Cartas de lectores
INAUGURACION DEL COLEGIO TULIO INAUGURACION DEL COLEGIO TULIO
05 Julio 2015
LA CONFIANZA
La confianza, pensada como un depósito de verdades, dignas de ser formuladas y recibidas entre interlocutores válidos, genera una importancia tan grande como su fragilidad. La escenografía donde se realizan los actos de confianza tiene cierta atmósfera de secreto, de voz baja, de temor a ser descubierto en falsía y falacias. El íntimo parentesco entre lealtad y traición configura una suerte de asociación ilícita, al parecer políticamente inevitable, entre las partes en juego. Decir la verdad es requisito de la confianza. Por lo tanto, ser creído es indispensable para lograrla. Se ha acudido a toda clase de recursos en esta búsqueda medular de credibilidad. Así, en el dólar billete puede leerse “In God we trust” (“en Dios confiamos”) o (“con la garantía de Dios”) el dólar vale. ¡Pero qué garante! ¡Como para no creerle! Imagine, estimado lector, a Dios garante rodeado de solicitantes pidiéndole la firma. Similar al rápido “te juro por Dios” argentino, se trata de apelar a la credulidad que permita eterna confianza por vía de la fe. Recibir confianza aumenta el sentimiento de poder, confirmando así que lo confiado es para ser guardado o compartido, de ahí su ventaja y de ahí su peligro. Hoy por hoy son mucho más escasas las ocasiones de las cuales fiarse. Por eso, el conocido cartelito de algunos comercios que dice: “hoy no se fía, mañana sí”. Entonces, ¿será más seguro vivir bajo fianza? Los abusadores de todo tipo saben que lograr confianza es la llave de acceso a sus inconfesados propósitos. Será por eso que en nuestra sociedad, marcada por lo decepción constante, cada vez nos conocemos menos y nos desconfiamos más.

Osvaldo Aiziczon 


EL SABOR A VIDA
Cada día que comienza, con ese soplo sabor a vida, se encadena a cada momento que vivimos. Aquella noche había llovido con intensidad; muy cerca de la madrugada, las nubes se marcharon. Entonces, los primeros vestigios de la claridad del sol, el canto de los pájaros se convirtieron en un himno a la vida que nos invitaba a “vivir” con la intensidad tan profunda como seamos capaces de sentirla. Entonces disfrutamos de las caricias frescas de la brisa y de la cantidad de colores que a la vez que se multiplicaban cobraban más intensidad. Me permito recordad un momento que ha quedado grabado en mí, un viejo al que no olvidaré. Lo veía inquieto, absorto, asombrado. Le pregunté qué le pasaba por el alma. Me respondió de una manera simple, como todas las cosas hermosas de la vida. “Me parece imposible que pueda existir tanta cantidad de verdes...” En ese instante, comprendido lo que estaba viviendo: recuerdos, tristezas, alegrías, que se remansaban de pronto. Cuánto sabor a esperanzas, a sueños, a utopías, mientras miramos el cielo inmenso que pareciera al alcance de nuestras manos, que nos invita a volar hasta donde la mirada y la voz no alcanzan. Nuestra vidas cobran entonces una inmensidad que nunca hubiésemos imaginado antes y nos colman de felicidad, esa felicidad que está en nosotros y que aves dejamos postergada por olvidos. Después de casa lluvia, esos infinitos verdes siempre están, con esas brisas frescas de cada mañanita... No dejemos de revivir esos momentos no dejemos naufragar todas esas esperanzas que siguen palpitando en nuestros recuerdos. Mantengamos las antorchas siempre encendidas, con ese soplo que siempre llevamos en el alma y nos espera con ese inconfundible “sabor a vida”.

