Pixeles: sólo para nostálgicos y poco exigentes

Pixeles: sólo para nostálgicos y poco exigentes

En una sonda enviada al espacio por la NASA en 1982 se incluyó el resumen de un torneo de videojuegos. A los personajes que protagonizaban aquellos clásicos del “arcade” apela una raza alienígena para atacar la Tierra. ¿Quiénes más que los gamers cuarentones pueden hacerse cargo de la defensa?

Pixeles: sólo para nostálgicos y poco exigentes
En YouTube puede verse “Pixels”, el corto del francés Patrick Jean en el que está basada la película de Chris Columbus, un juguete carísimo que a Sony le costó 110 millones de dólares. La cuestión es que los dos minutos y medio del corto son mucho más creativos, frescos e inteligentes que las casi dos horas que insume “Pixeles”. Y eso que el propio Jean formó parte del equipo de guionistas.

“Pixeles” es un ejercicio de nostalgia extrema, una cruzada ochentosa que va más allá de Pac Man, Space Invaders, Donkey Kong y el resto de los videojuegos que marcaron a la primera y ya lejana generación de gamers. La película dialoga permanente con ese pasado y cuela la intertextualidad por medio de personajes, expresiones y música (de Spandau Ballet a Tears for Fears). De esas alusiones casi permanentes a la cultura popular de tres décadas atrás se nutre “Pixeles” y establece a la vez un límite: quienes no comparten esos códigos están condenados a quedarse casi afuera de la historia.

Es lógico que el proyecto haya pasado por las manos de Chris Columbus, guionista de tres clásicos de la época (“Gremlins”, “Los Goonies”, “El secreto de la pirámide”) y hábil artesano de la comedia noventosa, hasta desembocar en la dirección de las primeras adaptaciones de Harry Potter a la pantalla. Columbus maneja ese lenguaje vintage con soltura y aquí lo combina con la recreación a máxima escala de la crema y nata del inolvidable arcade. Todo un sueño.

El problema de “Pixeles”, más allá de lo críptico de su lógica interna, es la pobreza extrema de los personajes, arrastrados por una sucesión de chistes de medio pelo, diálogos imposibles y un tono de comedia propio más bien de una estudiantina. Desde esa construcción, “Pixeles” interpela a un público netamente infantil... que es el que no entiende ni jota qué es eso del arcade. Nadie se salva: ni Adam Sandler, ni el hiperactivo Josh Gad ni la desperdiciada Michelle Monaghan. Mucho menos Peter Dinklage, quien debió extrañar horrores los brillantes soliloquios de Tyrion Lannister.

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