Los consumidores sin cuenta bancaria pueden tener una billetera virtual

Los consumidores sin cuenta bancaria pueden tener una billetera virtual

En centros de pago, los usuarios pueden cargar el dinero de una compra que efectuaron en una tienda online. Especialistas explican que este mecanismo permite que personas o empresas compren y vendan por internet, sin necesidad de contar con una tarjeta de crédito.

Los consumidores sin cuenta bancaria pueden tener una billetera virtual
27 Julio 2015
Los sistemas de pago electrónicos no bancarizados afrontan, en la Argentina, el desafío de llegar a más personas para incluirlas en el circuito financiero. Estas herramientas digitales, que funcionan como verdaderas billeteras virtuales para comprar y vender por internet, permiten que aquellas personas que no tengan una cuenta bancaria accedan a las promociones y a los descuentos que ofrecen cada día las páginas de comercio electrónico.

En un informe, la empresa MercadoPago -que permite hacer transferencias on line de dinero entre compradores y vendedores- advierte que, según cifras recientes del Banco Mundial (BM), sólo el 50% de los argentinos tiene abierta una cuenta en una entidad bancaria. Por esta razón, señala el BM, el efectivo se mantiene como el medio de pago más utilizado por los consumidores.

A su vez, la consultora Euromonitor International precisa que, durante 2014, los argentinos efectuaron 8.422 millones de pagos en efectivo (190 por persona) y sólo hubo 400 millones de transacciones con tarjeta de débito, lo cual implica menos de una operación mensual, en promedio.

Sobre este punto, Mariano Garrasino, director de Ventas, Desarrollo de Negocios y Marketing de la empresa MercadoPago, señala que el auge creciente del comercio electrónico en la Argentina, y los atractivos descuentos que ofrecen los bancos y los comercios, impulsaron el uso de la tarjeta de crédito. De este modo, afirma el directivo, en 2014 fueron utilizadas unas 826 millones de veces por consumidores argentinos. Según registros de la consultora Euromonitor International, el uso de las tarjetas de crédito duplicó a las de débito, aunque se mantuvo muy lejos del dinero en efectivo.

“Al margen de las iniciativas del Gobierno, el nivel actual de bancarización transforma en una ilusión los descuentos del comercio electrónico, aleja a millones de compradores de aquellos comercios que no tienen la capacidad de aceptar tarjetas y hace más peligroso el arte de comprar, por la necesidad de manejar efectivo. En este escenario, los sistemas de pago electrónico dan nuevas posibilidades de inclusión a consumidores y a pequeños comercios”, analiza Garrasino.

Cómo funcionan

Los mecanismos de pago electrónico atraen a las personas no bancarizadas al comercio digital. En la actualidad, entre el 20% y el 25% de las ventas por internet en América Latina se concretan por mecanismos electrónicos no bancarizados. En México, por ejemplo, la cifra llega al 35%. “Esto demuestra que los pagos electrónicos son una herramienta probada de inclusión. Para miles de personas, los pagos electrónicos representan el primer paso para entrar en el comercio digital”, subraya Garrasino.

¿Cómo se usan estas herramientas? Plataformas de internet como Mercadopago.com.ar ofrecen a aquellas personas que no poseen tarjeta de crédito la oportunidad de tener y de abastecer en forma gratuita y sencilla una billetera virtual. Para cargar este monedero electrónico, los consumidores pueden acudir a agentes de pago habituales como Rapi Pago o Pago Fácil.

De este modo, los usuarios no bancarizados pueden aprovechar ofertas o promociones en portales de comercio electrónico. Simplemente deben imprimir un cupón y dirigirse al agente de pago. El monedero electrónico almacena el dinero del comprador en un formato digital, y lo transfiere al vendedor. El sistema de pago electrónico valida el dinero y organiza la transferencia a la cuenta del vendedor.

También existe la posibilidad de que el sistema de pago transfiera el dinero electrónico al monedero virtual del vendedor. “Los medios de pago electrónico incluyen a millones de pequeñas y medianas empresas y comercios que no tienen la estructura ni los recursos para aceptar tarjetas de crédito. Así, las brechas se cierran”, concluye Garrasino.

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