Abuelos modelo 2015: activos, independientes y con menos tiempo para los nietos.

Abuelos modelo 2015: activos, independientes y con menos tiempo para los nietos.

Los adultos mayores ya no quieren ser los niñeros de sus nietos. Muchos trabajan, salen con amigos de su edad, viajan y quieren aprender nuevas cosas: asisten a talleres e incluso van a la universidad. Mientras sus hijos les reclaman más atención, los abuelos revalorizan sus deseos y buscan un espacio para disfrutar de sus nietos, sin sentirse obligados a cuidarlos.

CRIARLOS NO, DISFRUTARLOS SÍ. Esa es la base de la relación que Lucía y su esposo Ángel tienen con sus pequeños nietos, Lisandro y Renata. LA GACETA / FOTO DE FLORENCIA ZURITA CRIARLOS NO, DISFRUTARLOS SÍ. Esa es la base de la relación que Lucía y su esposo Ángel tienen con sus pequeños nietos, Lisandro y Renata. LA GACETA / FOTO DE FLORENCIA ZURITA
A Lucía Daluz sus 62 años no le impiden bailar tango todos los fines de semana, ni dictar clases en la universidad, ni mucho menos viajar o terminar de escribir su libro sobre grafología. Es jubilada, madre de dos hijos y tiene -por ahora- dos nietos: un varón de tres años y una nena de un año y medio. “Los veo dos o tres veces a la semana, me gusta estar con ellos un rato, llevarlo al más grande a tomar un cafecito, cocinarles algo especial, pero nunca cuidarlos un día entero”, confiesa.

Cuando está con los pequeños Lisandro y Renata, Lucía se tira al piso a jugar, les presta el celular y los come a besos. “Amo disfrutarlos; no me gustaría tener que criarlos o ponerles los límites. Creo que para eso están los padres”, resalta esta abuela súper moderna y activa, que viste jeans y chatitas todos los días. Hace unos años se jubiló como maestra jardinera y comenzó a dedicarse a su otra pasión: la grafología. Inventó su propia técnica para medir las emociones en las firmas y está a punto de publicar un libro. Es docente de grafología forense y presidenta de la Fundación Centro de Estudios Grafológicos de Tucumán.

“Tiene la agenda completísima todo el tiempo”, cuenta Romina, de 34 años, la hija mayor de Lucía. Muy eventualmente -cuando agotó todas las posibilidades- le pide que le cuide los niños. “¡Y pensar que cuando yo era chica me pasaba todo el día en la casa de mis abuelos mientras mi mamá trabajaba!”, resalta. Pero no reniega. Supo adaptarse a la nueva realidad.

Los abuelos ya no son los de antes. Lejos del estereotipo del canoso con anteojos, disponible full time para el cuidado de sus nietos, cada vez son más los adultos mayores que se rebelan contra las tareas impuestas. “Los abuelos de este siglo tienen un montón de actividades sociales, muchos trabajan o quieren su tiempo para el esparcimiento, situaciones que los alejan cada vez más de ese destino casi ineludible que era el de cuidar a los nietos”, explica Aurora Rueda, especialista en Geriatría y Gerontología.

“Para ellos esto es visto como una conquista. Pero les genera conflictos con sus hijos, que trabajan jornadas completas y buscan apoyo y ayuda para lidiar con agendas apretadas de colegios, reuniones y actividades extra de los chicos”, añade.

La figura del “abuelo esclavo”, que tiene que renunciar a todo para criar a su nieto, está en extinción, sostiene Rueda. Lo que se asoma es el “abuelo compinche”, que vive el rol con mayor libertad. Pasa tiempo con sus nietos porque quiere, no por obligación. Y esos momentos son de puro disfrute. Muchos generan vínculos intergeneracionales: no tienen drama de pedirle ayuda a sus nietos para conocer el mundo en internet, celulares y redes sociales.

Lo que explica en parte esta nueva tendencia es que aumentó la esperanza de vida. Hoy los abuelos que tienen entre 55 y 70 años tienen por delante otros 15 o más años de vida. Además, tienen muchísima oferta de actividades diversas, detalla la experta en geriatría.

Calidad, no cantidad

Graciela Japaze es madre de dos hijos y abuela de seis nietos (uno está por nacer). Tiene 58 años y trabaja ocho horas por día. En sus ratos libres, esta psicóloga se dedica a su otra pasión: es músicoterapeuta. Y también asiste a los talleres de canto italiano del EPAM.

“La verdad que vivo a full, suelo viajar con frecuencia y tengo muy poco tiempo para mis nietos. Pero siempre trato de hacerme un ratito en la semana para verlos. Me encanta estar con ellos. Y me las ingenio para hacer actividades distintas porque tengo desde bebés hasta adolescentes. Ya que no es mucho el tiempo, trato de que sea de calidad”, relata.

Para Graciela, que los abuelos pasen menos ratos con los nietos no es sólo una cuestión de que los adultos mayores estén más ocupados. “Ahora es más difícil que antes conectarse con los chicos. Se aburren rápido o están siempre con la tecnología, algo que no todos manejamos”, especifica. “Para mí, la mejor estrategia sigue siendo la cocina. Cuando vienen, les pongo el delantal y nos divertimos con cualquier receta”, cuenta.

Cuando se jubile, Graciela piensa en seguir con sus proyectos. “No se me ocurre que usaré ese tiempo para cuidar nietos. No tengo conflicto con mis hijos por ese tema. Creo que estar a cargo de chicos durante varias horas, todos los días, no es algo gratificante para una abuela. Ya cuidamos a nuestros hijos; a nuestra edad no tenemos tanta paciencia ni ganas. Lo veo con mis amigas del EPAM que a veces tienen que estar con los nietos por obligación. Así no se puede disfrutarlos”, reflexiona.

Como Graciela y Lucía, cada vez más abuelos sienten que su vida ya no gira en torno a los nietos, sino en paralelo. Son activos e independientes, se involucran en nuevos proyectos y buscan sentirse vivos. Y coinciden en que lo mejor es buscar el equilibrio: no caer en la abuelidad esclava, pero tampoco desentenderse de su rol, porque el intercambio con los chicos sigue siendo una fuente inagotable de energía y rejuvenecimiento.

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