Francisco se reunió con las hijas de una Madre de Plaza de Mayo

Francisco se reunió con las hijas de una Madre de Plaza de Mayo

Esther Ballastrino había trabajado con el Papa en un laboratorio, cuando éste tenía 17 años.

FOTO TOMADA DE TWITTER/ @SIVORITELESUR FOTO TOMADA DE TWITTER/ @SIVORITELESUR
11 Julio 2015
ASUNCIÓN, PARAGUAY.- El Papa Francisco recibió hoy a dos de las hijas de Esther Ballestrino de Careaga, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, con quien el Pontífice trabajó cuando él tenía 17 años. La recepción fue en la nunciatura de Paraguay, en el marco de la gira latinoamericana por Ecuador, Bolivia y Paraguay.

Esther Ballestrino conoció a Francisco en 1953, cuando él se desempeñaba como técnico y ella era su jefa en el laboratorio Hickethier-Bachman. Llegó al país de su Paraguay natal, escapando de la dictadura de Hidingio Morinigo. En 1977, marcada por Alfredo Astiz, fue secuestrada -junto con Azucena Villaflor y dos monjas francesas-, y arrojada al mar en los vuelos de la muerte.

Ana Careaga relató que el encuentro "fue conmovedor, impresionante", según AFP. Afirmó que Francisco se emocionó cuando le entregaron, junto a su hermana Mabel, unos cuadros donde se lo ve "muy joven y delgado" junto a Ballestrino, en el laboratorio donde ambos trabajaban.

Toda la familia Ballestrino simpatizaba con el opositor Partido Revolucionario Febrerista. "El Papa nos dijo que mi mamá había dejado una huella muy grande en él porque le había enseñado a pensar y a trabajar con seriedad", explicó Ana y apuntó que la había recordado como "una amiga y compañera".

La familia Careaga sufrió en carne propia la represión del último régimen dictatorial en Argentina. Esther fue secuestrada el 8 de diciembre de 1977 junto a otras personas frente a la Iglesia de Santa Cruz de Buenos Aires por militares, informó Clarín.com. El grupo fue llevado a un centro clandestino de detención y finalmente sus cuerpos fueron arrojados al mar. Por su parte, su hija Ana logró sobrevivir a un secuestro, pero aún tiene un cuñado desaparecido.

El Papa ya había tenido contacto con esta historia cuando se desempeñaba como Arzobispo de Buenos Aires porque fue el encargado de autorizar que cinco cuerpos recuperados e identificados, entre ellos el de Ballestrino, fueran enterrados en el jardín de la Iglesia de Santa Cruz.

Ana, que continuó la lucha de su madre por los derechos Humanos y la justicia para las miles de víctimas de la dictadura, dijo que agradeció a Francisco las declaraciones en favor de los pobres y destacó el perdón que pidió por el genocidio indígena en la colonia española, indicó Infojus.com.

"Creo que el Papa está demostrando que está haciendo muchas cosas para cambiar la Iglesia. Voy a disfrutar sobre todo esta visita porque me parece que es un reconocimiento a mi madre", declaró Ana, en una entrevista a Radio El Mundo.

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