¿Es esta una deuda de la Justicia para con la sociedad?

-No es fácil investigar la corrupción. Aún así, pienso que comentamos mucho este mal, pero lo disculpamos: no es un dato de la realidad que provoque insomnio a la mayoría de la población.

-¿Y usted puede conciliar el sueño?

-No. La corrupción es intrínsecamente nociva. Es un pecado social y político, pero no pesa tanto al ciudadano como la inseguridad y la economía. Existe una tendencia a consentir la corrupción. Incluso hay quienes la justifican con frases como “roba pero hace” o quienes entienden que resulta connatural a la política, como si no fuese posible una sin la otra. O sea que existe una condonación social de la corrupción. A ello hay que añadir que en nuestro país no nos gusta buscar responsables, y que quien controla e investiga se expone a ataques de todo tipo.

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