Ocho ladrones entraron a una casa y golpearon a una familia

La madrugada de ayer fue eterna para una familia de Aguilares. Ocho delincuentes armados irrumpieron en su casa, los ataron, los golpearon, revolvieron todo y se llevaron la recaudación de su negocio. Una de las víctimas es un niño, que observó todos los movimientos de los asaltantes y también fue amenazado de muerte.

María Luz Escarlata, de 28 años, dormía junto a su hijo de ocho. Cuando se despertó, alrededor de las tres, había dos hombres armados al lado de su cama: uno parado en cada costado. “¡Dame la guita, dame la guita!”, le decían. La joven les contestó que sí, que ya les entregaba todo pero que no tocaran al niño. Y en ese instante escuchó los alaridos de su madre.

La mujer, que tiene 64 años, estaba tirada en el piso. Los asaltantes la habían atado de manos y pies, y la tenían boca abajo. “La pisoteaban en la espalda, le levantaban la cabeza y le golpeaban la cara contra el piso”, recordó Escarlata, todavía aterrorizada por la violenta escena que les tocó vivir. Como el niño les indicaba a los delincuentes dónde estaba el dinero, los asaltantes le pusieron un arma en la cabeza. Entonces Escarlata volvió a pedirles que lo soltaran, caminó hasta el frente de la casa, donde funciona un “Rapipago” y les entregó el bolsín con la plata. Pero la violencia seguía.

“Salgo a la cocina y veo que a mi tío lo tenían en el piso, atado de pies y manos. Mi hermano cerró una puerta para evitar que pasaran hacia otro ambiente de la casa, pero uno le rompió la puerta con el revolver y entraron. Quedó todo lastimado por los vidrios”, contó la joven.

Según recordó la víctima, eran siete delincuentes distribuidos por toda la casa, además de un octavo asaltante que custodiaba la puerta. Todo se desarrollaba sobre calle San Martín al 300, a tres cuadras de la plaza principal de Aguilares.

Organizados

Los ladrones permanecieron media hora dentro de la vivienda, siempre revolviendo todo y golpeando a las víctimas. Escarlata señaló que habían llegado equipados: no solo tenían armas, sino que habían llevado precintos para atarlos y hasta un cartel con la leyenda “clausurado” que colocaron en la puerta de vidrio del “Rapipago”.

Solo la joven se salvó de que la ataran, debido a que era ella quien les entregaría la plata. En un descuido de los delincuentes, la mujer sacó su teléfono celular e intentó llamar a la Policía, pero la descubrieron. Entonces la joven alcanzó a accionar la alarma de una empresa de seguridad privada a la que están suscriptos y los asaltantes escaparon del lugar.

Según precisó la joven, eran más de las cuatro cuando los ladrones abandonaron la casa. Se habían llevado varios teléfonos celulares y más de $ 80.000 en efectivo, que representaban la recaudación del sábado. “Ellos querían la plata y nada más”, remarcó la joven. Luego llegó la Policía y Escarlata llevó a su madre, que era la más golpeada, a la guardia del hospital.

“A mi mamá le hicieron puntos en la cabeza y tiene golpes en la boca. Estuvo internada hasta las ocho. Mi hermano también está lastimado por los vidrios de la puerta que rompieron”, señaló la joven.

Sin sospechosos

El violento asalto es investigado por personal de la comisaría de Aguilares y de la Brigada de Investigaciones de la Regional Sur, bajo las órdenes del comisario Humberto Ruezgas. Policías de Criminalística revisaron la casa en busca de huellas y ayer trabajaban en el caso.

La causa ingresó a la fiscalía de Instrucción de la II° Nominación del Centro Judicial Concepción, a cargo de Fabián Edgardo Rojas. Según comentaron a este diario fuentes de la investigación, hasta anoche no había sospechosos identificados. Además, se intentaba determinar si se trata de los mismos autores de otro robo de similares características que había ocurrido dos semanas atrás en esa misma ciudad.