Héctor Bravo
Avda. Ejército del Norte 429, 5° piso “A”
San Miguel de Tucumán


MANUEL SERRANO PÉREZ (I)
Muchos años y muchos versos han pasado desde que Manuel Serrano Pérez descubriera la magia de la palabra. Por fortuna, supo dirigir su inteligencia y su corazón para que ellas, las palabras, testimonien la magia que las haga duraderas y para que ejerzan sus poderes encantatorios ante quienes sepan compartir las vibraciones de esa sensibilidad poco común frente a las luces y las sombras de la vida. El tema insoslayable de Serrano Pérez: la vida. El rescate de un momento para que evoque el lazo que lo anuda a quien urdiera su cadencia, a quien lanzara sus sílabas al viento y a la página para compartirlas. Bien supo él del gozo de encontrar ecos para el sentimiento. En uno de los últimos poemarios de su larga y valiosa obra, “Materia de cristal como un pecado”, Serrano Pérez comienza el periplo de este poemario con un texto de prosa poética que nos habla de encuentros mágicos con el hijo… “para tomarlo de la mano y regresarlo con una lámpara encendida”. Manolo, mire a su hijo, rehaga su gesto, glorifíquese en su talento para darle una nueva vida, y también a Liliana y, por supuesto, a su entrañable Mercedes. Sus vidas laten en sus poemas elegíacos, y de alguna manera en toda su poesía, porque son ellos los que hicieron de Manuel el Manuel que es nuestro. Aunque todo sea, y también seamos, materias de cristal.

Eugenia Flores de Molinillo


MANUEL SERRANO PÉREZ (II)
Cuando estaba como asesor de Asuntos Culturales en la Fundación para el Desarrollo Regional de la Universidad Nacional del Comahue, invité a Manuel Serrano Pérez y al Pato Gentilini. Manolo brindó dos magníficas conferencias en el aula magna: “Poetas rumanos” y “Una visión de Neruda”. El Pato tocó a sus anchas en el piano de cola. Dos días inolvidables. Invité a la embajada de Rumania a las conferencias. El embajador aceptó la invitación, pero luego se disculpó por razones de trabajo, y en su representación mandó al primer secretario, George Chivu, quien, de motu proprio exaltó la personalidad de Manolo, la trascendencia de sus aportes a la cultura rumana como traductor de sus poetas y autor del único diccionario rumano-castellano, etcétera. El diplomático  Chivu resultó ser una persona interesantísima, profundo conocedor de Latinoamérica, por haber estado en las embajadas rumanas de casi todos los países. Hablaba fluidamente el castellano, lengua en la que hizo un doctorado EE.UU. Nos hicimos muy amigos, varias veces lo visité en Buenos Aires, hasta su regreso a Europa.

Carlos Horacio Herrera


LA DENOSTADA VICKY
La Vicky, la pobre y denostada Vicky, logra lo que famosos y no tanto, lo que el mundo busca: estar en la vidriera de diarios y revistas, TV y radio, porque hace lo impensable. Quizás por eso, por lo impensable, y en cinco segundos se adueña del espacio mediático anhelado y soñado por todos, advirtió que ya los inventos como separaciones, infidelidades, traiciones, violencia de género que se utilizan sin piedad para trascender en la noticia, ya no surten efecto. Idea actitudes nuevas, simples en su ejecución y explosivas en su difusión, pero llamar escándalo a eso es un atropello y una inexactitud, es ni más ni menos otra de las claras manifestaciones que vivimos en un país donde se puede hacer lo que uno quiera porque la impunidad aureola los hechos y de pronto un juez puede dictar una sentencia inconcebible, o dejar en libertad al que se le canta. Se puede violar a un niño y culparlo a él de haberlo seducido, ocupar espacios en la calle que no son nuestros, revender entradas porque soy hincha de fútbol, hacer negociados a la vista de todos y a cara descubierta, asaltar, matar, en el total convencimiento que no va pasar nada, que nadie le va a pedir rendición de cuentas por ello. El Cambalache, de Discépolo, sigue vigente, más y más la transgresión rebasa los límites de la cordura y la convivencia. Los pilotos además de ser merecedores de todos los calificativos con que se los identifica, son los dueños del avión y pueden hacer con esa ave voladora lo que quieran, por lo menos así lo sintieron ellos.

