Francisco brindó una multitudinaria misa en Guayaquil

Francisco brindó una multitudinaria misa en Guayaquil

"Lo mejor para la familia está por venir, aunque todo parece derrumbarse, recen y esperen", dijo el Sumo Pontífice en su sermón.

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06 Julio 2015

ECUADOR.-  El papa Francisco brindó hoy una multitudianaria misa en el parque "Los Samanes" de la ciudad ecuatoriana de Guayaquil, con una concurrencia de cerca de un millón de personas. 

En su homilía, el papa resaltó el valor de la familia. "Lo mejor para la familia está por venir, aunque todo parece derrumbarse, recen y esperen", dijo el Sumo Pontífice en su sermón. 

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Vestido de blanco y dorado, el papa afirmó que desde la pareja se forma la familia, en la que se aprende "a amar, a pedir perdón, a perdonar, a construir una cultura de vida compartida y del respeto a quienes nos rodean". 

"El mejor de los vinos está por venir", insistió el papa citando el pasaje bíblico de las bodas de Caná, cuando el agua se convirtió en vino. "Murmúrenselo hasta creerse", dijo. 

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"El mejor de los vinos está venir, es el amor, es abrir el corazón, es arriesgarse en el amor; el mejor de los vinos está por venir cuando, con paciencia, dejamos en manos de Dios los problemas, confiando que él nos ayudará", aseguró. "Abrí tu corazón porque el mejor de los vinos va a venir", en especial para aquellos a los que "se les han roto todas las tinajas", añadió. 

Al subir al pretil, el papa sufrió un tropezón, pero fue socorrido por los sacerdotes que le rodeaban. 

Antes de iniciar la ceremonia litúrgica, hizo un recorrido por el parque con el "papamóvil", aunque sin detener el vehículo para acercarse a las personas. 

Los fieles, muchos de los cuales pernoctaron en el parque, blandían hacia el papamóvil sus rosarios, fotos del papa, cirios y otros recuerdos para que fueran bendecidos por el Sumo Pontífice. 

Durante la misa, el papa estuvo acompañado de autoridades eclesiásticas, mientras que en las primeras filas se ubicaron las autoridades civiles. 

A los lados del altar estaban las imágenes del Cristo del Consuelo y de la Virgen María de Guayaquil, de mucha devoción en la ciudad ecuatoriana, y que fueron trasladadas desde sus santuarios para la ocasión. 

Culminada la celebración eucarística, Jorge Mario Bergoglio se dirigió a un almuerzo privado con sacerdotes jesuitas en el colegio Javier de Guayaquil. 


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