04 Julio 2015
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) estiman que, durante la próxima década, los precios reales de los productos agrícolas (commodities) tendrán una disminución gradual debido al alto rendimiento de los cultivos, mayor productividad y crecimiento más lento de la demanda mundial.
En el Informe Perspectivas Agrícolas 2015 2024, ambos organismos internacionales señalan que América latina y el Caribe mantendrán un liderazgo en la expansión de la agricultura por los mejores rendimientos en sus cultivos y a una expansión del área agrícola, pues se prevé un crecimiento anual de 1,8%. Agregaron que la baja del precio del petróleo también contribuirá al descenso del precio de los alimentos, así como de la energía y de los fertilizantes, y contribuirá a la supresión de los incentivos a la producción de biocombustibles de primera generación obtenidos a partir de cultivos destinados a usos alimentarios.
De acuerdo al informe, se prevé que el comercio agrícola crecerá a menor ritmo que en la década anterior, mientras que la proporción global de producción y consumo se mantendrán estables. Además, se registrará una creciente concentración de la exportación de productos agrícolas básicos entre unos pocos países exportadores, junto a una dispersión de las importaciones en un número cada vez mayor de países, tendencias que determinan la necesidad crucial de garantizar el buen funcionamiento de los mercados internacionales.
La FAO y la OCDE estiman que en la región Latinoamericana y el Caribe aumentará un 1,2% anual la producción de oleaginosas; la de trigo un 0,6%, y la de cereales secundarios un 0,7%.
Ambos organismos pronostican cambios importantes en la demanda en los países en desarrollo, donde el crecimiento demográfico, el aumento de la renta per cápita y la urbanización contribuirán a incrementar la demanda de alimentos. El aumento de ingresos incitará a los consumidores a elevar el nivel de ingesta de proteínas animales, indican.
No obstante, aseguraron que “los precios se mantendrán globalmente por encima del nivel que habían tenido antes del tirón experimentado en 2007-2008”.
Esta evolución general presenta diferencias significativas entre los productos vegetales de base, orientados claramente a la baja, y la carne, la leche y los cereales secundarios o las oleaginosas utilizados para alimentar al ganado, que se mantendrán a un nivel más alto.
En el Informe Perspectivas Agrícolas 2015 2024, ambos organismos internacionales señalan que América latina y el Caribe mantendrán un liderazgo en la expansión de la agricultura por los mejores rendimientos en sus cultivos y a una expansión del área agrícola, pues se prevé un crecimiento anual de 1,8%. Agregaron que la baja del precio del petróleo también contribuirá al descenso del precio de los alimentos, así como de la energía y de los fertilizantes, y contribuirá a la supresión de los incentivos a la producción de biocombustibles de primera generación obtenidos a partir de cultivos destinados a usos alimentarios.
De acuerdo al informe, se prevé que el comercio agrícola crecerá a menor ritmo que en la década anterior, mientras que la proporción global de producción y consumo se mantendrán estables. Además, se registrará una creciente concentración de la exportación de productos agrícolas básicos entre unos pocos países exportadores, junto a una dispersión de las importaciones en un número cada vez mayor de países, tendencias que determinan la necesidad crucial de garantizar el buen funcionamiento de los mercados internacionales.
La FAO y la OCDE estiman que en la región Latinoamericana y el Caribe aumentará un 1,2% anual la producción de oleaginosas; la de trigo un 0,6%, y la de cereales secundarios un 0,7%.
Ambos organismos pronostican cambios importantes en la demanda en los países en desarrollo, donde el crecimiento demográfico, el aumento de la renta per cápita y la urbanización contribuirán a incrementar la demanda de alimentos. El aumento de ingresos incitará a los consumidores a elevar el nivel de ingesta de proteínas animales, indican.
No obstante, aseguraron que “los precios se mantendrán globalmente por encima del nivel que habían tenido antes del tirón experimentado en 2007-2008”.
Esta evolución general presenta diferencias significativas entre los productos vegetales de base, orientados claramente a la baja, y la carne, la leche y los cereales secundarios o las oleaginosas utilizados para alimentar al ganado, que se mantendrán a un nivel más alto.
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