Fragmento de Las llaves del reino *

Fragmento de Las llaves del reino *

Por Eduardo Sacheri

02 Agosto 2015
Y de nuevo acá estoy yo, mezclando cosas que no debería mezclar. Recordé a mi abuela en su cama del Centro Gallego, el domingo que anochece, y las cosas importantes que pudimos decirnos. Pero para llegar a eso, primero pensé en River–San Lorenzo, el uno a uno, el mensaje de texto que me envía mi hijo, cuando afuera ya es de noche. “Empataron. El gol de San Lorenzo se lo comió Carrizo”.

Esté bien o mal, el fútbol para mí es, también, eso. Una llave que conduce a lugares más profundos. Más importantes. Probablemente yo sería un hombre más profundo, más digno, más cabal, si pudiese entrarle a los temas importantes de la vida y de la muerte sin mediaciones, sin rodeos y sin antecámaras. Aunque, si quiero ser benévolo conmigo mismo, puedo conformarme y agradecerle al fútbol actuar como una puerta, un territorio conocido, una zona feliz de mi vida en la que puedo sentirme en casa. Y una vez allí, en esa casa segura y conocida sí, abrir esas puertas necesarias donde habitan, a veces, el dolor y la tragedia.

Así son las cosas. Me hace bien recordar la última conversación que tuve con mi abuela en el Centro Gallego, en mayo de 2011, cuando ella estaba a punto de cumplir los ciento cuatro. Y el modo de entrarle a esa tarde es el empate de River-San Lorenzo, y el gol pavo que se comió Carrizo. Y yo no lo puedo evitar.

Y casi como un corolario que no busco, pero encuentro, en esta mañana de Castelar en octubre, mientras le busco la última oración a esta columna, me interrumpe un mensaje de mi hijo. A cuento de nada, me pide que mueva mis supuestas influencias para que le consiga entrar al césped de la cancha del Rojo, el domingo, cuando nos toque jugar contra Rafaela. Sonrío mientras me dispongo a sacarlo carpiendo. Lo único que falta es que este mocoso me ponga a pedir favores y a pasar vergüenza. Pero sonrío mientras tecleo la respuesta en el teléfono. El mismo fútbol que me llevó a ese hospital, ahora me trae de vuelta. Al centro de la vida.

* Alfaguara, 2015

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