E.L. Doctorow, el reportaje como otra forma de ficción

E.L. Doctorow, el reportaje como otra forma de ficción

La reciente muerte del destacado autor norteamericano nos lleva a reflexionar sobre la creación literaria. Conocido por novelas tales como Ragtime y Billy Bathgate, llevadas al cine por Milos Forman y Sidney Lumet, no quiso que su escritura quedara encasillada bajo el rótulo de novela histórica, a pesar de haber escrito sobre la Guerra de Secesión y la Guerra Fría.

02 Agosto 2015

Por Paula Varsavsky

PARA LA GACETA - BUENOS AIRES

A lo largo de más de 50 años dedicados a la escritura y la publicación, E.L. Doctorow no dejó de experimentar, de forma coherente, con distintas y arriesgadas herramientas literarias. Dentro de su generación, redefinió los límites de la ficción.

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Proveniente de una familia judía, nieto de inmigrantes de Bielorrusia, creció en el barrio del Bronx, al norte de Manhattan. Su padre tenía un negocio de instrumentos musicales y su madre tocaba el piano con pasión. La música mantuvo unida a la familia durante los años de la Depresión, en los que el negocio fue a la bancarrota.

Siendo estudiante del colegio secundario, publicó su primer cuento. Asimismo realizó su primera entrevista ficcional que, luego de fascinar a la profesora, quien se indignó al descubrir que se trataba de un trabajo de pura imaginación, le valió una reprimenda.

Luego de sus primeras novelas Big as Life y El libro de Daniel; en 1975, a raíz de la publicación de su novela Ragtime, se volvió famoso de la noche a la mañana, a lo cual se refirió de la siguiente manera en una entrevista mantenida con esta cronista en la Universidad de Nueva York en el año 2000, donde dictaba el curso El oficio de la escritura y tenía la cátedra Glucksman Chair of English and American Letters: “Fue un momento difícil. Era muy alienante, cambió nuestras vidas. Después de que se publicó el libro, viajé hacia el Oeste para escaparme del ruido que estaba produciendo. Creo que tuve suerte de que me pasara cuando ya había pasado los 40 años. Para ese entonces, había trabajado bastante en el mundo editorial, sabía cuánto creer y cuánto no”.

A lo largo de su carrera, recibió una gran cantidad de premios. Dos veces el Premio del Círculo de la Crítica y otras dos el Pen-Faulkner, entre otros. En 2005 recibió la Medalla Nacional de las Humanidades y, en 2014, el premio de la Biblioteca del Congreso de Ficción.

“Es cuestión de amar la forma en que el acto de escribir te puede transportar... No lo llamaría exactamente felicidad porque también hay mucho tormento… Y dejando el ego de lado, surge la fuerza que encuentras en una oración y que no tendrías en la vida ordinaria”, afirmó.

A E.L. Doctorow lo sobreviven su esposa, Helen Esther Setzer, y los tres hijos de ambos.

© LA GACETA
Paula Varsavsky -
Escritora. Colaboradora de
La Nación, Perfil, El Mercurio y
El País (Montevideo).

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