A la caza del tercer voto
Cuando no hay un nocaut, todos miran al jurado de la pelea. Es lo que, por estas horas, está sucediendo en la Junta Electoral Provincial. Ni el alperovichismo ni el canismo tienen la certeza de que saldrán victoriosos del combate pautado para el 23 de agosto. Mucho menos, entonces, se atreven a soñar con un triunfo inapelable. Por eso los operadores de uno y de otro sector están hoy más preocupados por pelear la integración del tribunal que por la campaña. 

Todos apuntan a Edmundo Jiménez. Los opositores consideran que su presencia en el órgano que fiscaliza el proceso electoral representa hoy una ventaja para el oficialismo. Señalan su pasado como funcionario alperovichista durante 11 años para hacer oír sus quejas, y agregan un reciente encuentro en un bar céntrico entre el ministro fiscal y el vicegobernador y candidato del Frente para la Victoria a la sucesión, Juan Manzur, para pedir su apartamiento. El Gobierno, en tanto, está decidido a respaldar la presencia de su ex colaborador. Ni uno ni otro están decididos a ceder, pero la situación se torna más complicada de lo que parece porque, en el medio, entró de lleno a jugar la interna del Poder Judicial. 

Así, a menos de un mes de las elecciones y con decenas de impugnaciones por resolver, el organismo que debe llevar tranquilidad a los involucrados y, fundamentalmente a la ciudadanía que irá a votar, sólo transmite confusión. La recusación que pesa sobre Jiménez promete enredarse mucho más antes que resolverse. Desde la mañana de ayer circula en las oficinas de La Madrid al 600 el voto de Antonio Gandur, presidente de la Corte Suprema de Justicia y a la vez titular de la Junta. El juez supremo considera que Jiménez debe dar un paso al costado, como pidió el canismo. El jefe de los fiscales, en tanto, ya dijo que no dejará ese lugar y que no existe ninguna causal para su apartamiento. Cuentan que durante la mañana de ayer, incluso, hubo gritos entre ambos por este asunto, pero los que abonan esta versión relacionan esa tensión con la crisis por la que atraviesa la Justicia penal, a partir de las auditorías ordenadas por el presidente de la Corte en una serie de actuaciones objetadas del fiscal Guillermo Herrera (X Nominación). Más allá de la nula relación personal entre Gandur y Jiménez, lo que resta conocerse es cómo se integrará finalmente la Junta Electoral. Ocurre que el Gobierno ya dio instrucciones a su representante en ese organismo, la legisladora Beatriz Bordinaro de Peluffo, para que vote en favor de la continuidad del ministro fiscal. Frente a ese empate, la pregunta es quién reemplazará a Jiménez al momento de tratar su recusación. El ex ministro de Gobierno sostiene que el heredero natural es el fiscal de la Cámara Penal Carlos Sale. El presidente de la Corte, en cambio, arguye que la materia es netamente civil y del fuero contencioso administrativo, por lo que debería actuar la fiscala de Cámara en lo Civil, Comercial y Laboral Elena Sangenis de Terraf. Si no se ponen de acuerdo, el embrollo deberá recaer en la Cámara Contencioso Administrativo y, eventualmente, en la Corte Suprema de Justicia. Casualmente, ya desde la semana pasada hay vocales del máximo tribunal que abonan en voz baja la tesis de Gandur respecto de cuál debería ser el reemplazante de Jiménez. ¿Será esta la antesala de un enfrentamiento entre la Corte y el ministro fiscal?

Mientras tanto, ayer la Junta Electoral envió un mensaje tranquilizador al alperovichismo, al reunir los votos necesarios -entre ellos el del propio Gandur- para habilitar la tercera postulación legislativa del senador Sergio Mansilla por el Oeste. El fundamento es que al dirigente de Aguilares nunca le aprobaron los pliegos del segundo mandato (2011-2015) para asumir en su banca, porque renunció. El canismo, en cambio, sostiene que Mansilla igual resultó electo en dos ocasiones y que, por ende, cubrió el tope previsto en la Constitución. Lo curioso es que desde fines de mayo, cuando se confirmó la candidatura de Mansilla, en el alperovichismo daban por sentado que superaría todas las objeciones en la Junta Electoral. El guiño al senador, de paso, tranquiliza al massista Gerónimo Vargas Aignasse, porque su caso es similar (no ocupó la banca en 2007, pero sí en 2011). Los opositores, ayer, adelantaron que insistirán con las objeciones y resta saber cómo votará Jiménez respecto de Mansilla, con quien tuvo más de un enfrentamiento político cuando ambos militaban dentro del oficialismo. 

Por lo pronto, ni el alperovichismo ni el canismo están dispuestos a sentir que quedaron en desventaja dentro de la JEP. Es que si la pelea se definirá por puntos, no es lo mismo arrancar el conteo de votos sintiéndose dos a uno que uno a dos. 

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