Antonio Salazar


Los 90 años deL COLEGIO TULIO
Hoy se cumplen 90 años de la inauguración del Colegio Tulio García Fernández, construido con la donación de un millón de pesos efectuada por don Manuel García Fernández. En 1921, el padre salesiano Lorenzo Massa se encontraba abocado a la fundación de un colegio de artes y oficios; con tal motivo el 19 de marzo visitó en el ingenio Bella Vista al ingeniero Manuel García Fernández (h) para solicitarle una colaboración como lo estaba haciendo con otros industriales azucareros. Fue tan providencial esta visita que García Fernández adelantó la donación de un millón de pesos, pero la palabra definitiva debía darla su padre, que se encontraba en España en razón del fallecimiento de su hijo Tulio, ocurrido el 6 de febrero de 1921. El 24 de mayo de ese año, García Fernández llegó a Buenos Aires y le comunicó al padre Massa la confirmación de la donación en cuotas trimestrales de $65.000, con la condición que el colegio llevara el nombre de Tulio García Fernández, en cuya memoria se hacía la donación. De esta manera se concretó la construcción del colegio en terrenos donados por Serafina Romero de Nougués y se estableció una estrecha relación entre el padre Massa y la familia García Fernández. El 9 de julio de 1923, cuando García Fernández ya estaba gravemente enfermo, se descubrió una placa de bronce con la figura del donante y de su hijo con la leyenda “Homenaje de Tucumán a Manuel García Fernández” (esta placa se encuentra actualmente en el hall del colegio). García Fernández falleció el 17 de octubre de 1923, a la 0.36 y sus restos fueron trasladados en un tren especial a Buenos Aires a las 20 de ese día. Junto a los familiares viajaron en ese tren el padre Massa, Rafael Bernal, alumno salesiano y Juan Fernández Bravo, ex alumno; ellos tres hicieron uso de la palabra en el sepelio en el cementerio de La Recoleta. El tren llegó a la Estación Retiro a las 10 del 18 de octubre y lo recibieron junto a familiares y personalidades una numerosa delegación de padres salesianos, alumnos del colegio San Carlos, una compañía de exploradores de Don Bosco y la banda de música que acompañaron el cortejo hasta el cementerio. En ese mismo año, se realizó en Bella Vista un homenaje popular a García Fernández organizado por la Comisión de Homenaje que presidía el doctor José Ignacio Aráoz; al acto, asistieron el gobernador Octaviano Vera, sus ministros, legisladores y una numerosa comitiva. También ese año se celebró en la Catedral un funeral por iniciativa de la Obra de Don Bosco; ofició la misa el padre Massa asistiendo el obispo diocesano, monseñor Bernabé Piedrabuena, y una concurrencia que colmó la capacidad del templo. El 19 de septiembre de 1926, la Congregación Salesiana homenajeó a doña María Luisa Boucau de García Fernández y a sus hijos al inaugurar el salón de actos del Colegio (hoy llamado espacio cultural Don Bosco); asistieron el gobernador Miguel Campero, el obispo Piedrabuena y personalidades de Tucumán, calculándose que concurrieron tres mil personas al acto. En 1936, el papa Pío XI confirió a la señora de García Fernández una condecoración pontificia por su “generoso espíritu”, la que le fue entregada en el chalet del ingenio Bella Vista el 25 de agosto de ese año en una misa que ofició el obispo Agustín Barrere, pronunciando un brillante discurso el padre Tomás Gelat, director del Colegio Tulio. Asistieron 350 alumnos del Colegio y los exploradores de Don Bosco con su banda de música. Por último deseo hacer referencia que el 19 de marzo del corriente año, en ocasión de hacerle entrega al arzobispo de Tucumán, Alfredo Zecca, de la revista de la Fundación Bella Vista sobre los 120 años del templo de esa ciudad, el arzobispo, leyendo la nota sobre la donación de García Fernández tuvo elogiosos comentarios sobre el filántropo tucumano. 

Manuel Roberto Valeros

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