Los perros se parecen cada vez más a los humanos

Los perros se parecen cada vez más a los humanos

02 Agosto 2015

Por Maya Wei Haas / The New York Times

Probablemente no sorprenda a los dueños de perros, pero investigaciones recientes sugiere que el mejor amigo del hombre a menudo actúa más como humano que como canino.

Los perros pueden leer expresiones faciales, comunicar celos, mostrar empatía y hasta ver TV. Han demostrado algunos estudios. Han adoptado estos rasgos en su evolución de lobos a mascotas, dicen los expertos.

El seguimiento con la mirada es instintivo para muchos animales (incluyendo humanos, chimpancés, cabras y delfines) porque los alerta de todo, dice Lisa Wallis, doctoranda del Instituto de Investigación Messerli en Viena, Austria. Antes se creía que los perros solo seguían la mirada humana cuando involucraba comida y juguetes. Un nuevo estudio sugiere que también siguen la mirada humana al espacio, pero solo si no han sido entrenados. “Sabemos que deberían poder hacerlo”, dice Wallis, líder de la investigación publicada en agosto en la revista Animal Behaviour, pero el entrenamiento era “la pieza faltante del rompecabezas”. En experimentos recientes, Wallis reclutó 145 mascotas de raza border collie de distintas edades y niveles de entrenamiento. Quería ver si la edad, habituación o entrenamiento influenciaban la tendencia de los perros a seguir la mirada humana. Después, observó las reacciones de los perros mientras miraba hacia una puerta. Sorprendentemente, solo los no entrenados siguieron su mirada (los entrenados la ignoraron). Eso podría deberse a que los perros entrenados aprenden a enfocarse en la cara de una persona, y no hacia dónde mira ésta.

Aún más sorprendente es que los perros sin entrenamiento a menudo cambiaban la mirada entre ella y la puerta, desconcertados ante lo que ella estaba viendo. Este comportamiento, solo visto antes en humanos y chimpancés, se llama “ver dos veces”, indica.

“Esto nos enseña a todos que siempre deberíamos analizar si el entrenamiento tiene algún efecto sobre este tipo de estudios”, señala Wallis.

En los humanos, el envejecimiento apresura el deterioro en la memoria a corto plazo y en habilidades de razonamiento lógico, dificultando incluso más el aprendizaje de nuevas tareas. Investigaciones previas han encontrado deterioros similares en los perros, pero la memoria de largo plazo es un aspecto poco conocido de la biología de los perros. Por eso, Wallis y sus colegas están estudiando la forma en que los perros (jóvenes y viejos) memorizan actividades, y si pueden recordarlas meses después. Wallis espera descubrir que es difícil, aunque no imposible, enseñar trucos nuevos a perros viejos.

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