Lejos de ser negativo, aburrirse en vacaciones puede disparar la creatividad de los chicos

Lejos de ser negativo, aburrirse en vacaciones puede disparar la creatividad de los chicos

Existe miedo a aburrirse y la tecnología es una salida. Este estado dispara la creatividad y el pensamiento reflexivo. Las vacaciones

06 Julio 2015
Están paradas en una ronda. Ya sonó la campana y en unos minutos las puertas del colegio se abrirán para que los chicos salgan y arranque oficialmente el período de vacaciones de invierno. “¿Qué van a hacer?”, pregunta una de las madres, apurando el debate. Se vienen dos semanas de ocio que no siempre coinciden con las de los padres. Y ahí está el dilema: “¿Qué hacer para que no se aburran?”.

El aburrimiento se presenta como una idea negra. Si fuera posible los chicos no querrían aburrirse nunca, y los padres tampoco quisieran verlos girar sobre sus ejes con la mirada perdida, los movimientos corporales lentos y pesados y la frase que cae como sopa de tuercas: “estoy aburrido”. Un reclamo para el que muchas veces no hay solución. ¿Es tan malo que se aburran? ¿Las vacaciones tienen que estar repletas de actividades? ¿Hay que hacer lo humanamente imposible para que no falte la diversión? No.

Facundo Manes, reconocido neurocientífico argentino, asegura que si los niños están todo el día conectados, se olvidan de lo introspectivo, de la imaginación, de soñar. Y que para que el cerebro funcione bien necesita desconectarse.

“A los niños se les debe permitir que se aburran para que puedan desarrollar su capacidad innata de ser creativos”, afirma un estudio realizado por expertos de la Universidad de Educación y Aprendizaje Permanente de la Universidad de East Anglia (Inglaterra).

Que el aburrimiento tiene mala prensa no es descabellado. Un estudio que publicó la revista Science concluye que las personas preferimos el dolor antes que el aburrimiento. Sí, así. Entre las pruebas que incluía la investigación, les pedían a los voluntarios que estuvieran 15 minutos sin distracciones. Algunos optaron por aplicarse pequeñas descargas eléctricas durante ese período, porque la idea de “navegar por su interior” les parecía insoportable después de varios minutos. Otro estudio concluyó que los niños de ahora se aburren más rápido que antes. Incluso, han llegado calcular que en un viaje en auto, a los 27 minutos ya manifiestan su estado de tedio total.

Intolerancia

¿Cuándo fue la última vez que te aburriste? Seguro que ante esa posibilidad agarraste el celular para revisar Facebook o Twitter. “La sociedad de consumo brinda cada vez más objetos y entretenimientos para llenar esa sensación de vacío”, opina Gladys Caram, psicopedagoga, psicóloga y profesora universitaria de “Teorías del aprendizaje”.

Este miedo al aburrimiento nos enfrenta -sugiere Caram- a la incapacidad de estar a solas. “Las vacaciones son la posibilidad de corte, de pausa y tiene que ser un reencuentro con uno mismo. La idea es no llenar a los niños de actividades y horarios”, dice.

Planear salidas al cine, a la plaza, a las casas de amigos está muy bien, pero si hay una tarde libre los padres no deberían agarrarse la cabeza. Entregarles la tablet o el control de la televisión no es una salida válida. “Cada vez hay mayor incapacidad de tolerar los espacios vacíos”, señala. Esto no es solo cosa de niños, los adultos tampoco soportan la idea de aburrirse y les genera angustia ver a sus hijos en ese estado.

“Una salida es preguntarles: ¿qué podés hacer para salir del aburrimiento?”, dice Caram. Explica que este estado dispara el pensamiento reflexivo y que nos pone frente a la posibilidad de conocernos más. Estas vacaciones no deben estar calculadas al milímetro, sino que hay que regalarles a los chicos la experiencia de ser ellos los que planeen qué hacer para distraerse.

“Mi vida sigue igual durante las vacaciones, así que cuando están aburridos les digo que usen la imaginación”, confiesa Natalia Trouvé, mamá de dos adolescentes, de 14 y 12 años, y de una nena de cuatro. Mientras tanto, el grupo de madres del primer párrafo, después de un breve debate, ya resolvió el dilema de las vacaciones: “un día en cada casa y punto”. Algo así como un grupo de autoayuda para ellas y un momento para que los chicos jueguen y se distraigan.

Tamaño texto
Comentarios
NOTICIAS RELACIONADAS
Comentarios